Este domingo, me encuentro con un dilema: explicar directamente el evangelio correspondiente o hacer referencia a la fiesta del día, la Sagrada Familia. Me inclino por esto último. Es necesario conocer algo sobre la familia judía para ver cómo se desarrolló la familia de Jesús, hija culturalmente de su época. Esto suele desconocerse y no sé por qué.
La familia era totalmente patriarcal. La autoridad del padre era absoluta, lo dominaba todo, hasta el punto de que negociaba los matrimonios y decidía el destino de las hijas. Jesús vivió este ambiente y, por ello, abogará en su predicación por unas relaciones familiares más fraternas, donde ese fuerte dominio patriarcal se sustituya por un mutuo servicio. Jesús, seguramente pensando en ese padre plenamente autoritario, dijo: <
Como preparación para dicho autoritarismo patriarcal, al cumplir los ocho años, los niños varones eran introducidos en ese mundo autoritario de los mayores donde se les enseñaba a ser <
Por otro lado, la reputación de la familia, estaba por encima de todo. Es necesario advertir que la familia de Jesús, según costumbre, no era sólo la pequeña célula familiar del padre, esposa e hijos. Jesús, como los demás, estaba integrado en una familia más extensa. Entre los hermanos y hermanas de Jesús, varios estarían casados y tendrían su pequeña familia. Todas ellas formarían la familia extensa de Jesús que, a la vez, sería una parte muy importante de la aldea de Nazaret. Y, todo este clan permanece vigilante para que nada ponga en entredicho su reputación.
Se vigilaba sobre todo a las mujeres. Ellas debían dar hijos varones para mantener el patriarcado. No podían mantener una relación sexual sin el consentimiento del grupo; esto, pues, no se oponía a la castidad que se les inculcaba.
Los judíos de la época de Jesús manifestaban, dos veces al día, su fe en un sólo Dios, por la mañana y por la noche, diciendo: <
Los varones judíos eran circuncidados a los ocho días de su nacimiento. Jesús, al ser circuncidado por su padre, este lo reconoce como hijo e ingresa en la comunidad de la Alianza.
Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, por haber tenido un hijo, fue al Templo para presentarlo al Señor. Es así como empieza el evangelio de hoy. Y termina diciendo: <
Reflexión: relee este comentario y hazte una idea del ambiente en que iba creciendo Jesús.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Domingo de la Sagrada Familia. 28/12/2008. Evangelio Lucas 2, 22-40
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Domingo IV de Adviento. 21/12/2008. Evangelio Lucas 1, 26-38
Para empezar, es necesario mencionar que Jesús tuvo hermanos. Ignoramos si nacieron antes o después de él. Así, en el evangelio de Marcos, capítulo 6, versículo 3, se menciona que los habitantes de Nazaret decían: "¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón?, ¿no están sus hermanas aquí con nosotros?". Según Maier, el investigador católico de más prestigio, da como lo más probable que los hermanos y hermanas de Jesús lo fueran realmente, no simplemente parientes. Siendo así, ¿no habría que poner en los Belenes a algún hermano/a al lado de la cuna?.
Si quitamos la virginidad de María, cerramos completamente la entrada a una verdadera fe cristológica. Cristo nos ha sido dado por gracia. Nos justificamos por la fe y no por las obras, aunque la fe, para no ser fe muerta, produce necesariamente obras buenas. La fe ha de ser, necesariamente, fe viva. Así, Jesús se nos da como un regalo de Dios Padre y no por concurso de varón. Dios se hace hombre por amor, para inyectar en los hombres su propia vida, para realizar una gran misión. Jesús se nos da por gracia, como el cielo se nos da gratis, por la fe viva. Por sólo las obras, por buenas que sean no podemos exigirle a Dios el cielo.
jueves, 11 de diciembre de 2008
Domingo III de Adviento. 14/12/2008. Evangelio de Juan 1, 6-8 y 19-28.
En el evangelio de hoy aparecen tres afirmaciones o temáticas: la referencia a la luz, el bautismo de Juan con su simbolismo, y, finalmente, el anuncio solemne de Jesús.
a) ... y la vida era la luz del hombre (Juan, cap. 1, vers. 4). Es decir, según Juan, para el hombre, la única luz de verdad es el resplandor de la vida. Pero, de una vida que realmente merezca ese nombre. Esa vida, propia de un hombre digno, que habita en el interior del hombre, que le hace realizarse en plenitud, esa vida es la que nos hace descubrir la luz en nuestro interior. Dios ha puesto esa luz dento del hombre, es la que lo orienta hacia el bien y lo atrae con fuerza. Esa luz sale de la misma vida del hombre.
Sin embargo, para los judíos, la luz significaba la misma Ley de Moisés. Esta Ley, y no la propia vida de un hombre justo y bueno, esta Ley, digo, era la luz para los judíos. Al contrario, en el evangelio de Juan, como terminamos de afirmar, "la vida es la luz del hombre"; sin embargo, para los judíos, "la Ley, a la que llaman Luz, es la vida del hombre". Al hombre no lo orienta una ley externa, sino que es la vida misma del hombre justo y bueno la que lo orienta y le da luz. En este sentido, la vida es antes que la doctrina.
Para el evangelio de hoy, la luz verdadera es la que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Pero, llegó un momento en que el hombre rechazó esta luz que habitaba en su corazón.
b) Juan el Bautista viene para dar testimonio de la Luz verdadera y le hacen una serie de preguntas a las que contesta negativamente: Yo no soy el Mesías. Ni Elías. Ni el profeta. Le preguntan definitivamente: ¿Entonces, por qué bautizas? Es necesario advertir que entre los judíos había bautismos, pero se bautizaban a sí mismos. Los había religiosos y civiles y tenían diversos significados. Sin embargo, nadie era bautizado por otro. Juan el Bautista bautizaba a los demás. No se bautizaban ellos mismos. Además, el bautismo del Bautista pide la ruptura con las instituciones, avivando el descontento que existía contra ellas. Romper con aquellas es encontrar la luz, encontrar el sentido de la vida. Es pasar de las tinieblas a la luz. Por algo se citan las palabras de Isaías.
c) El Bautista, dice no ser quien a desatarle a Jesús la correa de sus sandalias. El texto hace alusión a la ley judía, según la cual, cuando uno moría sin hijos, un pariente debía casarse con la viuda para dar hijos al difunto. Si el que tenía la obligación de hacerlo no la cumplía, otro podía sustituirlo. Para ello, el que accedía al matrimonio debía desatar la sandalia del que perdía tal derecho.
Por tanto, si Juan no puede desatar las sandalias a Jesús es que Jesús va a ser el verdadero Esposo. Los profetas, a menudo, presentaban la alianza entre Dios y su pueblo como una unión conyugal entre los mismos. Por tanto, Jesús nos ama con el amor de un verdadero Esposo.
Recordemos: ante las instituciones, debemos observar si nos permiten llevar una vida plenamente humana, para con nosotros y para con los demás. Si es así, son camino de luz. De lo contrario, se impone perfeccionarlas o, en lo necesario, no hacer caso de ellas.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Domingo II de Adviento. 07/12/2008. Evangelio de Marcos, 1, 1-8
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Domingo I de Adviento. 30/11/2008. Marcos, 13, 33-37
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. 23/11/2008. Mateo 25, 31-46
Resumen:
Se trata de la segunda venida del Hombre para dilucidar la suerte de los paganos. Entonces, primeramente dirá a los buenos, situados a su derecha:
- Venid a heredar el reino preparado para vosotros porque tuve hambre y me dísteis de comer, tuve sed y me dísteis de beber, fui extranjero y me recogísteis, estuve desnudo y me vestísteis, enfermo y me visitásteis...
Y el rey les dirá además:
- Cada vez que lo hicísteis con uno de estos.... conmigo lo hicísteis.
A los de su izquierda, les dirá:
- Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Estos habían hecho todo lo contrario de los anteriores, e irán al castigo definitivo, mientras que los primeros, irán a la vida definitiva.
Comentario:
Mateo, en su evangelio presenta primeramente la venida del Hombre que viene a salvar a los suyos, es decir, a los judíos. Para ello, véase el capítulo 24, especialmente los versículos 29-31. Su narración está hecha en estilo literario apocalíptico y la mención del sol, la luna y las estrellas se hace porque eran tenidos por dioses.
Ahora, Mateo afronta el problema de la suerte de los paganos. Estamos situados en la época histórica después de la destrucción de Jerusalén, pues en 24, 29 comienzan los acontecimientos propios que siguen a la misma.
La suerte de los paganos depende de cual haya sido su actitud ante "el Hombre"; si estuvieron de su parte, cuidando del necesitado tendrán vida eterna. Según el evangelio de hoy, la actitud de ayuda al hombre y la solidaridad son los valores supremos para la salvación. Esto se dice para todos. Sin embargo, aglutinando todos los pasajes del Nuevo Testamento, para los creyentes, estos valores deben proceder de una fe sólida, fuerte, que nos proyecta a realizar dichas obras como hijas que son de una verdadera vida de unión a Cristo. No olvidemos que San Pablo nos dice en la carta a los romanos que nos salvamos por la fe y no por las obras; lo dice en más de una ocasión. En consecuencia, ya sabemos lo fuerte y profunda que debe ser nuestra fe en Jesús y no una fe cualquiera. Ha de ser una fe que nos arrastre a realizar, con verdadero amor, las obras de las que en este evangelio nos habla Jesús.
Según el versículo 42 que dice:
- Id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles...
se nos confirma, una vez más, que en la época de Jesús aún no se pensaba que el diablo estuviese en el fuego eterno, sino que éste estaba preparado para él. El diablo es siempre el símbolo del poder opresor. Por otra parte, el evangelista Mateo, omite en este episodio el mencionar la resurrección.
viernes, 14 de noviembre de 2008
Domingo XXXIII del tiempo ordinario. 16/11/2008. Mateo 25, 14-30
jueves, 6 de noviembre de 2008
Domingo XXXII del tiempo ordinario. 09/11/2008. Mateo 25, 1-13
A media noche, avisan que llega el novio y que deben salir a recibirlo. Entonces, las necias piden aceite a las sensatas porque se les apaga el candil. Habían dormido de noche y no se habían provisto de suficiente. Las muchachas sensatas contestan que es mejor que vayan a comprarlo porque es posible que el aceite no alcance para todas.
Mientras marchan a comprarlo, llegó el novio. Las que estaban preparadas entraron a la boda y se cerró la puerta, que ya no se abrió para las otras.
Jesús concluye: "estad en vela, que no sabeis el día ni la hora".
miércoles, 29 de octubre de 2008
Conmemoración de todos los fieles difuntos. 02/11/08. Lucas 24, 13-35.
- "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!...".
Los dos discípulos invitan a Jesús para que se quede con ellos, pues ya anochecía. Jesús se queda y sentado a la mesa, toma el pan, pronuncia la bendición, lo parte y se lo da. En este momento, a los discípulos se les abrieron los ojos y le reconocieron. Pero él desapareció...
Ellos, entonces, comentaron:
- "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?".
Este comentario constituye la parte central del evangelio de hoy. Lo que les ha ocurrido a los discípulos de Emaús es una "gracia". Ellos han sido alcanzados por Cristo. El resucitado se ha apoderado de ellos. En esta experiencia descubrieron el poder de la resurrección de Jesús. Todo esto se puede repetir aplicándolo a Pablo. Frase por frase. Todos adquieren conciencia de que se les está revelando el misterio que encierra Jesús. Este, para ellos, se hace diáfano y luminoso. Todo es una gracia, algo que no se explica en términos psicológicos. Es una grandiosa realidad. Pablo se siente "un hombre nuevo". Los de Emaús dan la vuelta para comunicar a los demás "como ardía su corazón".
El hecho de la cena se narra con las mismas palabras de la Eucaristía: sentado a la mesa con ellos, "tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio". A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Como se ve, lo reconocieron al partir el pan. ¡Allí estaba Jesús! ¡Qué realidad tan preciosa!. Siguiendo el mandato del Señor cuando partimos el pan de la Cena, de la Eucaristía, allí está Jesús. Y si tratamos de vivirlo por la fe, cada vez nos enamorará más. Es el tierno encanto de Jesús. ¡Qué pena que muchos de entre nosotros abandonen el estar junto a Jesús y no se preocupen de recibirlo con frecuencia!.
Cuando el texto evangélico de hoy gira alrededor del partir el pan ¡por algo será!.
Reflexión: aunque sea repetición, es preciso reflexionar como creyentes que somos y, de una vez, decidirnos ¡a comulgar!. Entonces, llegaremos a comprender a los discípulos de Emaús.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Domingo XXX del tiempo ordinario. 26/10/2008. Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?". Él le dijo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas".
La pregunta que los fariseos hacen a Jesús era una cuestión muy discutida entre los judíos. Unos decían que el hombre no era quien a determinar lo que era más importante en la Ley de Dios. Si venía de Dios, toda ella era importante. Sin embargo, dominaba la idea de que el mandamiento más importante era la observancia del sábado, que para nosotros sería ir a misa el domingo. Muy pocos eran los judíos que ponían, en primer lugar, el amor a Dios y al prójimo.
En la Ley judía, existían 613 mandamientos; de ellos, 365 negativos y 248 positivos. No había algo que pudiera aglutinarlos a todos, como una orientación para el israelita. Ahora, Jesús, al poner como mandamiento principal que se debe amar a Dios "con todo tu corazón, con toda el alma, con toda tu mente", manifiesta, conforme al significado de las palabras hebreas, que el amor con que debemos amar a Dios no es un mero sentimiento, sino algo que debe dirigir de verdad nuestras vidas. Ser ese el mandamiento principal significa que es el que da sentido a todos los demás mandamientos. Pero, hay una dimensión del primer mandamiento tan importante como él mismo. Los mandamientos son inseparables: quien da de verdad su adhesión a Dios ha de conformar su conducta a la conducta de Dios, que ama de verdad al hombre.
Esta equiparación de los dos mandamientos, del amor a Dios y al prójimo, asignándolos como los mandamientos principales, hace que el resto de la Ley crisitana o de los mandamientos sean sólamente corolarios de esta orientación fundamental de la vida. En este sentido, los mandamientos de la Iglesia no están bien formulados cuando en vez de confirmar que el primer mandamiento es "amar a Dios sobre todas las cosas", afirma, como tal primero, que es "oir misa entera todos los domingos y fiestas de guardar". De esta reflexión, obviamente, se pueden sacar varias conclusiones. Por ejemplo: a veces, se debe perder la misa para cuidar o atender al prójimo o, en concreto, a un enfermo. Se pueden hacer más reflexiones en este sentido, sin necesidad de llegar a una conciencia laxa.
viernes, 17 de octubre de 2008
Domingo XXIX del tiempo ordinario. 19/10/2008. Mateo, 22, 15-21.
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?". Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: "Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto". Le presentaron un denario. Él les preguntó: "¿De quién son esta cara y esta inscripción?". Le respondieron: "Del César". Entonces les replicó: "Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Los enemigos de Jesús le envían un grupo de fariseos y otro de partidarios de Herodes. Deben hacerle una pregunta capciosa. Si contesta arfirmativamente, Jesús se atraerá el odio del pueblo, y si negativamente, podría ser detenido como sedicioso por las autoridades romanas.
Al hacerle la pregunta a Jesús, alaban su sinceridad y que, por encima de todo, dice la verdad sin importarle lo que diga la gente. Ojalá se pudiera decir lo mismo de cada uno de los cristianos, empezando por nosotros mismos. Ser sinceros y decir la verdad, supone haber reflexionado con el evangelio en la mano, con buen conocimiento exegético, y habiendo sopesado los signos de los tiempos. Estos nunca pueden despreciarse sin más, aunque a la jerarquía le cueste bastante trabajo tenerlos en cuenta. Nosotros, los cristianos de a pie, no podemos ser en todo obedientes sumisos a cuanto diga la jerarquía. Debemos pensar con responsabilidad de apóstoles creyentes, con pensamiento propio. La iglesia somos todos y nosotros somos mayoría: si somos responsables, no podemos ser ovejas sumisas. Si así hiciésemos, nuestro peso ante la sociedad sería mucho mayor, pues demostraría que, como cristianos, estamos vivos. Todo con tal de saber llegar a un mínimo de unidad, como sería nuestro deseo de amar a Jesús y el amor entre nosotros, a pesar de alguna diversidad.
Me pregunto: ¿Por qué a Jesús se le ocurrió la respuesta de "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"?. Es una respuesta inteligente que sólo se le ocurre al que obra libremente, sin estar sometido a una ideología. Estas tratan de llevar a alguien al poder o de mantenerlo en él. Jesús no ambiciona poder, obra con plena libertad y dice la verdad cueste lo que cueste; está a las verdes y a las maduras.
Una persona libre no está condicionada ideológicamente. No aspira al poder y dice libremente lo que siente. Sea a favor de Dios o de los hombres. ¡Cuidado, que también en nuestra Iglesia entran, a menudo, las ideologías!.
jueves, 2 de octubre de 2008
Domingo XXVIII del tiempo ordinario. 12/10/2008.Mateo 22, 1-14
- Id por los caminos e invitad a todos los que encontréis.
Entonces, la sala del banquete se llenó de comensales.
Cuando entró el rey a saludar a los comensales vió que uno no iba vestido de fiesta. Entonces el rey mandó atarlo de pies y manos y arrojarlo a las tinieblas, donde será el llanto y el rechinar de dientes.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.
Esta parábola responde a la actitud que muestran los sumos sacerdotes (o jerarquía de aquella época) después de oir las de los domingos anteriores.
El rey no solía comer con sus invitados, sino aparte, pero iba a saludarlos. En el evangelio de Mateo, el traje de fiesta se identifica con el cumplimiento de las condiciones que exige la adhesión a Jesús (Mateo, 5, 3-10; 16, 24). La frase final es algo difícil de comprender a primera vista. Me refiero a "Muchos son los lllamados y pocos los escogidos". Para nosotros, la diferencia entre "muchos" y "pocos" es grande, pero entre los hebreos y los arameos era suficiente la diferencia de uno. Podríamos traducir: "muchos son los llamados y uno menos los escogidos" o "hay más llamados que escogidos" o "la inmensa mayoría son escogidos".
En hebreo y arameo, el comparativo de superioridad (más que) se expresa con una oposición de contrarios, por ejemplo: "Amé a Jacob y odié a Esaú" (Romanos, 9,13) debe traducirse por: "Amé a Jacob más que a Esaú". Cuando en el evangelio se dice que debemos "Amar a Jesús y odiar a nuestro padre" (Lucas, 14, 26) equivale a "Amar a Jesús más que a nuestro padre", lo que no quita para que amemos muchísimo a nuestro padre. Son modismos de los idiomas.
Este evangelio trata, pues, de una advertencia a los cristianos para que respondan con una verdadera conversión o nuevo traje al llamamiento gratuito que nos hace Jesús.
lunes, 29 de septiembre de 2008
Domingo XXVII del tiempo ordinario. 05/10/2008. Mateo 21, 33-43
Jesús pregunta:
- Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?.
Le contestaron:
- Los hará morir y alquilará a otros la viña.
Jesús, entonces, les recordó lo que dice la Escritura:
- La piedra que desecharon los constructores es ahora piedra angular. Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca frutos.
Jesús, con esta parábola, sigue reclamando la atención de los dirigentes y, por lo tanto, para ellos debe ir la predicación como la semana pasada. En nuestro caso, a los sacerdotes y a los obispos, que son nuestros dirigentes. Pero, los predicadores seguirán saboteando este evangelio como sucedió el domingo pasado. Yo pude presenciarlo en algunas homilías. Como dice el refrán, ¿quién se atreve a poner el cascabel al gato? Aclaremos las cosas. La Iglesia somos todos. Por eso, cuando afirmamos que tal asunto lo dice la Iglesia, no es verdad, si no sabemos distinguir las cosas y tener conceptos claros o hablar con precisión. Los dirigentes solos no son la Iglesia, necesitan de los demás creyentes y no pueden decidir en todo considerando a estos como menores de edad a los que hay que dárselo todo hecho y, que por lo mismo, deben someterse a los dictados o normas de aquellos, sin ninguna otra razón. Partimos de que el dueño de la viña es Dios y da la impresión de que otros se apoderan de esa viña y la gobiernan según su gusto.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Domingo XXVI del tiempo ordinario. 28/09/2008. Mateo 21, 28-32
Sería duro que Jesús tuviese que decir a nuestros sacerdotes y obispos aquello de "os aseguro que los recaudadores y las prostitutas os llevan la delantera para entrar en el reino de Dios". Hoy día, nuestros jerarcas deben estar muy ojo avizor de todos los avances de interpretación bíblica para ir cambiando la mentalidad y la orientación de los cristianos de a pie. Nuestra fe, o mejor, la interpretación de nuestra fe, sin dejar de ser auténtica, debe salirse de los cauces culturales propios de otras épocas y de otras culturas, para insertarse en la cultura actual con todo lo que tiene de bueno y de purificación de nuestra fe.
Vuelvo a recodar que este evangelio continúa el episodio anterior, sin solución de continuidad. Por ello, Jesús sigue dirigiéndose a los sumos sacerdotes y senadores, aunque ello se oculte en la lectura evangélica de hoy. Se dirige, pues, a las autoridades religiosas de hoy día.
Aunque siempre recordamos la necesidad de leer el evangelio antes de ver este comentario, voy a dar una visión general del mismo.
- Hijo vete a trabajar a la viña.
El hijo contestó:
- No quiero.
Pero después fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Pero no quiso ir. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad del padre?
Y ahora viene aquello de que fácilmente los recaudadores y las prostitutas adelantarán a los jerarcas religiosos en el reino de Dios. Pero no generalicemos, hay jefes religiosos excelentes. Para ellos, la bendición de Dios.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Domingo XXV del Tiempo Ordinario. 21/09/2008. Mateo 20, 1-16
Por todo ello, los obispos deben pastorear, no gobernar con su cayado que, para disimular, lo llaman báculo. Un obispo debe atender el clamor de los creyentes, a quienes representa, y no estar por encima de ellos. En el reino de Dios, debe ser el último entre los últimos, y esto conlleva una profunda, recalcamos, profunda reflexión mirando a Cristo, como se decía en el evangelio anterior. Pero, no mirando a Cristo con nuestras ideas previas, o mejor, con nuestra ideología. Un obispo no puede permitir que en su pastoreo entren las ideologías, y esto, por desgracia, sucede muy frecuentemente. No se olvide que, a menudo, las ideologías tienen apariencia cristiana. En esos casos es muy difícil separar la paja del trigo. Y, máxime, cuando las ideologías se arrastran desde el Vaticano. Por favor, que nadie piense que, por decir esto, yo no soy creyente. Amo a Dios y en consecuencia a Jesús con todas mis fuerzas y me confieso católico. Aunque lo diga de los obispos, todos debemos aplicarnos el cuento comprendiendo la experiencia cristiana de los demás, aunque sea distinta a la nuestra.
La parábola no necesita más explicación, habla por sí sola. Un viñador llama a trabajar a su viña. A unos, por la mañana y a los demás a diversas horas del día. Al final, a la hora de pagar, empieza por los últimos, lo que hace que a los primeros la boca se les haga agua, pensando que cobrarán bastante más de lo que pensaban. Pero no sucede así. Todos cobran igual. Uno protesta y el viñador le responde: no te hago ninguna injusticia. Si quiero darle a este otro igual que a ti ¿es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? Los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Es decir, todos serán los primeros y todos serán los últimos. Todos serán iguales.
El evangelio nos invita a reflexiones muy profundas, pero casi siempre nos las arreglamos para obviarlas, dejándolas a un lado. Para comprender bien las reflexiones que aquí se hacen, debe leerse antes el evangelio correspondiente.
Reflexión: la profundización del evangelio nos librará de muchas ideologías.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Exaltación de la Santa Cruz, fiesta. 14/09/2008. Evangelio Juan, 3, 13-17
1º. El origen de Jesús (vers. 13).
2º. La cruz, aunque figuradamente (vers. 14).
3º. La adhesión a Jesús (vers. 15-16).
1º. En el versículo 13 se menciona la palabra "cielo". En Juan, las expresiones sobre el "cielo" no deben tomarse en sentido espacial. El cielo, para él, no es un espacio determinado, no es un lugar. Dios es Espíritu, no ocupa lugar, está en todas partes. No tenemos los humanos otra forma de hablar, no podemos expresarnos de otra manera, pero sí podemos de alguna forma tratar de comprenderlo. Dios no ocupa lugar alguno y por lo tanto el cielo tampoco. El cielo está donde está Dios, donde podemos disfrutar de su maravillosa presencia.
Por todo ello, cuando Jesús dice de sí mismo que es "el que bajó del cielo" quiere decir que su origen no es simplemente humano, sino que procede de Dios.
2º. Según el libro de la Biblia llamado Números, cap. 21, vers. 9, ante una plaga de serpientes venenosas, Moisés, por mandato de Dios, fabrica una serpiente de bronce y la levanta en un poste. El que era mordido, miraba a la serpiente alzada y quedaba curado o,con mejor traducción, vivía. Basándose en este antiguo episodio, Juan construye un paralelismo diciendo que "así tiene que ser levantado este Hombre (es decir, Jesús mismo)". Es una clara referencia a Jesús, que será levantado en la Cruz. Este es el motivo, sin lugar a dudas, de haber escogido este trozo evangélico como lectura para la fiesta de hoy, fiesta de la exaltación de la Santa Cruz.
3º. En los versículos 15 y 16 sale la palabra "adhesión" que el evangelio de hoy traduce por el verbo "creer". "Adhesión" es una traducción más exacta y con más fuerza que la del verbo "creer". El Hombre (Jesús) levantado en alto es lugar de referencia fijo, punto en el que tienen que converger todas nuestras miradas. Lo que el misal traduce por "creer" corresponde en la comparación de la serpiente a "mirar" teniendo la mirada fija en Él, en Jesús, esperando la vida. "Adhesión" refleja esa mirada fija. De Jesús viene la vida y a Él hay que mirar fijamente esperando la salvación, esperando la vida definitiva. Ese mirar fijamente expresa la profunda adhesión a Jesús. Pero es un mirar fijo lleno de actividdad. Es descubrir el amor que Dios nos tiene (vers. 17) un día y otro día, y obrar en consecuencia como se deduce del resto del evangelio.
jueves, 11 de septiembre de 2008
Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (7-9-2008) Mateo 18, 15-20
- Conflicto entre dos miembros de la comunidad cristiana.
- El poder de atar y desatar.
- La reunión en nombre de Jesús.
Refiriéndonos al primer apartado, una ofensa puede juzgarse desde el punto de vista del ofensor o del ofendido. Jesús, en este pasaje, no prescribe al ofensor que vaya a pedir perdón al ofendido, sino al revés, es el ofendido quien debe tomar la iniciativa. Él debe mostrar que ha perdonado como fruto de una reconciliación.
Hoy, en el versículo 15, encontramos en el misal una traducción con la que no estamos de acuerdo. Aquel dice: "si tu hermano peca". Sin embargo, de un estudio de los manuscritos y códices así como de la estructura literaria, se deduce que la auténtica traducción debe ser: "si tu hermano te ofende".
Lógicamente, en el caso de una ofensa personal se trata de un conflicto entre dos miembros de la comunidad. Según nos dice el evangelio de hoy, el ofensor tiene obligación de reconocer su culpa y aceptar la reconciliación. De lo contrario, por negarse a restablecer la unidad de la comunidad seguidora de Jesús, será sancionado.
A continuación, Jesús repite manifiestamente a la comunidad lo que en Mateo 16 (domingo XXI anterior) había dicho a Pedro como representante de la misma: "lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo". Aquí, como allí, lo dice a todos los discípulos, no sólo a Pedro, y no sólo a los apóstoles. A todos los discípulos, que también somos tu y yo. Lo dice a toda la comunidad. No se refiere, como alguna vez se ha dicho y dicen algunos, a perdonar los pecados por la confesión. Tampoco se refiere a que el Papa tenga un poder absoluto en la materia religiosa. Esto ya quedó explicado en el evangelio anteriormente indicado.
Lo que sigue termina con una frase que sirve de resumen: "donde están dos o tres reunidos hacia mí (apelando a mí), allí estoy yo, en medio de ellos". Solemos decir: "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo". Cada uno de nosotros debe matizar la diferencia entre una traducción buena como la indicada en primer lugar, y otra no del todo correcta como la que a menudo decimos.
Sigamos con esta última frase: "reunidos hacia Jesús, apelando a Él" significa tenerle en cuenta, pero no de cualquier manera. Es conocer el sentido bíblico de los textos, y no tergiversarlos por una tradición interpretativa equivocada. Es querer de verdad seguir el espíritu de Jesús. Es orar con espíritu de verdad, de sinceridad, de amor hacia Jesús. Es realizar el milagro de romper con ideologías que nos encadenan y nos separan de Dios y de Jesús. Así estaremos reunidos en nombre de Jesús, mirando hacia Él, apelando a Él. Y Él estará en medio de nosotros.
Reflexión: sin separarte de Jesús, Dios entre nosotros, y teniendo en cuenta el pensamiento evangélico, acostúmbrate a obrar con una gran libertad cristiana.
sábado, 30 de agosto de 2008
Domingo XXII del Tiempo Ordinario. 31-8-2008. Mateo, 16,21-27
En el evangelio de hoy, Jesús comienza afirmando que va a padecer a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados; que será ejecutado y que resucitará al tercer día
Para comprender la tensión que se vive entre Jesús y las instituciones oficiales que lo conducirán a morir ejecutado, es preciso conocer la clave que da sentido a la vida del propio Jesús. Este ha dedicado su tiempo, sus fuerzas y su vida entera a lo que él llama "reino de Dios". Este es el núcleo de su predicación, su convencimiento más profundo, lo que anima toda su actividad. El "reino de Dios" es la clave para captar el sentido que Jesús da a su vida, y para entender el proyecto que quiere ver realizado en su propia tierra y en todo el mundo. Hasta tal punto, y aunque sorprenda a más de uno, Jesús solamente habló del "reino de Dios", no de la "Iglesia". El "reino de Dios" aparece 120 veces en los evangelios sinópticos; sin embargo, la "iglesia" sólo aparece 2 veces: Mateo,16,18 y 18,17. Como se ve, el término "iglesia" no es con toda la claridad un término empleado por Jesús. El "reino de Dios" lleva toda la primacía. Dios se interesa realmente por la vida de las gentes, no tanto por cuestiones religiosas que a ellas se les escapan: el "reino de Dios" responde a sus aspiraciones más hondas. Entrar en el "reino de Dios" es provocar una revolución social. Para ello, es necesario salir de los imperios o del juego que imponen los poderosos del dinero, los jefes de las naciones o las jerarquías religiosas. Tocar a estas gentes, de una forma o de otra, supone, a menudo entrar en graves problemas. Los senadores, mencionados al comienzo, eran grandes terratenientes y el núcleo del partido saduceo. Los sumos sacerdotes ocupaban los altos cargos y eran también del partido saduceo.El tercer grupo del Gran Consejo eran miembros, en su mayoría, del partido fariseo. Y todos ellos, según el versículo 21 de este evangelio, so los que van a hacer que Jesús padezca lo indecible y los que, en definitiva, harán que sea ejecutado. El "reino de Dios" no es la Iglesia como institución. La institución eclesial puede sucumbir y realizar sus alianzas opresoras con los ricos y poderosos. El "reino de Dios" es gracia antes que juicio; los pecadores y las prostitutas pueden alegrarse, beber vino y cantar junto a Jesús. Estas comidas los van curando desde dentro. Dios no es un juez, es un amigo que se les acerca ofreciendo su amistad. Esos pecadores y prostitutas pasan de la discriminación social a la amistad con Jesús, que les devuelve su dignidad y los va acercando a Dios. Hoy, no podemos extendernos más para explicar el "reino de Dios". Pero, no cabe duda, las consecuencias de su predicación fueron el principal explosivo que llevó a Jesús a sufrimientos indescriptibles y a la muerte.
viernes, 22 de agosto de 2008
Domingo XXI del Tiempo Ordinario (24-8-2008). Mateo, 16,13-20
Se ha de afirmar con toda la energía, que el texto evangélico que se va a leer en todas las parroquias españolas no está bien traducido pues no contrapone PIEDRA a ROCA, por el contrario, dice así: "Tu eres PIEDRA y sobre esta PIEDRA voy a edificar mi Iglesia […]".
martes, 12 de agosto de 2008
Domingo XX del Tiempo Ordinario. 17/08/2008. Mateo 15, 21-28
- "Me han enviado sólo para las quejas descarriadas de Israel". Ella lo alcanza y vuelve a pedirle:
-"¡Socórreme, Señor!".
Jesús sigue insistiendo en que el pan es para los hijos (los judíos), no para los perrillos (los paganos).
La mujer persiste llamándole "Señor" y le dice que también los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
Jesús le dice que su fe es grande y que se cumpla lo que desea.
En aquel momento quedó curada su hija.
Como hemos visto, la mujer pagana llama siempre "Señor" a Jesús. Como ya dijimos otras veces, llamar "Señor" a Jesús, es situarse fuera de la vida terrena de Jesús y dentro de la primitiva comunidad cristiana. Jesús resucitado es el "Señor".
Un problema que se plantea después de la muerte de Jesús es sobre la predicación a los paganos, o no judíos, y su integración entre los cristianos. En este evangelio se elimina toda discriminación. Todos tienen derecho a que se les predique la Buena Noticia y a ser cristianos. Tanto en este caso, como en el del endemoniado sordo y mudo (Mateo 12, 22), Jesús no expulsa el demonio, pero la persona queda curada. Y es que no lo expulsa porque, en este caso, demonio equivalía a una ideología que domina a la persona. La ideología era que los paganos no pueden ser Hijos de Dios, no pueden recibir la Buena Noticia, como queda dicho. Pero Jesús dice que no sólo los judíos, también los paganos pueden tener una fe fuerte en Él y esta fe elimina todas las barreras. Entonces, Jesús cura a la muchacha.
Hoy día, yo disfruto cuando veo a un negro africano, por ejemplo, ir a mi lado, con gran fe a comulgar. No hay discriminación alguna entre razas y pueblos. Es el gran milagro del Señor.
viernes, 8 de agosto de 2008
Domingo XIX del Tiempo Ordinario (10/08/2008). Mateo, 14, 24-33
La fe con la que debemos aceptar a Jesús es la fe llena de amor y confianza. Es la que nos entrega a Él en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, es decir, todos los días de nuestra vida. Esta adhesión a Jesús es la que dará solidez a nuestra vida y la llenará de paz y felicidad a pesar de todas las dificultades.
Refiriéndonos al evangelio de hoy, como siempre, es necesario ponerse en el vocabulario de la época, donde "andar sobre las aguas" era, metafóricamente, propio de Dios. Puede verse para ello el libro bíblico de Job, cap. 9, vers. 8 ó también 38, 16. Sea o no real el hecho, los discípulos manifiestan su incredulidad en que Jesús es "Dios entre nosotros", no lo reconocieron andando por encima de las aguas, como sólo Dios puede hacer. Creen que sólo se trata de un fantasma.
Para que no se asusten los discípulos y confirmen su fe, Jesús, utilizando la misma expresión que Dios emplea cuando se manifiesta a los demás, les dice: "Yo soy", no os asustéis. Es decir, se les sigue presentando como Hombre-Dios. Como quien es el único que puede andar sobre las aguas y el único que puede afirmar "yo soy el que soy" o, simplemente, "yo soy", dicho con un énfasis especial.
A Pedro, sin embargo, no le interesa tanto que Jesús se manifieste como el Hombre-Dios, sino que lo que desea vivamente es realizar el prodigio de poder caminar sobre las aguas y así participar de la condición divina. Jesús no duda y lo invita. Pedro anda efectivamente sobre las aguas, pero cuando arrecia el viento, siente miedo y pide auxilio Jesús le recrimina, suben a la barca y cesa el viento. Finalmente todos se arrodillan ante Él y dicen: "Realmente eres hijo de Dios".
Para mejor entender este pasaje evangélico es necesario advertir que en él se encuentran vivencias de la primitiva comunidad cristiana. Por un lado Pedro llama "Señor" por dos veces a Jesús, con lo cual hace referencia a Jesús Resucitado, el Jesús que vive entre los cristianos. Además, la "barca" de los discípulos es también figura de la comunidad, enviada por Jesús a la otra orilla del lago Genesaret, es decir, a país pagano. Todos los pueblos, no sólo el judío, tienen derecho a recibir la Palabra de Dios sin discriminación alguna. Y, como en la barca del evangelio, cuando el viento o las dificultades arrecian, es necesario seguir manteniendo la fe en el Señor.
Sin embargo, para que este evangelio sea realidad, nosotros debemos ser realmente discípulos del Señor. Hombres y mujeres que propaguemos esa fe tan maravillosa y que tanto bien puede hacer a la humanidad.
domingo, 3 de agosto de 2008
Domingo XVIII del Tiempo Ordinario (03/08/08). Mateo 14, 13-21.
viernes, 25 de julio de 2008
Domingo XVII del Tiempo Ordinario (27-07-2008). Mateo, 13, 44-52.
Como estáis observando, en el capítulo 13 del evangelio de San Mateo se encuentra una bonita colección de parábolas. No es que Jesús las haya predicado todas de una vez. No. En principio hubo una tradición oral sobre todo lo que hizo Jesús. Después se empezaron a escribir trozos de la misma y, seguramente entre trozos, apareció una colección de parábolas que Mateo recogió en este capítulo.
Como sabes por estos últimos domingos, en el capítulo 13 de Mateo encontrarás las parábolas del sembrador, la del trigo y la cizaña, la del grano de mostaza, la de la levadura, la del tesoro escondido, la perla fina y la de la red. Es una preciosa colección.
Las dos primeras parábolas del evangelio de hoy, es decir la del tesoro escondido y la de la perla fina, en que un hombre vende todo lo que tiene para poder adquirirlos, nos enseñan que el compromiso total que nos exige Jesús no se hace por un esfuerzo de voluntad, sino por la gran alegría que nos produce su mensaje como incomparable valor. Es necesario comprender la buena noticia que Jesús nos trae; Él nos dice y nos hace comprender que Dios nos ama de verdad. Sabíamos que Dios existía, pero no sabíamos que nos amase tanto y tan de verdad. Sólo esto basta para llenarnos de inmensa alegría si lo pensamos y meditamos de verdad. Y basta para comprometernos con Jesús a lo que sea. Jesús es el tesoro escondido y la perla preciosa.
Por su fácil entendimiento, no explico la parábola de la red, pero os recuerdo la importancia de escuchar el evangelio en la misa, o por lo menos leerlo detenidamente en privado, para comprender lo que cada domingo escribo.
El evangelio de hoy termina diciendo Jesús a solas a los discípulos:
sábado, 19 de julio de 2008
Domingo XVI del Tiempo Ordinario (Mateo 13, 24-43). 20-07-2008.
miércoles, 9 de julio de 2008
Domingo XV del Tiempo Ordinario. 13-7-2008.Mateo,13,1-23
miércoles, 2 de julio de 2008
Domingo XIV del Tiempo Ordinario. 07/07/2008. Mateo, 11, 25-30
jueves, 26 de junio de 2008
Domingo Fiesta de S. Pedro y S. Pablo. 29/06/2008. Mateo 16, 13-19
jueves, 19 de junio de 2008
Domingo XII del Tiempo Ordinario. 22/06/2008
miércoles, 11 de junio de 2008
Domingo XI del tiempo ordinario. 15 de junio de 2008. Evangelio de Mateo, 9, 36-10,8
jueves, 5 de junio de 2008
Domingo X del tiempo ordinario. 8 junio 2008. Evangelio de Mateo, 9,9-13
En este evangelio, es necesario precisar el concepto de pecado o de pecador que tenían lo judíos en la época de Jesús. No sólo era pecado el inflingir las normas de lo que llamamos ley natural que prohibe, por ejemplo, matar sin ser en defensa propia grave. Estaban también los pecados por no cumplir las leyes religiosas, siendo algunas de puro carácter cultural. Por ejemplo, por supuesto sin razón de ser, se declaraban pecadores, descreidos o impuros los que practicaban determinadas profesiones, como eran los cuidadores de cerdos, los fruteros o los cobradores de impuestos. Mateo, como cobrador de estos impuestos, por honrado que fuese, ya era considerado ladrón, descreido o pecador.
El hecho de que Jesús le diga a Mateo: "sígueme" y, como consecuencia, que Mateo le siga, es suficiente para que dicho seguimiento sea la expresión práctica de una fe y adhesión a Jesús. Según el obrar de Jesús, su pasado posiblemente pecador queda borrado. Mateo abandona su profesión y comienza una vida nueva como discípulo de Jesús.
El evangelio de hoy dice: "Estando en la mesa en casa de Mateo (v. 10)". Pero, esta traducción del griego parece ponerse en entredicho por otros traductores que completando la frase, lo hacen así: "Estando él (Jesús) reclinado a la mesa en su casa (de Jesús)". Siendo así, no estarían en casa de Mateo, sino en la de Jesús y probablemente la de sus discípulos, a deducir por la palabra griega "oikia" (casa) y su uso en el evangelio. Puede ser simbolo de la comunidad de Jesús, como en Marcos. En la casa se encuentran reclinados a la mesa (postura propia de los hombres libres) Jesús y sus discípulos, pero llegan muchos recaudadores y pecadores (como Mateo) y se reclinan con ellos. Entre los judíos, la comida banquete es figura del reino de Dios. Por ello, la llegada de recaudadores y pecadores para estar a la mesa con Jesús y sus discípulos, en un acto de perfecta amistad y comunión, pone de manifiesto que también ellos han dado su adhesión a Jesús constituyendo así un nuevo grupo de discípulos.
Los fariseos profesaban la observancia estricta de la ley y se guardaban escrupulosamente del trato y hasta del contacto con las personas impuras o pecadoras. Por ello, piden a los discípulos una explicación sobre la conducta de su maestro. Jesús los pone en evidencia haciéndoles ver qeu desconocen la interpretación de la Biblia, en concreto el pasaje de Oseas, cap. 6, vers. 6, que afirma: misericordia quiero y no sacrificios. De esta manera, Jesús invierte las categorías de los fariseos que ponían su fidelidad a Dios en el exacto cumplimiento de la Ley y condenaban severamente a los que no la cumplían.