lunes, 6 de marzo de 2017

II Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 12/03/2017. Mateo 17,1-9

   Las dos primeras lecturas de este día del Señor comienzan con un mandato. Siempre, pero sobre todo en esta época de Iglesias vacías de juventud, debemos dejar el clericalismo a un lado y asumir nuestras propias responsabilidades de laicos, es decir no clérigos. No debemos depender en todo del sacerdote. Debemos sentir nuestra propia responsabilidad y hacer por extender el reino de Dios.

   Memoricemos 2 Timoteo 1,9: "Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé". Repítelo varias veces durante la semana y ponlo en práctica.

   Génesis 12, 1-4a nos recuerda que Dios le dice a Abraham: "Sal de tu tierra, de la casa de tu padre" y él obedece. Debemos aprender a escuchar la palabra de Dios que habla en nuestro interior. Parémonos a oír lo que Dios nos dice.

   2 Timoteo 1,8b-10, nos habla de frente y nos dice, sin más, a cada uno de nosotros: "Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé". A veces se trata de un duro trabajo no por el esfuerzo físico en sí, sino por vergüenzas y respetos humanos, que nos impiden realizarlo. Cuando Dios nos pide algo no debemos escatimárselo.

   Hoy, tenemos el evangelio de la transfiguración. Los judíos rabinos tenían algunas palabras para expresar la experiencia que todos los creyentes tenemos de Dios, en mayor o menos intensidad. Pero, a veces, esa experiencia de Dios se convierte en una realidad inefable, que podía expresarse con la palabra "Shekhinah". Cuando los judíos estudiaban juntos, dos o más, la Sagrada Biblia, vivían la presencia de Dios, y alguna vez, esa presencia era realmente inefable. Era la Shekhinah.

   La transfiguración es realmente una metamorfosis, según se desprende del original griego. Cristo se transforma. Y lo hace de tal forma que su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve. En lenguaje judío, el rostro, la cabeza blanca o resplandeciente representa la ley, la Torá. Y los vestidos blancos son los profetas. Jesús es la ley y los profetas. Jesús es todo el mensaje de Dios. Por esta razón, actualmente, toda la enseñanza del Papa Francisco, toda su teología, es el puro evangelio.

   Jesús representa la Biblia entera, la ley y los profetas; y los rabinos llamaban a las Sagradas Escrituras o Biblia, miqra o llamamiento a la acción. De una forma u otra, hoy las tres lecturas nos llaman a trabajar por el reinado de Dios.

   El evangelio de hoy nos habla de una experiencia inolvidable. Dentro de la nube sale una voz que dice sobre Jesús: "Este es mi Hijo Amado, en quien me complazco. Escuchadlo". Que el escuchar a Jesús, el meditar en su mensaje evangélico, nos mueva a la acción. Se afirma que la transfiguración fue una experiencia mística de Jesús. La naturaleza humana viviendo experiencias divinas. La Shekhinab que decíamos al principio.

   Compromiso:
   Acostúmbrate a hacer oración meditando, aunque sea breve, diciéndole a Dios que lo amas.

 
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