martes, 28 de octubre de 2014

Solemnidad de los Difuntos. Ciclo A. 2/11/2014. Juan 14, 1-6

   Las lecturas de este día de Difuntos son una llamada a la esperanza que nos viene de Dios. La primera lectura, (libro bíblico de las Lamentaciones 3, 17-26), se sitúa en la deportación del pueblo judío a Babilonia. La pérdida de bienes y la salida a un país extranjero provocan un sufrimiento extremo. Llanto y miseria. Es una situación que se repite aún hoy día. Es triste verlo por la televisión. Desaparece la paz y la ilusión entre las personas. Esa paz que viene de Dios. Todo es ajenjo y veneno para esas gentes que sufren y, sin embargo, tratan de traer a la memoria todo lo que pueda darles una esperanza. Recuerdan que hay algo que los llena de esa esperanza. En medio de tanta desolación, el creyente siente una secreta e íntima confianza en Dios porque es grande su fidelidad a las promesas. Termina esta primera lectura afirmando que "es bueno esperar en silencio la salvación del Señor". Estupenda afirmación en este día de Difuntos.

   En la segunda lectura (Romanos, 6, 3-9), Pablo nos presenta incorporados a Cristo por el bautismo, que supone la fe. De ello, saca una conclusión. Esa incorporación a Cristo es tan fuerte y completa que le permite a Pablo afirmar que ya hemos muerto y resucitado con Cristo. Nuestra vida anterior ya está muerta. Ahora, ya tenemos una vida nueva en Cristo Jesús. Hemos muerto con él para quedar realmente absueltos de nuestros pecados. No seamos rebeldes a esta absolución. Aceptémosla. Si hemos muerto con Cristo, viviremos para siempre con él. Cristo es nuestra esperanza para siempre. Por tanto, nuestros seres queridos siguen viviendo en Cristo para siempre y con él volveremos a vernos.

   El remate y culminación de las dos anteriores lecturas está en el evangelio de hoy (Juan 14, 1-6). El primer versículo afirma que todo nuestro deseo de Dios encuentra su realización y su seguridad en Jesús. En español no tiene el mismo significado "casa" que "hogar". Esta última acepción indica amor, intimidad, vida en familia. Pues bien, la palabra "hogar" es la correcta traducción del original griego. Traducir por "casa" es incorrecto. En el hogar de mi Padre hay viviendas para muchos o sea para todos. Jesús utiliza un lenguaje figurado para expresar la relación de cada uno de nosotros con Jesús y con Dios. Viviremos en hogar de amistad con Dios. El camino para llegar a ese hogar ya lo sabemos. Se trata de saber amar hasta el final. Lo sabemos porque es la enseñanza de Jesús. Como resumen, dice Jesús: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Esta es la respuesta de Jesús a Tomás.

   El camino es practicar y vivir las enseñanzas de Jesús. En ello, encontramos la verdad sobre nosotros mismos y sobre Dios. Experimentamos así una nueva vida. Y la experimentamos de verdad en el interior de cada uno de nosotros.

   Compromiso:
   Medita algo sobre lo leído.

miércoles, 22 de octubre de 2014

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26/10/2014. Mateo 22, 34-40

   En el presente domingo se trata de hacer un resumen conclusivo de los mandamientos, tanto de los referidos a Dios como de los referidos a los hombres. El libro del Exodo (22, 20-26) expone la doctrina de manera casuística según la época, nos habla de como se ha de tratar a los forasteros, a los huérfanos, a las viudas, a los pobres y a los que te dejaron algo en prenda. Se les tratará sin oprimirles, sin vejarles. No serán objeto de explotación, en concreto, si se les presta dinero no se practicará la usura con ellos y si tomamos alguna ropa en prenda, se les devolverá antes de que empiecen a tener frío. Si no tenemos todo esto en cuenta la ira de Dios puede ser terrible. Dios obra a través de nosotros.

   Conociendo la vida de los primeros cristianos podemos ver en la segunda lectura (1 Tesalonicenses, 1, 5c,10) no sólo el aspecto espiritual, evangelizador, sino también el de la ayuda mutua. No cabe duda que los primeros cristianos de Tesalónica, si eran un modelo para todos los demás, lo eran porque abarcaban los dos aspectos, el humano y el divino. Por esta razón, su fe había corrido de boca en boca.

   Sobre esta primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, debemos saber que es el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, es decir, es anterior a los mismos evangelios. Nos presenta pues la primera fotografía de los cristianos en el mundo griego. En ella se encuentran ya los puntos fundamentales de la fe cristiana.

   Hecho este paréntesis, entramos a la consideración del evangelio de Mateo. Para este, la comunidad cristiana es el nuevo Israel y, por tanto, en ella tiene suma importancia la Ley (es decir, los cinco primeros libros de la Biblia o Pentateuco). Como esta ley contiene sobre 613 mandamientos, ésta es la razón por la que le preguntan a Jesús: "¿Cuál es el principal mandamiento?". Jesús junta los dos mandamientos más importantes: el amor a Dios y el amor al prójimo y los presenta como inseparables. Los dos mandamientos son semejantes, nos dice Jesús. Es una síntesis magistral: los dos mandamientos se convierten en uno. Y esto no debemos olvidarlo jamás si queremos que nuestro cristianismo sea auténtico.

   Es verdad que el ambiente en que se desarrollan las lecturas era muy distinto al de hoy día. Pero, la enseñanza sigue siendo totalmente válida. El amor al prójimo, y por lo tanto a Dios, no consiste en una interpretación cerrada del dogma. Hoy se presentan nuevos problemas que necesitan soluciones de misericordia: separados y vueltos a casar por lo civil, parejas de hecho, homosexualidad...  Ante ellos, el amor cristiano nos obliga a tender una mano de consuelo y no de impugnación y estigmatización. También ellos pueden estar muy cerca de Dios y, por lo tanto, acercarse reverentemente a la comunión. En una pareja no canónica puede existir un amor más cristiano que en una canónica.
(Pásalo por las redes sociales. Gracias.)

   Compromiso:
   Hazte portador de misericordia cristiana, no para pasar sino para acercar a los demás a Dios.

martes, 14 de octubre de 2014

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 19/10/2014. Mateo 22, 15-21

    En las lecturas de este domingo domina la idea de transmitir a los demás el mensaje de Dios siempre o, ya en cristiano, la idea de la evangelización. No en vano, es el día de la Jornada Mundial por la Evangelización de los Pueblos o DOMUND.

   La primera lectura, tomada del libro bíblico de Isaías (45, 1.4-6) nos refiere, por primera vez en la hestoria del Pueblo escogido, como Dios dirige un mensaje favorable a un rey extranjero y lo llama su ungido. De esta forma lo empareja de alguna manera con el rey David del Pueblo de Dios. Ciro ha sido investido por el mismo Dios, que lo unge, le da título e insignia. Israel es el centro para transmitir el mensaje divino. Es el centro, pero no el límite. También otros pueden hacerlo con la bendición de Dios. Hoy mismo, los cristianos debemos ser muy receptivos, pues el mensaje de Dios nos toca a nosotros transmitirlo pero también recibirlo de pueblos y gentes no cristianas. Es decir, de otros Ciros paganos. Aunque tengamos que dar un giro de 180º, démoslo si las nuevas ideas no son disconformes al evangelio. Tengamos apertura.

   En la 1 Tesalenicenses (1,1-5b), Pablo recuerda la actividad de la fe de esos creyentes. Su fe es activa, es decir, no se contentan con creer, transmiten su fe a los demás, evangelizan de palabra y de obra. Los Tesalonicenses tienen una fe tan activa que manifiesta el gran esfuerzo de su amor y el aguante de su esperanza en Jesucristo. En ellos, se manifiesta la fuerza del Espíritu Santo.

   En el evangelio de hoy, quieren comprometer a Jesús con una pregunta. Pero antes hacen una referencia a la confianza que tienen en él. Le dicen: "Sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad". Así es la forma de evangelizar que tiene Jesús. Los demás captan la sinceridad con que habla, ven que le sale del corazón y que es una fe pura, no una fe ideologizada. No tiene mandatos de hombres por muy jerarquías que sean. Jesús predica lo básico para la relación con Dios y para la relación con las personas. Y punto. Por eso le dicen que enseña el camino de Dios conforme a la verdad y que no le importa lo que puedan decir los demás. A nosotros, a menudo, sí nos importa lo que pueden decir los demás. Y nos acobardamos. Así, nunca evangelizaremos ni celebraremos el Domingo Mundial de la Evangelización de los Pueblos (DOMUND) como es debido. No basta con dar un dinero, hay que evangelizar. A lo mejor, es necesario ir a la escuela para ver cómo se puede evangelizar. Pues, ¡créense cursos, para ello, en las parroquias, y manifestemos su efectividad.
(Propágalo por los medios modernos. Gracias.)

Compromiso:
   Piensa a fondo en lo que has leído aquí.
  

martes, 7 de octubre de 2014

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. 12/10/2014. Ciclo A. Mateo 22,1-14

   La segunda lectura (Filipenses, 4, 12-14.19-20) viene muy a punto para coordinar la primera lectura con la tercera. En ella está el fuerte espiritual de este domingo.

   En cuanto a la primera, tomada del libro bíblico de Isaías (25, 6-10 a),  nos recuerda la concepción antigua de que Dios habita en los montes (tres veces se nos recuerda). Aún hoy día, son muchas las personas creyentes que al subir a un monte alto, con una vista buena de naturaleza, afirman que se siente la cercanía de Dios y que se sienten invitados a rezar. Es el encanto de la montaña para el ser humano: belleza estética, espiritual y, por ende, religiosa. ¡La creencia religiosa es de belleza espiritual. Lo sabe el alma creyente!¡Vete a la montaña y saborea  a Dios, junto con toda la belleza natural!

   Y dice esta primera lectura que en el monte se dirá: "Aquí está nuestro Dios: celebremos y gocemos con su salvación". La salvación que viene de Dios porque, como dice la segunda lectura, Dios tiene una gran riqueza en Cristo Jesús. Pablo lo afirma porque, debido a su propia experiencia, llega a la conclusión de que todo lo puede en aquel que lo conforta, es decir, en Cristo Jesús. Pablo sabía, por propia experiencia, lo que era vivir en pobreza y abundancia, en hartura y en hambre, y Cristo le había dado siempre fuerzas para soportarlo todo. Por eso se puede afirmar que Dios tiene en Cristo una gran riqueza. Una gran riqueza para traernos la salvación y una gran riqueza para ayudarnos a soportarlo todo.

   Por esa gran riqueza que aporta Jesús, son muchos los llamados nos dice el final del evangelio de hoy. "Muchos" no tiene el mismo significado que en castellano. En el griego del evangelio, muchos no es un múmero limitado. La misma totalidad son muchos. Es decir, Jesús llama a todos a la salvación o a muchos, que es lo mismo. Nadie queda excluído. Y los que nosotros tenemos por pecadores, como los publicanos y las prostitutas, por su buena voluntad y su apertura a Dios, nos precederán en el reino de los cielos, nos dice Jesús en otro evangelio.

   Dios llama a todos, buenos y malos, sólo nos pide que aceptemos, revistiéndonos de Cristo. De lo contrario no lleva el traje de fiesta. Serán muchos los llamados, y en la lectura evangélica sólo uno no lleva ese traje. Ese es el condenado. Esto es lo que nos aclara la conclusión final. Muchos, todos, son los llamados, pero basta que se pierda uno para que el "muchos" se convierta en "pocos". Tan grande es, humanamente hablando, la tristeza del misterio divino.

   Esa inmensa tristeza nos pone a los creyentes en el disparadero. Si amamos a Dios tenemos que evitarla a toda costa. Como dice Francisco, no tenemos que balconear, tenemos que salir a la calle.

   Compromiso:
   Hoy debes pensar tú el compromiso.


 
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