lunes, 10 de abril de 2017

Domingo de Pascua de Resurrección. Ciclo A. 16/04/2017. Juan 20,1-9

   El sentimiento que debería dominar en este día es el de una alegría que sale de dentro, es el de un asombro gozoso que se irradia hacia el exterior con un "felices Pascuas" dicho a todos aquellos con quien nos encontramos.

   Como frase para memorizar y recordar durante la semana se propone la de Colosenses 3: "nuestra vida está con Cristo escondida en Dios". ¿Seremos capaces de imaginarnos así?

   La primera lectura de la misa de hoy no se toma del Antiguo Testamento, como es costumbre, sino de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a.37-43. Cristo ha sido ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo y pasó por este mundo haciendo el bien. Lo mataron, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nos encargó predicar su evangelio. Y los que creemos en él recibimos el perdón de los pecados. Así, como suena. Se trata de un creer verdadero, no de burla.

   La segunda lectura (Colosenses 3, 1-4), muy breve, nos invita a buscar los bienes de allá arriba, donde está Cristo y donde estamos nosotros, como nos recuerda la frase para memorizar, con Cristo escondidos en Dios. Podríamos decir, en el regazo de Dios.

   Con respecto al evangelio de hoy, tomado de Juan 20, se debe afirmar que difiere del de Mateo 28, leído en la vigilia pascual sobre el mismo hecho de la resurrección de Cristo. Deberíamos acostumbrarnos a leer las diferentes versiones de un mismo hecho que hacen cada uno de los evangelios. Sería este un buen motivo para reuniones y crecer en el amor y comprensión de Cristo.

   La Magdalena va al sepulcro. El evangelista señala que era el amanecer, es decir, ya había luz pero, a continuación, afirma que aún estaba oscuro. En el lenguaje de Juan, la oscuridad, la tiniebla, significa la ideología contraria a la verdad, a la vida. Es decir, la Magdalena va al sepulcro pensando que Jesús seguía muerto. No piensa en la resurrección. La muerte ha triunfado para ella, no se da cuenta que el día ya ha comenzado. Busca a Jesús como un cadáver. Por eso afirma que se han llevado a Jesús, que lo han robado. Pedro y el otro discípulo van al sepulcro y encuentran los lienzos tendidos, puestos, no de cualquier forma. Están como sábanas en el lecho nupcial. Los lienzos ya no atan a Jesús como ataban a Lázaro. Este estaba resucitado, pero bien amarrado y Jesús tiene que mandar soltarlo.

   El sudario  que le habían puesto a Jesús por la cabeza está puesto en otro lugar, aparte. Aquí hay un simbolismo grande. "El lugar", en el evangelio de Juan, significa el templo de Jerusalén.  Es decir, un lugar que no es el propio de Jesús. Es el centro de la institución judía que ha dado muerte al Señor.

   El evangelio de Juan pone en contraste a los dos discípulos que van al sepulcro. Sólo se señala la fe del otro discípulo, no la fe de Pedro. El amor es fundamental en la vida de fe.

   Compromiso:
   Si al final de la vida nos examinaran del amor y este es fundamental en la vida de fe, ¿cómo es tu fe en Cristo resucitado? ¿Está llena de amor o está vacía?

 
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