lunes, 13 de mayo de 2013

Solemnidad de Pentecostés. Ciclo C. 19/05/2013. Juan, 20,19-23

   Celebramos, hoy, la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Se produce la irrupción del Espíritu como consecuencia de la resurrección y exaltación de Jesús, y se manifiesta de forma directo en los fieles, con manifestaciones históricas y visibles.

   La primera lectura se toma del libro de los Hechos, 2,1-8. En esta lectura se entremezclan dos relatos, uno primitivo y tradicional y el otro más evolucionado. Así lo afirman los estudios exegéticos. Este recurso literario de entremezclar se descubre varias veces en dicho libro. Se juntan dos tradiciones históricas con sentidos diferentes.

   Se dice que estaban todos reunidos y, con la ayuda de otros textos, vemos que no se trata solo de los doce apóstoles, como tantos autores pintan, sino que también están allí la asamblea de los ciento veinte, entre los cuales, María la madre de Jesús, el grupo de las mujeres y de los hermanos de Jesús, entre ellos con certeza Santiago, el hermano del Señor.

   El Espíritu viene de repente. Los símbolos del fuerte ruido y de las lenguas de fuego muestran la violencia neesaria del Espíritu para cambiar, sin duda, los prejuicios judíos de la primera comunidad. Desde entonces, toda reforma de la Iglesia necesita la fuerza del Espíritu. Hace 50 años, la fuerza del Espíritu irrumpió con el Concilio Vaticano II, pero las fuerzas conservadoras le dieron el gran cerrojazo, algo que preocupa al Papa actual Francisco.

   La segunda lectura (1 Corintios, 12,3b-7.12-13), comienza con una frase que conviene memorizar por ser de un profundo significado teológico. Dice así: "Nadie puede decir: Jesús es el Señor, si no es bajo la acción de Espíritu Santo". Esta frase nos indica hasta qué punto nos invade el Espíritu. Pero, además, tiene un fuerte sentido ecunémico. Cuando un cristiano afirma y cree que Jesús es el Señor, actúa bajo la acción del Espíritu Santo. Es indifirente que sea católico, protestante, ortodoxo o anglicano. Si cree que Jesús es el Señor, en ese está actuando el Espíritu. En esta línea se mueve el Concilio Vaticano II y nunca debimos tener miedo a un acercamiento mutuo.

   Termina esta segunda lectura afirmando que hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un sólo cuerpo. Es el cuerpo real de Cristo según la mentalidad de los primeros cristianos. La eucaristía es su cuerpo místico. Más tarde se invirtió la terminología, cosas de la vida.

   En cuanto a la lectura evangélica, nos dice que Jesús se apareció en medio de los discípulos, apóstoles o no. Los exégetas están de acuerdo en que algunas de estas apariciones se refieren a la presencia eucarística. Jesús está en medio de los cristianos y les da paz. Según este evangelio, los discípulos son todos enviados por Jesús y reciben el Espíritu Santo con el poder de perdonar los pecados.

   Juan, en su evangelio, no se refiere a pecados personales sino a una mentalidad colectiva de injusticia. Salir de ella, al hacerse discípulo de Cristo, trae consigo que la comunidad cristiana lo recibe con los brazos abiertos y lo considera perdonado. Los demás permanecen en sus pecados.

   (Si desea ver otros comentarios de este evangelio busque en teologiaovetense Juan 20, 19-23. Aparecen tres fechas: 12/06/2011, 27/05/2012 y 15/05/2008).

   Compromiso:
   Haz siempre lo bueno que te dicta el Espíritu Santo en lo más íntimo de tu corazón.

 
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