miércoles, 14 de agosto de 2019

XX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 18/08/2019. Lucas 12, 49-53

   La lucha por vivir, propagar y defender las cosas de Dios es lo que se vive en las lecturas de este domingo. Como frase para memorizar propongo las palabras de Jesús: "He venido a prender fuego a la Tierra, ¡Y qué quiero sino que arda!" Es el comienzo de la lectura del evangelio de hoy.

   La primera lectura es del libro bíblico de Jeremías 38, 4-6.8-10. El profeta Jeremías nació aproximadamente 650 años antes de Cristo, y era de una familia sacerdotal. Hacia los 22 años siente su vocación de profeta y comienza a dirigir su oráculo contra el deterioro moral y religioso que fomentan el rey Joaquín y otros. Cuando uno se enfrenta a los que obran mal ya sabe lo que le puede suceder. Recordemos esta lectura.

   Hebreos 12,1-4 constituye la segunda. Y la frase que la resume y recapitula es la del final, que dice: "Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado". Tengamos siempre fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús.

   Y hemos llegado a la lectura evangélica. Recordemos la frase propuesta para memorizar. Si queremos que se convierta en una verdadera realidad, pidamos y hagamos que se convierte en una gran verdad el que el fuego del Espíritu prenda en nuestros corazones. Para ello, es necesario que crezcamos en amor a Dios. Dice la frase que se aconseja memorizar: "He venido a prender fuego a la Tierra, ¡Y qué quiero sino que arda!". Que arda, ¡pero ya! No nos quedemos sólo en palabras, pongamos nuestro granito de arena. O juntémonos con otros, pero hagamos algo. Hablemos en plural. Que el fuego que Jesús trajo a nuestra vida (la de nosotros, plural) prenda de verdad y queme todo lo que impida progresar a la obra de Dios.

   De la lectura de este evangelio deben salir iniciativas reales de acción. La acción acompañada de oración. Pero, la acción nos certifica que la oración ha sido sincera, preocupada por las cosas de Dios, de Jesús de Nazaret. Los mayores, un poco organizados, pueden trabajar entre los demás mayores. De igual modo podrían trabajar los jóvenes.

   En la primera lectura se nos presentó el ejemplo del profeta Jeremías defendiendo la causa de Dios. En la segunda lectura se recuerda al mismo Jesús, al cual no llegamos a igualar. La tercera lectura no puede ser más gráfica y es la base de este comentario.

   Compromiso:
   Aplícate el evangelio.

 
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