domingo, 23 de marzo de 2008

Pascua de Resurrección del Señor-Juan, 20, 1-9

Haciendo un estudio del evangelio de Juan, se ve que sigue los días de la creación culminando en el capítulo 19, versículo 42, "El Día Sexto". Ahora empieza la etapa definitiva de la nueva creación con la expresión "el primer día de la semana", el día de la Resurrección, el día del comienzo de la nueva vida y de la nueva esperanza que nos trae el Señor.

Por la mañana temprano, todavía en tinieblas, es cuando María Magdalena va al sepulcro. Observemos que por la mañana, aunque sea temprano, ya hay luz y sin embargo se afirma que todavía estaban en tinieblas. Es algo difícil de conciliar. Pero, sucede que en el lenguaje del evangelio de Juan "la tiniebla" denomina la ideología contraria a la verdad de la vida. María Magdalena va al sepulcro poseída por la falsa concepción de la muerte, por la ideología de que todo se acaba con ella. Pero el día ha comenzado ya. La losa está quitada, porque si estuviera puesta sería el sello de la muerte definitiva. En el evangelio de Juan, ni siquiera se afirma que la losa hubiera sido puesta.

María marcha corriendo a ver a Simón Pedro y al discípulo a quien quería Jesús y les dice: "Se han llevado al Señor...". Cuando a Jesús se le llama "Señor" se indica que son vivencias de la primera comunidad cristiana. Vivencias sobre el Cristo ya resucitado.

Salen Pedro y el otro discípulo hacia el sepulcro. En él ven los "lienzos puestos". No como pone alguna traducción: "las vendas en el suelo". Los lienzos equivalen a las sábanas en el lecho nupcial. En la resurrección de Lázaro, Jesús mandó quitar la losa y desatar a Lázaro para dejarlo marcharse. Aquí la losa está quitada y los lienzos no atan a Jesús. Deberían deducir que el Señor se ha marchado por sí solo.

Si las sábanas puestas o extendidas es señal de boda preparada, el sudario es el símbolo de la muerte. Sin embargo, a diferencia de Lázaro, el sudario en Jesús sólo cubre la cabeza, no cubre la cara entera. El sudario sobre su cabeza indica que la muerte para Jesús fue como un sueño que no interrumpió la vida. El sudario no fue puesto con los lienzos, sino aparte, en determinado lugar. Parece que la frase indica un sentido simbólico. "El lugar, en Juan, designa siempre el templo de Jerusalén o, también el lugar donde se encuentra Jesús como nuevo santuario. Si el sudario representa la muerte, la muerte ha llegado al templo de Jerusalén.

El discípulo fiel, ante todo esto, vio y creyó. Pedro no muestra reacción alguna. La muerte no ha interrumpido la vida, simbolizada por el lecho nupcial que ya está preparado. Recordemos el sudario: este no había tapado la cara a Jesús, sólo la cabeza, porque su muerte era un sueño.

LIbrémonos de las ideologías, que son tinieblas. Encontremos a Jesús que es luz del día y que podemos experimentarla en nuestro interior. Con ella, no hay odio, todo es amor, amor profundo a Dios, y plena adhesión a Cristo.

 
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