lunes, 18 de abril de 2022

II Domingo de Pascua. 24/04/2022. Juan 20, 19-31

Es sumamente importante que todos vivamos, como cristianos que somos, unidos en un mismo espíritu. El Espíritu de Cristo, el Espíritu de Dios. Dice la primera lectura de la misa de hoy que todos se reunían en un mismo espíritu y que los demás no se atrevían a juntárseles. ¡Cómo verían de unidos a los cristianos viviendo la vida de Dios! ¡Los demás, se hacían lenguas de ellos, os admiraban! Aunque algunos no se atrevían a acercarse, muchos sacaban a sus enfermos a la calle para que la sombra de Pedro, al pasar, los curara. Y muchos se adherían al Señor. Esto es una gran expresión de que en aquellos hombres y mujeres estaba el espíritu de Dios, el espíritu de Cristo. Es lo que nos refleja la primera lectura de la misa de hoy, Hechos 5, 12-16. No olvidemos el salmo 117, 2-4, 22-27: "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia". Repitámoslo varias veces durante el día y así nos acordaremos de Dios varias veces durante el día. Hagámoslo como queramos, pero acordarse de Dios es lo importante. Para algunos, con decir: "Te amo Señor" ya sirve para ponerse en la presencia de Dios. La segunda lectura es del Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19. Aquí, la orden que Dios nos da es: "Escríbelo". Sí, Señor. Los cristianos tenemos obligación de glorificar a Dios, de ir por el camino de Dios y lograr que los demás descubran ese camino y lo sigan. Tengamos en cuenta que siete es un número completo, significa no sólo siete iglesias, sino "todas" las iglesias. Cada iglesia es como un candelabro de oro, a los ojos de Dios es de un inmenso valor. Así nos quiere Dios. Hagámosnos todos "los propagandistas de Dios". El evangelio se toma de Juan 20, 19-31. Jesús se aparece a los discípulos al anochecer. Lo primero que hace es darles la paz y enviarlos a predicar. Les da el poder de perdonar los pecados. Habiendo creído en Jesús, teniendo fe en El, ya nuestros pecados son perdonados. Por eso es necesaria la predicación, para que la gente pueda abrir sus oídos y así pueda creer. Resumiendo todo, tengamos todos el espíritu de Jesús en nuestros corazones, que se vea a Dios, a Cristo en nuestras caras, en nuestros corazones. Así, los demás verán la gracia de Dios en nosotros, creerán y sus pecados serán perdonados. Como termina el evangelio de hoy, "estos escritos lo han sido para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

 
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