martes, 24 de mayo de 2011

Domingo VI de Pascua. 29/05/2011. Ciclo A. Juan 14, 15-21.

   En el siglo XXI, y cuando se pide la nueva evangelización de Europa, se impone la necesidad de profundizar a nivel inteligible para los fieles, la doctrina sobre el Espíritu (con mayúscula).

   En el evangelio de hoy, comienza Jesús afirmando que "si me amáis cumpliréis mis mandamientos". En efecto, para cumplir lo que Jesús nos manda sólo podemos hacerlo si lo amamos a él. Los mandamientos de Jesús no se nos imponen, son sólo exigencias del amor a él. Jesús habla de sus mandamientos para contraponerlos a los mandamientos de la antigua ley de Israel, también llamados de la ley de Dios. Jesús no dice "mis mandamientos" sino los mandamientos "míos". Los mandamientos de Jesús no sabemos cuantos son. Son la respuesta del amor a las necesidades del hombre en cada circunstancia. Y, para cumplir con tanto es necesario amar mucho a Jesús.

   Relacionado con el mandamiento del amor está la permanencia del Espíritu de la verdad en nosotros. Sólo a través de Jesús recibe la comunidad el Espíritu de la verdad. Según el griego, en cuyo idioma están escritos los evangelios, la misma palabra significa verdad y lealtad. El Espíritu de la verdad que nos da Jesús es el Espíritu de la verdad y la lealtad a la vez. Es el amor leal con que nos ama el Padre Dios. Esa es la verdadera realidad divina donde todo el amor que nos tiene es toda la verdad.

   Dice Jesús que el mundo no puede recibir el Espíritu de la verdad, del amor. El "mundo" está usado aquí en sentido peroyativo. Es el orden injusto que existe en la sociedad, donde abunda la mentira, la injusticia, la ideología. Es la interpretación propia del evangelio de Juan. Y los que pertenecen a ese mundo no son capaces de captar y entender la vida del Espíritu. Ni la quieren.

   Jesús sabe que pronto morirá. Por esa razón, afirma que dentro de poco el mundo ya no lo verá. Pero, discípulos de Jesús sentirán su presencia por el Espíritu. Jesús prepara a sus discípulos para el momento en que se queden solos.

   Jesús dice que sus discípulos experimentaremos que él está con el Padre Dios y nosotros con él, así como él con nosotros. Se trata de un conocimiento por experiencia interior. Es innegable para el creyente.

   Aunque no se toque en esta explicación, no podemos olvidar que el Espíritu de verdad que Jesús nos prometió se comunica tanto a los discípulos que podíamos llamar progresistas, como a los más conservadores. Lo fundamental es el mandamiento del amor que Jesús nos da. Ojalá encontremos ocasión para tratar dicha temática.

   Práctica:
   Este evangelio se presta mucho para la reflexión.

 
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