martes, 24 de marzo de 2015

Domingo de Ramos. 29/03/2015. Ciclo B. Marcos 15,1-39

   Aún siendo hoy un día de fiesta, de júbilo, sin embargo, el reverso, rápido reverso, mañana mismo comienzan unos días de trágico sufrimiento para nuestro Cristo Jesús. Es la Semana Santa. Por eso, la fiesta de hoy, la entrada alegre de Jesús en Jerusalén, se torna rápidamente en sufrimiento desgarrador, en días de tormento que nunca se acaban y que pueden agotar la fe en Dios Padre.

   La primera lectura, tomada del libro bíblico de Isaías, (50,4-7) nos presenta a un profeta que debe anunciar un mensaje divino, para lo que debe tener "lengua de iniciado", es decir, de abrirle Dios el oído para que entienda y después lo anuncie. Debe hablar a la gente que está desesperada a causa de un destierro que ya dura demasiado. El profeta quiere suscitar la esperanza, pero el pueblo está sumido en el escepticismo por la tardanza de su liberación. En consecuencia, lo apalean y le tocan la barba como signos de ultraje y desprecio. El profeta no se rebela contra Dios, ni se echa atrás; afronta los sinsabores de la vida, sabiendo que el Señor le ayuda, un día y otro día. Aprendamos a echarnos en las manos de Dios, confiadamente. Pero tampoco nos crucemos de brazos para quedarnos inactivos.

   La segunda lectura es de la carta a los filipenses (2,6-11). Aunque a veces no se presenta en las traducciones como una poesía, en el texto original griego sí lo es. Es una bellísima poesía cargada de profunda espiritualidad. Se cantaba en las ceremonias religiosas y su autor no es Pablo. El la cita y la comenta. En el capítulo segundo de esta carta, Pablo nos enseña la importancia de ser humildes, la unidad entre los hermanos y la santidad de vida. Concretamente, en los versículos de hoy, se nos recuerda la humildad de Cristo, que se humilla a sí mismo para salvación nuestra, viendo coronado con la exaltación a la derecha de Dios.

   El evangelio de hoy nos presenta en primer lugar a Pilatos interrogando a Cristo. Marcos no menciona su título oficial, pero en Pilatos quedan retratados ciertos personajes del mundo actual. Se le atribuyen históricamente actos de corrupción, de pillajes, condenas sin proceso judicial adecuado, etc. Se sospecha además, que era enemigo del pueblo judío. En este ambiente tan enrarecido, a Jesús le espera una terrible muerte. El mismo pueblo que primero gritó "hosanna", ahora exclama "crucifícalo". Se ve como un pueblo puede ser manejado. A veces, somos muy inconscientes en nuestras decisiones y sobre todo cuando nos movemos en una masa. Estamos acostumbrados a meditar sobre los sufrimientos  físicos de Cristo, pero sentirse tan indefenso en todo momento, como el desecho de todos, psicológicamente es para enloquecer y ponerse a gritar sin sosiego alguno. Jesús ha sido azotado, se mofaron de él le dan en la cabeza con una caña y le llenan la cara y el cuerpo de gargajos y escupitadas. Pero, su postura silenciosa irradia dignidad en medio de tanta humillación. Terminan crucificándolo, pero continúa en los brazos de Dios Padre. Sin embargo, como hombre, al final dirá: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Pero, seguirá amando y confiando en el Padre.

   Compromiso:
   Decídelo tú. Pero, decídelo y hazlo.

 
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