jueves, 2 de mayo de 2019

III Domingo de Pascua. Ciclo C. 05/05/2019. Juan 21, 1-19

   El día de hoy gira en torno a nuestra donación de la vida por amor a Dios, que puede traducirse también en amor a los demás. Como frase a recordar o memorizar se propone: "¿No os habíamos ordenado seriamente no enseñar en nombre de Jesús?... Los apóstoles salieron del sanedrín contentos de haber merecido aquella represión por el nombre de Jesús (Hechos de los Apóstoles, 5)".

   La primera lectura se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 27b-32. 40b-41. Los apóstoles tenían terminantemente prohibido predicar lo referente a Jesucristo. Pero, ellos se exponían al castigo que fuera y predicaban. Son conscientes de que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Por esta razón, salieron del sanedrín contentos de haber merecido ser reprendidos por el Nombre de Jesús.

   Apocalipsis 5, 11-14 es la segunda lectura. Jesucristo es digno de recibir los máximos honores. El Cordero degollado merece recibir todo el honor, toda la gloria y toda la alabanza. Toda nuestra expresión de amor para con Jesús, siempre será poca. Con el pensamiento, acordémonos de Jesús, Dios hecho hombre, varias veces durante el día. Amémosle de verdad. Será una verdadera oración.

   De nuevo se recuerda que debe leerse el evangelio de este domingo, cuya cita se encuentra en la cabecera de este comentario. Aquí sólo se pueden tocar algunas de las ideas principales. Entre ellas la idea de la noche. Según el evangelio Jesús es la luz (9, 4s). La noche es la ausencia de Jesús, luz del mundo. Los apóstoles, reinando la noche no consiguen nada porque ella es la ausencia de Jesús, luz del mundo. La infecundidad se debe a la falta de unión con el Señor. Es más, están tan concentrados en su esfuerzo inútil, que no reconocen a Jesús cuando se presenta. Y el trabajo, sin estar vinculado a Jesús, no rinde.

     Van reconociendo al Señor debido a la abundancia de la pesca. Sólo el que tiene experiencia de Jesús, y de su amor, sabe leer las señales correspondientes. Los cristianos que se dedican a que las personas se acerquen a Dios, tienen muy presente la cercanía del Señor.

     En la misma línea, no puede faltar la presencia eucarística. Por la invitación de Jesús, los discípulos reconocen su presencia. Jesús invita a todos a la eucaristía, a participar de su alimento. La Eucaristia es señal de su acogida, es el don de Jesus a sus amigos. Estas son las deas principales del evangelio de hoy.


  

 
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