sábado, 12 de mayo de 2018

VII Domingo de Pascua. Ciclo B. 13-5-2018. Ascensión. Marcos 16,15-20

   Las lecturas de este domingo nos introducen en la grandeza de las vivencias espirituales que nos aporta Cristo con el don del Espíritu Santo. No basta decirlas, no es suficiente escucharlas, hay que vivirlas, experimentarlas, saborearlas.

   Como texto para memorizar, se propone: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo" (Hechos de los Apóstoles).

   La primera lectura se toma de Hechos de los Apóstoles (1,1-11). En ella vemos que Jesús es movido por el Espíritu Santo, que nosotros seremos bautizados con Espíritu Santo, que recibiremos la fuerza del Espíritu Santo. Esta es la enseñanza fundamental de hoy. Los primeros cristianos eran judíos, y como los rabinos, experimentaban el Espíritu Santo, la presencia inminente de Dios, como una fuerza tangible, eficaz y electrizante. Podemos preguntarnos: ¿los cristianos de hoy vivimos la presencia de Dios entre nosotros, en grupo e individualmente? ¿Manifestamos el Espíritu Santo que llevamos dentro? ¿Somos testigos de Jesús?

   La segunda lectura es de la carta a los Efesios (1,17-23). Hace referencia a la gran fuerza que Dios desplegó en Jesucristo, resucitándolo y sentándolo junto a sí en el cielo, a la vez que lo estableció como Cabeza de la Iglesia. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos. Así debemos concebir la Iglesia, con Cristo como cabeza. Acostumbrémonos a esta forma de pensar. Por todos nosotros fluye el Espíritu Santo. Formamos un solo cuerpo con Él.

   El evangelio de hoy se resume en dos palabras: creer y señales. Dice Jesús: 2el que crea y se bautice, se salvará; el que no crea se condenará". Credo significa "doy mi corazón". Originalmente significa "confianza, entrega, compromiso, implicación". Por lo tanto, el que cree en Jesús es el que confía en él, se entrega a él, se implica con él, se compromete con él. No es la aceptación de una determinada fe. Lo principal es Jesús. La persona de Jesús. El contacto con Jesús es lo fundamental. Esto se comprueba fundamentalmente en el ecumenismo de sangre. Hoy son muchos los católicos, los anglicanos, lo evangélicos o protestantes, los ortodoxos, que han dado la vida, su sangre, por ser fieles al Jesús de Nazaret. Esos mártires confiaron en él, se entregaron a él, se implicaron con él, se comprometieron con él, llegando a las últimas consecuencias. Lo amaron de verdad, aunque no coincidían plenamente en la fe. Son santos canonizables.

   Hoy día, aunque las fuerzas conservadoras de la Iglesia se oponen a ello, es necesario avanzar con cierta urgencia y rapidez en un inspirado ecumenismo. En Alemania, favoreciendo a los matrimonios mixtos, es decir, de católico y protestante, se empieza a permitir que ambas partes comulguen juntos en la misma iglesia, sea católica o evangélica. Los conservadores se oponen, aún en España se levantan voces contra el papa Francisco, que no actúa prohibiendo lo que piensan que son desvíos de la sana doctrina, cuando en realidad se trata del amor a Jesús. Dos personas que están dispuestas a dar la vida por Cristo.


   Compromiso: tratar de comprender el ecumenismo de sangre.

 

 
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