lunes, 27 de julio de 2009

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario. 02/08/2009. Juan 6,24-35

En el versículo 25 es la primera vez que la multitud habla con Jesús y le llaman Maestro. Reconocen que él puede enseñarles y quieren aprender de él. Le preguntan: "¿Desde cuándo has venido aquí?" Pero, Jesús no responde dierectamente a la pregunta. Indica que le buscan por haber comido hasta saciarse. Ellos olvidan que Jesús mismo les sirvió el pan con amor. No responden al amor, sino a los propios intereses de asegurar la comida.

Si, para los judíos, el alimento, el pan, significaba la Ley, Jesús les pide que no trabajen por el alimento que se acaba, sino por el que dura dando vida para siempre. Es el pan que él les va a dar ya que él es el Hombre y a él lo ha marcado el Padre, Dios, con su sello (v. 27).

El cambio que Jesús propone es un cambio radical. Es la adhesión a su persona viviendo el amor, la entrega en servicio a los demás. Esto es lo que Jesús manifiesta como trabajar por el alimento que da vida definitiva. En esto consiste la adhesión a su persona, reconociéndolo como el Hijo enviado por Dios para establecer el reino de los cielos, reino de amor.

En el v. 28 preguntan a Jesús: "¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?". Los judíos estaban acostumbrados a que Dios dictase los mandamientos y las cosas que debían cumplir. Era la Ley, que tenían que observar. Todo era cumplir y cumplir. Puro cumplimiento. No conocían, como norma, el amor gratuito. Tenían que ganar a Dios a base de obras que poco tenín que ver con el amor.

Jesús responde a la pregunta que terminan de hacerle: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado" (v. 29).

La gente pide a Jesús que realice una obra espectacular, al igual que Moisés les dió a comer el pan del cielo, el maná.

Da la impresión que se nota aquí cierta controversia entre los judíos y la primera comunidad cristiana. Para los judíos, Moisés hizo grandes obras a través de la historia de Israel. Jesús, no. Pero Jesús es el verdadero pan del cielo; el maná, no. Dios Padre es quien nos envía el pan del cielo que va dando vida al mundo para siempre.

Los judíos le dicen a Jesús: "Señor, danos siempre de ese pan". Ahora, lo llaman Señor, ya creen en su palabra, pero no acaban de darle sus adhesión )v.34).

Jesús contesta que él es el pan de vida. Quien se acerca a él nunca pasará hambre y quien cree en él nunca tendrá sed. Los judíos ponían toda su perfección en el cumplimiento de la Ley y esto produce insatisfacción. No siempre se puede cumplir todo y, máxime, cuando los preceptos son muchísimos, como en el judaísmo. Sin embargo, Jesús no centra al hombre en la búsqueda de su propia perfección, sino en el don de sí mismo.

lunes, 20 de julio de 2009

Domingo XVII del Tiempo Ordinario. 26/07/2009. Juan 6,1-15.

El lago o mar que atraviesa hoy Jesús, tiene dos nombres: el de Galilea o el de Tiberíades. Galilea representaba el pueblo pobre al que Jerusalén despreciaba. Grandes propietarios que vivían en la corte de Herodes o en Jerusalén, eran los dueños de los inmensos latifundios de Galilea. De ahí, la importancia de indicar el nombre de Tiberíades como contraste. Esta era la capital de Galilea, residencia del rey Herodes Antipas y su corte.

A Jesús le seguía mucha gente porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. La palabra griega para "enfermo" significa primeramente "débil" en general y el relato juega sobre esta doble equivalencia. Siguen a Jesús aunque no tengan necesidad de curación física.

Como recordaremos de la Transfiguración, el monte es el lugar donde habita Dios o se manifiesta su gloria. Allí se sienta Jesús con sus discípulos. Las vivencias de Dios se abren a estos.

Aunque estaba cerca la fiesta de Pascua y las multitudes debían estar camino de Jerusalén, sin embargo, liberadas de la fuerza dominante de la institución judía, siguen a Jesús. Él se da cuenta de la necesidad del pueblo y va a solucionarla, pero desea contar con la comunidad de discípulos con los que está junto a Dios, en el monte. Por eso, le dice a Felipe: "¿Con qué podríamos comprar...?" El plural "podríamos" representa, sin duda, a la comunidad. Jesús se incluye en la comunidad, está integrado en el grupo y todos deben pensar cómo solucionar el problema.

Para entender el v.7, téngase en cuenta que un denario era el jornal diario de un obrero. Con doscientos denarios no hay, ni con mucho, para dar de comer a cinco mil hombres, piensa Felipe. Se queda en el pasado y no concibe que en comunidad y con amor se pueden realizar muchas cosas.

En el v.8, entra en escena Andrés que hace oír su voz. Va a tratar de solucionar el problema aunque vea dificultades. Quiere mostrar su amor repartiendo lo que hay, pero ve que no alcanzará. El muchacho que tiene los panes y los peces está con los discípulos, es uno de ellos. Es de la comunidad de seguidores de Jesús. La representa y pone sus recursos, aunque pocos, a disposición de la multitud que los necesita. Es la actitud que deben tener los que pertenecen a la comunidad de Jesús. Los números cinco y dos (cinco panes y dos peces) suman siete que significa totalidad para los judíos. Todo lo que tiene la comunidad se pone a disposición de los necesitados.

Jesús pide que la gente se recueste. Comer recostado, en vez de sentado, era propio de los hombres libres, no de los esclavos. Los que pertenecen a Jesús son libres. Y, añade el texto, había mucha hierba. Esta es símbolo de la fecundidad propia del tiempo mesiánico. La multitud eran unos cinco mil. El número cincuenta se ponía en relación con el Espíritu de Dios, y con los profetas. Cinco mil es múltiplo de cincuenta. Cincuenta representa al hombre de carne que ha pasado a ser hombre espíritu.

Jesús pronuncia la acción de gracias porque todo es de Dios y nos lo da para que todos podamos disfrutarlo. Esto va en contra de la economía de latiundios de Galilea. Jesús mismo se pone a servir a todos. Es la actitud de servicio.

Sobraron doce cestos de pan. Sobró pan simbólicammente para las doce tribus de Israel. Con un buen reparto que terminase con los grandes latifundios de Galilea, habría comida para todos y se saldría de la pobreza.

Al ver la señal que Jesús había realizado, lo reconocen como el Profeta esperado. Es una alusión a 2 Reyes 4,42-44, una multiplicación de panes realizada por el profeta Eliseo. La abundancia de los tiempos mesiánicos la ven realizada en el gran profeta Jesús.

Práctica:
Propagar la doctrina social católica entre líderes sindicales. Estudiar la última encíclica social de Benedicto XVI.

lunes, 13 de julio de 2009

Domingo XVI del Tiempo Ordinario. 19/07/2009. Marcos 6,30-34

El misal comienza hoy afirmando que "los apóstoles se reunieron con Jesús". Parece que no, pero si mejoramos la traducción del griego y escribimos: "los enviados se congregaron con Jesús", el significado es muy distinto.

En Marcos, la palabra apóstol no tiene un sentido técnico, no es un título. Los Doce apóstoles no son los que van a mandar en la comunidad cristiana. Son los discípulos que representan a las Doce tribus del Israel antiguo, pero formando el nuevo Israel universal del reino de Dios, donde no existe la superioridad del judaísmo. Por esta razón, la palabra griega "apostoloi" debe traducirse por su significado original de "enviados", y no por "apóstoles". Además, el original pide traducir "se congregaron" en vez de "se reunieron". La correspondiente palabra griega indica que los que se reunen con Jesús tienen la mentalidad de la sinagoga, es decir, la ideología del judaísmo. Por esto, la enseñanza de los Doce no tiene la autoridad de Jesús, no está avalada por el Espíritu; es xenófoba, desprecia otras culturas, otras formas de pensamiento.

Que los discípulos vayan con Jesús, ellos solos aparte, es una expresión que en Marcos es técnica para señalar la incomprensión de los discípulos.

Jesús los lleva a un lugar tranquilo. De nuevo falla la traducción del misal. Se trata de un lugar despoblado, figura de donde se rompe con los valores de la sociedad judía. Jesús quiere que abandonen la cerrazón al mensaje universalista. Son esclavos de una ideología. No tenían tiempo ni para comer. En el lenguaje de la época, el pan, el comer, podía significar la enseñánza, la instrucción. Los Doce no tienen tiempo ni para escuchar a Jesús y asimilar sus enseñanzas.

Como ya se dijo otro domingo, una barca representa una comunidad, en este caso, la comunidad de los Doce. Sin duda, los sigue mucha gente porque los Doce hablan de una reforma del judaísmo y no entienden el universalismo de Jesús. Los que siguen a los discípulos no son gente de las aldeas, como dice el misal. Son de los pueblos, núcleos de población más importantes, donde había sinagogas. Por eso, esta gente representa la enseñanza oficial judía y no el universalismo de Jesús.

Es tanta la multitud, que Jesús no puede instruir a solas a los Doce. Se conmueve y se pone a enseñar a la multitutd. La ve como ovejas sin pastor. Marcos denuncia la conducta de los pastores de Israel. Aunque los Doce se han presentado como los guías del pueblo, este sigue muy mal orientado porque piensan en una reforma nacionalista, propuesta por los Doce, que aún no captaron el universalismo de Jesús. Este, ahora, tiene que contrarrestar el mensaje de los Doce que tanta expectativa popular suscita. Jesús no puede andar con rodeos. Pero orientar a la gente o la masa ideologizada es muy difícil. Ante la enseñanza de Jesús, la multitud no reacciona. Jesús no halaga el nacionalismo ni la simple reforma. Su enseñanza es la del reino de Dios universalista.

Aplicación:
Es muy importante captar la esencia del evangelio capaz de introducirse en todas las culturas, respetándolas y transformándolas el Espíritu hacia una hermandad universal. Dios y su proyecto en todas las tradiciones culturales. Por eso, dentro de la Iglesia se ha de respetar una libertad de pensamiento, en línea con el Vaticano II.

miércoles, 8 de julio de 2009

Domingo XV del Tiempo Ordinario. 12/07/2009. Marcos 6,7-13

Un planteamiento pedagógico es la temática de este evangelio. Jesús crecía no sólo en edad, sino también en sabiduría. Necesita ir renovando los métodos de enseñanza a los Doce, para que lleguen a comprender todo lo relacionado con el reino de Dios. Jesús, en principio, es un fracasado pedagógicamente y no acierta, como nos sucede a nosotros, con las catequesis de primera comunión y confirmación. La juventud abandona sus prácticas religiosas. La verdad es que son muchos los demonios que debe expulsar Jesús. Si los poseídos por demonios son, en Marcos, personas dominadas por ideologías, estas son muy difíciles de vencer: se apoderan totalmente del razonamiento de las personas.

El grupo de los Doce representa al Israel mesiánico, no es un grupo para gobernar. Este grupo debe proclamar el nuevo mensaje y no acaba de entenderlo. Manifiestan una profunda incomprensión de las parábolas. No saben lo que es la adhesión profunda a Jesús. Están tan imbuídos de la superioridad judía que no aceptan la idea de la universalidad del reinado de Dios.

Jesús constituyó el grupo de los Doce (3.13-15) para que se adhieran plenamente a él y proclamen su mensaje universalista. Pero no ha obtenido resultados. Ahora va a ensayar otro método.

En el versículo 7, Marcos usa el presente histórico (convoca en vez de convocó). "Los fue enviando", es decir, los envió poco a poco, no a todos juntos. Marcos ve ese envío como actual en su propia época. Los envía de dos en dos, afirmando la igualdad y no la subordinación, a la vez que la solidaridad. Obsérvese qu no les manda predicar el mensaje, ni les da autoridad para expulsar los demonios que existan en los demás. Simplemente, les da autoridad sobre los propios espíritus inmundos. En efecto, los Doce son portadores de un mal espíritu que consiste en creer que los judíos son superiores a los pueblos paganos y que estos, ante Dios, son de segundo, tercer o cuarto rango. Los Doce necesitan despojarse de esta ideología o espíritu inmundo y, para ello, tienen poder si quieren utilizarlo. Tienen muy cerca la tierra de paganos, al otro lado del mar o lago. Además, en Galilea, existe una población mezclada de judíos y paganos.

Jesús desea que los Doce se pongan en contacto con otras culturas, con diferentes formas de pensamiento, y que aprendan a respetar, a comprender, a colaborar. Han de aprender la apertura de espíritu -abrirse a otros espíritus- y no aferrarse a una ideología que desprecia a los que no piensan igual.

Jesús ordena (da órdenes) que no lleven nada para el camino. Van a depender de los demás. Van a experimentar la solidaridad. Para predicar la igualdad y la solidaridad es necesario vivirlas antes. No pueden llevar alforjas para las limosnas, ni la calderilla que llevarían los pobres. Deben aprender a tener confianza en la gente. Llevarán sólo lo que sirve para caminar: cayado, sandalias y una sóla túnica. En una palabra, deben abandonar la superioridad judía y comprender otras culturas.

Todas las culturas deben saber dialogar unas con otras. Cuando esto no es posible, Jesús autoriza a sacudir el polvo de las sandalias como gesto de denuncia pública. Todos deben saber dialogar.

Sin embargo, los Doce hacen todo lo contrario a lo mandado por Jesús: predican la enmienda, expulsan demonios y curan con unturas de aceite. Dan la impresión de que sólo se dedicaron a los judíos y no chocaron con mentalidades distintas. Si se hubieran dedicado también a los paganos, los judíos se habrían opuesto por su propia mentalidad.

¿Puede ser este pasaje una crítica a los judaizantes del tiempo de Marcos en su trato con los paganos? Es posible.

Aplicación:
Aprendamos a tratar con personas de otra forma de pensar y aprovechemos lo que veamos positivo, sin imponer nuestros propios valores pero, a la vez, sin claudicar de ellos.

 
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