viernes, 27 de julio de 2018

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29/07/2018. Juan 6,1-15

   La primera y la tercera lecturas bordean la celebración eucarística de este domingo con dos multiplicaciones de comida. Ellas marcan el ambiente, el espíritu, con que debemos vivir este día. Lo expresa excelentemente la segunda lectura proporcionada por Pablo.

   Como frase a recordar propongo "mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz", Pablo en la segunda lectura.

   La primera lectura, tomada del libro bíblico 2 Reyes 4,42-44, nos presenta una multiplicación de panes, antecedente a la multiplicación realizada por Jesús. Son veinte panes que un hombre lleva al profeta Eliseo para su sustento, pero este ordena que lo reparta entre la gente. ¿Qué hago yo con esto para cien personas?, contesta el hombre. Eliseo insiste, pues lo dice el Señor. Comieron y sobró. Si nos echamos en los brazos de Dios las cosas se van solucionando, aunque no sea de la forma que nosotros deseamos.

   Efesios 4,1-6, segunda lectura, nos ofrece todo un resumen de vida cristiana con fundamento en el Espíritu Santo. Convendría leerla y releerla muchas veces. Es un dechado de virtudes, pero leyéndola en la presencia del Espíritu, sintiéndonos empapados por El. Todo cobra un nuevo sentido. Releámosla.

   En el evangelio de hoy, lo de menos importancia es un posible milagro multiplicando panes y peces. Más de una vez se ha hablado del transfondo judío del Nuevo Testamento. Tenerlo en cuenta es básico para una correcta lectura del mismo.

   Si la primera lectura no podía tomarse al pie de la letra, este debe leerse con un profundo significado espiritual. Es profundamente metafórica y de gran profundidad para entender la persona de Jesús.

   Dice este evangelio que Jesús subió al monte. En la Biblia, el monte significa el lugar donde reside la gloria de Dios, y en Juan es el amor de Dios manifestado en Jesús. El significado profundo de este episodio de la multiplicación de los panes es que se constituye al pueblo de Dios como comunidad de mesa en torno a Jesús, para participar en su sobreabundancia de bienes espirituales. Jesús se entrega en el grupo para llevarlo a un discernimiento comunitario. Estas reflexiones, que se desprenden del evangelio, pueden ser una fuente profunda de vivencias espirituales y un renovarse continuo para extender el reinado de Dios. Como dice la lectura, "Había mucha hierba en el lugar", es decir, se da una promesa de fecundidad propia del mensaje de Jesús.

   Se necesitan para comer cinco mil adultos, es decir, un múltiplo de cincuenta que significa relación con el Espíritu de Dios.Como comunidad del Espíritu es comunidad profética. Jesús crea una comunidad profética, una comunidad del Espíritu. Se refuerza este significado porque los cincuenta son hombres adultos como lo eran los profetas. Por tanto, ¡qué se manifieste en el mundo que somos una comunidad profética, una comunidad del Espíritu que llevamos dentro!

   Compromiso:
   Leer siempre la lectura evangélica para entender mejor este comentario.

 
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