jueves, 19 de noviembre de 2009

Solemnidad de Jesucristo rey del universo. 22/11/2009. Juan 18, 33-37

Recuerdo que previamente debe leerse el evangelio que corresponde e incluso tenerlo a mano.

Cuando Pilato pregunta a Jesús si es el rey de los judíos, Jesús le contesta: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? (v. 34)". Es decir, le pregunta si actuó por propio convencimiento o como instrumento de otros. ¡Cuántas veces nosotros no estamos convencidos de algo y actuamos según nos dicta el pensamiento de otros! ¡Cuántas veces obramos al dictado de una ideología que nos imponen! La verdad os hará libres, dijo Jesús.

Los sumos sacerdotes odian más a Jesús, su paisano, que a los invasores romanos, a quienes lo entregan para satisfacer su odio.

En el diálogo con Pilato, Jesús descarta la realeza que se apoya en la fuerza de las armas. Renunciando al uso de la fuerza, manifiesta que no es rey como los demás. Le pregunta Pilato: "Luego, ¿tú eres rey?". Contesta Jesús: "Tú lo dices: yo soy rey" (v. 37a). Pilato queda extrañado porque no puede comprender a un rey que renuncia al uso de la fuerza para defender su derecho. Pero, no solamente Jesús es rey, sino que también hace reyes a sus discípulos, porque los hace libres, hijos de Dios.

Jesús explica lo que tiene que hacer como rey, es decir, su función: dar testimonio de la verdad. Esta verdad de la que Jesús da testimonio es Él mismo, el resplandor de la vida divina, la luz. Nos da su propia experiencia, la del Espíritu que es vida y amor. Nos da la experiencia de saber o intuir o tener una experiencia interior de lo que es la vida para siempre y de lo que es la vida de amor. Jesús, como rey, nos hace este inmenso regalo. Jesús es la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre.

Lo visto son las dos características de Jesús como rey: su renuncia al uso de la fuerza y su misión de dar testimonio de la verdad. Y ¡cuántas veces la iglesia ha recurrido al uso de la fuerza! ¡Por cuántas cosas debe pedir perdón a los mismos cristianos y a la humanidad entera! Y no miremos solamente a tiempos pasados, pues existe no sólo la fuerza y la violencia física. Existe también la violencia moral cuando no se predica una teología plural o un pluralismo teológico. Una pluralidad a la que los creyentes tenemos derecho. No es verdad que todo lo que hay que decir, ya está dicho. Cuando se trata de fomentar una unidad de pensamiento en todos los aspectos, se está derivando hacia una ideología o hacia una opresión.

"Todo el que es de la verdad escucha mi voz", termina diciendo Jesús en el evangelio de hoy. Jesús nos da testimonio de la verdad y nosotros escuchamos su voz.

¡Ojalá sea siempre así!

Compromiso: los cristianos más conservadores no deben mirar mal a los más aperturistas, y viceversa. Pero sí debemos tener siempre los ojos abiertos hacia los dolores y sufrimientos de los demás, que es lo que nos pide la fe en Jesús de Nazaret.

 
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