domingo, 17 de febrero de 2008

Mateo 17, 1--9. Domingo II de Cuaresma, ciclo A.

La Transfiguración del Señor. Este evangelio empieza con la expresión "seis días después" queriendo expresar con ello -según la forma de hacer exégesis propia de la época- que al igual que al sexto día Dios creó al hombre, así ahora, se representa el éxito final de la creación, la realización plena del proyecto de Dios sobre el hombre. Jesús, como todos nosotros, superará la muerte.
Recordemos, del evangelio de las bienaventuranzas, que el monte es el lugar de la presencia y comunicación divinas. No se indica el nombre del monte, por lo que se deduce que ha de ser una comunicación especial. Moisés y Elías representan la Ley y los Profetas. De ellos se dice que son los dos hombres que hablaron con Dios en el Sinaí; ahora hablan con Jesús, el hombre-Dios.
La propuesta que Pedro hace a Jesús, se enlaza con la fiesta de las chozas, que tenía un fuerte carácter mesiánico y nacionalista. Pedro coloca a Jesús en el mismo plano que a Moisés y Elías. Reconoce el mesianismo de Jesús pero con las categorías del Antiguo Testamento. Moisés y Elías se caracterizaron por su violencia contra los enemigos de Dios y de su pueblo. Los profetas del A.T. atribuían al Mesías las ideas de poder, fuerza, desquite, gloria. Pedro sigue pensando con las categorías de los hombres.
Hay una contradición en el texto cuando se dice que una nube luminosa los cubrió con su sombra. Manifiesta y oculta a Dios que solo es perceptible por su palabra.
Los discípulos sienten un profundo miedo que se expresa con la frase "caer de bruces". Piensan que van a morir según la creencia de entonces, por haber recibido un oráculo divino. Son víctimas de una ideología religiosa, como nos sucede a nosotros en otros aspectos.
La petición a los discípulos de que no digan nada de lo sucedido es para no crear expectativas falsas de que su muerte no es necesaria a la vista de tanta gloria.
Como conclusiones para nosotros mencionaré:
1º- Aprender a ver en la naturaleza una comunicación de Dios.
2º- No apoyarnos en la fuerza para propagar el reino de Dios. Es en el amor, el cariño, la persuasión, como Dios se va introduciendo en los corazones.
3º- Revisar nuestra fe para aprender a separar lo que es verdadera fe de lo que es ideología. Por ejemplo, pensar que morir con el escapulario es señal de salvación. Esto es ideología, no se encuentra en el N.T.

 
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