martes, 31 de mayo de 2022

Pentecostés. 05/06/2022. Juan 29, 19-23

Hoy es el día de Pentecostés. Ha terminado la Pascua. El Espíritu Santo nos llena el alma. Empezamos a saber amar a los demás con el mismo amor con que Dios nos ama, como él nos quiere de verdad. Nuestra vida ha cambiado de verdad. Tal día como hoy, los discípulos se reunieron. No sé de que estarían hablando. Al empezar rezarían seguramente. Pondrían su corazón muy cerca de Dios, junto a Dios. Y algo especial empezaron a sentir. Dios iba llenando sus almas, día tras día, como hace con nosotros. Y todos se fueron llenando de Dios. Eran las fiestas religiosas en Jerusalén y estaba lleno de gentes de las naciones extranjeras, sobre todo judíos que vivían afuera. Aquellos días se oía hablar muchas lenguas en Jerusalén y el ambiente era muy espiritual, muy de Dios. En los Apóstoles y demás discípulos se notaba que estaban viviendo algo especial, Dios estaba obrando en sus corazones. Todos estaban convertidos de verdad a Dios. Y, todos en ese ambiente buscaban a Dios. La mayoría, claro. Corintios 12, 3b-7. 12-13. En esta lectura aparece cinco veces la mención al Espíritu Santo y se nos dice que Dios es el que obra todo en todos. Todos debemos trabajar por la causa de Dios, aunque a veces los pecadillos se nos metan por las rendijitas. A todos se nos da el Espíritu, aunque sea para actuar de distintas maneras, según la necesidad en cada caso. Todos los cristianos bebemos de un sólo Espíritu y, por lo mismo, formamos un solo cuerpo. La tercera lectura es de Juan 20, 19-23. Jesús se aparece a los discípulos. Han cerrado las puertas porque tienen miedo a los judíos. Pero, Jesús los llena de paz, de tranquilidad. Les desea mucho la paz. Y sopla sobre ellos y les dice: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis les quedan retenidos". Aquí no se habla de la necesidad de confesarse, sino de pedir perdón a Dios. Los primeros cristianos sabían pedir perdón a Dios y unos a otros. Esta petición de perdón, Dios la recibe con los brazos abiertos y nos perdona. Naturalmente, hemos de ser sinceros con Dios y con el hermano. Y tener confianza en que de verdad quedamos perdonados. De esta forma, el amor, la paz de Dios, nos inundará plenamente. Y, la irradiaremos. La transmitiremos. Hoy, después de la segunda lectura está una especie de poesía. Es algo larga quizá. Pero, dice peticiones muy bonitas. Es una riqueza. No olvidemos llevar la presencia de Dios. Llevarla continuamente, para nosotros es imposible. Pero, acordarse de Dios varias veces durante el día, decirle que lo amamos, nos llegará a ser fácil.

 
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