martes, 14 de diciembre de 2021

Domingo IV de Adviento. 19/12/2021. Lucas 1, 39-45

Realmente, estamos inmersos en el tiempo de Navidad. Se nota en muchísimas manifestaciones humanas del mundo cristiano: regalos de reyes en los escaparates, los nacimientos que se exponen al público, los que se elaboran privadamente en los domicilios particulares, las tarjetas de felicitación de las navidades, los villancicos... las expresiones de alegría... Pues ¡vivamos de verdad esos sentimientos en nuestro corazón! ¡Disfrutemos de la Navidad! Impregnémoslo todo de un gran amor a Jesús, al Niño Jesús. Dios celebrando su cumpleaños entre nosotros. ¡Qué grande es Dios! Y, que suerte tenemos nosotros. La primera lectura (Miqueas 5, 1-4a) nos dice que: El mismo será la paz. Nuestra paz siempre será Jesús. De niño, de joven, de mayor, y siempre. En este tiempo de Navidad, ejercitémonos en practicar la presencia de Dios durante el día; digámosle con el pensamiento que lo amamos. Pero, a la vez, no perdamos el contacto con el mundo, no vayamos a tener un accidente... con que lo digas unas pocas veces es suficiente y te mantendrás alegre por tu cercanía a Dios. Ahora, vas a estar con el salmo 79. Con todos los asistentes a misa debes decir alternando con el lector: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. La segunda lectura se toma de Hebreos 10, 5-10. Jesús viene para hacer la voluntad de Dios. Tan sólo nos salva El. Y, todos quedamos santificados por el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo. Y hemos llegado al evangelio. Se toma de Lucas 1, 39-45. Se trata de la visita de María a su prima Isabel. Cuando María llega a casa de Isabel y la saluda, con un saludo tan cariñoso y efusivo por la fe de sus corazones, la criatura saltó en el vientre de Isabel. Es el efecto del saludo. Es la alegría que produce la cercanía de Dios en el alma del creyente. Todos nosotros lo sabemos por experiencia. Y esta cercanía de Dios, nos lleva a acordarnos de Dios mismo varias veces al día. Estamos aprendiendo a vivir en la presencia de Dios, a acordarnos de él con frecuencia y a decirle que lo amamos. ¡Qué sea el gran recuerdo de estas Navidades! ¡Nos estamos entrenando para renovar con frecuencia la presencia de Dios en nuestra vida! Propósito: Seguro que hoy no hace falta indicártelo. Lo tienes muy claro. ¡Y buena tarea para practicar y coger la costumbre! ¡Adelante!

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.