miércoles, 2 de marzo de 2022

I Domingo de Cuaresma. 06/03/2022. Lucas 4, 1-13

Empieza la misa de este domingo con un pasaje del Deuteronomio, 26,4-10. Se refiere al ofrecimiento de las primicias y recuerda todo lo que el pueblo de Dios tuvo que sufrir durante su estancia en Egipto. Las lecturas de este domingo son un buen reflejo de como debe comportarse el cristiano, el verdadero discípulo de Cristo. Moisés se dirige al pueblo y le dice: que el sacerdote tomará la cesta de las primicias y la ofrecerá poniéndola en el altar y tomando la palabra hará un relato de su historia en Egipto. Quedará como un pueblo muy pequeño que se convierte en pueblo grande, fuerte y numeroso. No obstante, ellos pasan por la prueba y son maltratados, oprimidos y pasan por una dura esclavitud. Ellos claman de verdad al Señor, Dios, que escucha sus gritos , ve su indefensión, su angustia y opresión. Y los saca de Egipto para llevarlos a una tierra que mana leche y miel, es decir, una tierra muy buena. Al finalizar este histórico recuerdo, el sacerdote coge las primicias de lo recogido durante el año y lo lleva ante el Señor, postrándose en la presencia de Dios. Con el salmo 90, elaboramos la frase: "Quédate conmigo, Señor, en la tribulación". La repetiremos con frecuencia varias veces durante los días de la semana. Recordamos que estamos aprendiendo a llevar con nosotros la frecuencia de la presencia de Dios. Esta presencia no puede ser continua en los humanos, por supuesto. Pero, sí varias veces al día. La segunda lectura es de Rom. 10, 8-13. esta lectura tiene una frase que es un resumen perfecto de todo lo que dice. Dice así: "Si profesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado". Releela y si te parece bien, quédate con ella, y si memorizas el nombre de la carta y el capítulo, tanto mejor. Este, se lee muy pronto y rápidamente encuentras el versículo y, aunque no lo memorices, no hace falta. En la tercera lectura, sobre las tentaciones de Jesús, se ve como Jesús fue tentado muchas veces, no sólo tres. El número cuarenta significa un número indefinido de días. En este caso, cuarenta, que pudieron ser muchos más. Bastantes más. Y, cuando acaban estas tentaciones, dice el evangelio de hoy, el demonio lo dejó hasta otra ocasión. La misión del demonio es dominar a Dios de una forma u otra. Cuando el demonio ve un ser humano, piensa que allí puede haber debilidades humanas y allí está él para tentar y sacar provecho. El demonio está continuamente al acecho para tentarnos. En las tentaciones, es muy importante conservar tranquilamente, la fe y la confianza de Dios. La tranquilidad sabiendo que estamos en la mano de Dios y en las nuestras. Y a la vez, debemos obrar como si todo dependiera de nosotros. Pero, conservando la confianza en Dios y estando en la presencia de Dios.

 
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