martes, 29 de enero de 2013

IV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 03/02/2013. Lucas, 4,21-30

   Como nos decía el evangelio del domingo anterior, Jesús ha entrado en la sinagoga de su pueblo, de Nazaret, y, con el derecho de cualquier paisano creyente, desenrolló el libro de la Biblia del Profeta Isaías. Leyó un trozo, saltando lo referente al día de ira, y termina conforme comienza el evangelio de hoy. Dice Jesús: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oir". Haciendo la debida corrección, Jesús se aplica el texto leído.

   Para los exégetas judíos, el conservar la revelación de Dios no se oponía a su reinterpretación constante, según los signos de los tiempos que no eran disconformes con el pensamiento divino. Esto era propio del judaísmo. La revelación divina no cabe en moldes humanos y, por esa razón, siempre se vislumbran en ella matices nuevos. Jesús se olvida de la ira y se aplica el texto. Esta forma de hacer exégesis se llama "midrash".

   Jesús explicó el texto, "todos le dieron su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios". Sin embargo, al final de la lectura de hoy se dice que "todos en la sinagoga se pusieron furiosos" e intentan despeñarlo. Es de suponer que unos aplaudirían a Jesús y otros no. Como siempre. Si lo llevan hasta el despeñadero es porque el tumulto lo domina pero, no cabe duda, que si logra escapar es porque tiene gente que lo admira y lo defiende.

   Hoy día, ¿nos manifestamos como cristianos cuando estamos fuera de la iglesia o somos unos más? ¿Sabemos defender a Jesús?

   El Papa ha proclamado un año de la fe. Pero, la fe en la Biblia siempre conlleva acción. O lealtad hasta el martirio. En el evangelio de hoy, algunos están manifiestamente a favor de Jesús. Sienten necesidad de oir sus palabras. A Dios nunca lo vió nadie, pero Jesús es la revelación de Dios. Gracias a él, sabemos que Dios nos ama profundamente. Pero saber esta gran verdad, conlleva una respuesta activa. Es el compromiso, la acción sin la cual no hay fe.

   Cuando San Cirilo hablaba a los neocatecúmenos que iban a bautizarse, no les preguntaba sobre las verdades de fe, una por una. Simplemente les decía "¿os comprometéis? A lo que contestaban afirmativamente.

   Por tanto, este año de la fe, comprometámonos de verdad. Acompañemos la fe, de acción; de lo contrario no será fe bíblica.

   (Quien desee leer el comentario a este mismo evangelio busque el del 31/01/2010)

   Compromiso:
   No sintamos vergüenza de hablar positivamente de Dios. No esperemos a que surja la conversación, porque los demás difícilmente la harán surgir. Hay muchas ocasiones.

martes, 22 de enero de 2013

III Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 27/01/2013. Lucas, 1,1-4;4,14-21

   La lectura evangélica de hoy consta de dos partes como se ve en la cabecera de este comentario. La primera (1,1-4) se presta, más bien, a unas simples pinceladas sobre los comienzos del movimiento cristiano, en el que se iban fundando comunidades cristianas, pero sin que hubiese una autoridad única por encima de ellas. Para todas estas afirmaciones me baso en las investigaciones neotestamentarias de los últimos treinta años y aceptadas por católicos y protestantes. Católicos eminentes que no han sido por ello molestados por el Vaticano, aunque sí por grupos católicos fundamentalistas.

   Cuando desapareció la generación de los apóstoles y profetas, por los años 80 o 100, es decir, cuando ya no queda nadie en este mundo que haya visto y escuchado a Jesús, los cristianos se preguntan: ¿Y ahora, cómo seguimos? La solución la dió la costumbre de la época.

   Ciertamente, cuando ya no existía una persona determinada, pero se deseaba conservar su pensamiento, se recurría a escribir cartas o libros poniendo como autor al mismo fallecido. Era en aquella época una forma totalmente fiable, que  podía equivaler a un juramento serio de que se decía la verdad. Por ejemplo, no todas las cartas que decimos de Pablo son de Pablo pero, ciertamente, reflejan su pensamiento.

   El autor del evangelio que llamamos de Lucas parece ser un escritor más, que trata de transmitirnos fielmente el mensaje de Jesús. Aunque no haya conocido a Jesús, el autor de este evangelio es dado por conocedor de la verdad y la misma comunidad lo acepta como verdadero para siempre. Esta es la verdadera apostolicidad.

   La segunda parte de la lectura evangélica (4,14-21) nos presenta a Jesús en la sinagoga de su pueblo natal, Nazaret. La gente se reunía los sábados en la sinagoga para escuchar la palabra de Dios o Escrituras. Hecha la lectura, comenzaba la predicación  en la que cualquier varón adulto podía tomar la palabra. Magnífica lección para nuestra Iglesia del siglo XXI en la que sólo predica, mejor o peor, el sacerdote. El pueblo de Dios no tiene el Espíritu, no tiene nada que comunicar para edificar la Iglesia de Cristo. Todo está hecho ya. Aunque solo estuviera permitido hacer una única intervención respetuosa. ¡Sería maravilloso, en este sentido, volver a los tiempos de Jesús! De no ser así, él no hubiera podido hablar.

   Jesús lee un texto de Isaías sobre el jubileo que se hacía cada 49 años. En él se pagaban o condonaban todas las deudas y las tierras volvían a sus antiguos propietarios. Y los que se habían vendido como esclavos para pagar sus deudas, recobraban la libertad.

   Es un resumen del programa que nos trae Jesús: Amor y Perdón.

   (Si alguien desea leer el comentario hecho sobre este mismo evangelio el 24/01/2010 puede buscarlo en Google, escribiendo: teologia ovetense 24/01/2010)

   Compromiso:
   Ante la predicación del sacerdote, saber hacerse un criterio propio y responsable.

lunes, 14 de enero de 2013

II Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 20/01/2013

  El evangelio trata del tan conocido episodio de las bodas de Caná de Galilea. Habiendo presentado Juan Bautista a Jesús como el nuevo esposo en el primer capítulo del cuarto evangelio, esta boda adquiere de pronto un sentido simbólico en la mente del escritor.

   Se trata de un episodio programático. Tomando pie de una boda en un pueblo, el escritor construye su relato para hacernos ver y vivir toda la fuerza de la nueva alianza que Dios hace con los hombres, por medio de Jesús. No nos importa la boda sino su significado.

   La boda, en la Biblia, era símbolo de la alianza, en la que Dios aparecía como el esposo del pueblo. Esta boda es una boda anónima, donde ni el esposo ni la esposa tienen voz ni rostro Representan la antigua alianza. La escena simbólica se representa en un pueblo de montaña, Caná, a unos 15 kilómetros de Nazaret.

   La madre de Jesús es también presentada sin nombre propio. Aparece estando en la boda, por lo que pertenece a la antigua alianza, como representaban las tinajas de piedra donde se hacían las purificaciones de la misma.

   Jesús entra en la boda con un grupo de discípulos. Con él entra la nueva alianza entre Dios y los hombres. Entra como invitado entre el pueblo que vive bajo la antigua alianza.

   En el Cantar de los Cantares, libro contenido dentro de la Biblia, el vino es símbolo del amor entre los esposos. Así, entre los enamorados expresan su amor con expresiones como "tus amores son mejores que el vino" o "tu boca es vino generoso".

   Pues, en la boda, faltó el vino. La madre de Jesús se dirigió a él: "No tienen vino", le dijo.

   Notemos que la madre no aparece con nombre propio, y al dirigirse a Jesús no lo llama hijo. Jesús tampoco la llama madre. Continúa siendo todo un símbolo. La madre de Jesús pertenece a la antigua alianza, personificando a los israelitas que permanencen fieles a Dios.

   A la frase "no tienen vino", Jesús contesta: "¿Qué nos importa a mí y a tí, mujer?". Debe decirse que jamás entre los judíos un hijo se dirige a su madre llamándola mujer. Llamar a su madre "mujer" es llamarla "esposa". Es la "esposa" de la antigua alianza.

   Jesús manda llenar las tinajas de agua. En ellas no hay vino. El agua se convertirá en vino fuera de ellas. La Ley, el agua, no podía purificar, pero Jesús sí. Pero no lo hará con un agua externa, sino con un vino que penetra dentro del hombre. Ese vino, que representa el amor en el Cantar de los Cantares, establecerá una relación personal con Dios que  nos dará una alegría interna maravillosa e indescriptible. Es la alegría de la nueva alianza, presentada hoy bajo el símbolo de una boda.
 
(Si alguien desea leer el comentario anterior de este mismo evangelio, se encuentra en el 17/01/2010. También puede ir a la Etiqueta "boda" y le saldrá automáticamente).

   Compromiso:
   Sintámonos plenamente envueltos en la compasión activa de Dios y seamos plenamente responsables de cooperar con ella. Es el sello de la nueva alianza.

miércoles, 9 de enero de 2013

Domingo, Bautismo del Señor. 13/01/2013. Ciclo C. Lucas, 3,15-16, 21-22

   Este evangelio habla del bautismo de Jesús, pero con una fuerte referencia al Espíritu Santo. Es él quien nos va a ocupar, sobre todo por aquello de que al Espíritu Santo se le llama el gran desconocido.

   Dice Juan el Bautista que Jesús nos bautizará con Espíritu Santo, que Jesús se dejó bautizar por él y que, al salir del agua, se abrió el cielo y bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que dijo: Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.

   Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, afirma que Jesús fue ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y, como dice la primera lectura de hoy, la caña cascada no lo quebrará aún más, ni apagará el pávilo vacilante, porque está el espíritu sobre él.

   No debemos pensar que la presencia del Espíritu sólo es propia de nosotros, los creyentes en Cristo. Los judíos hablaban del Espíritu divino y de su experiencia o Shekhinab. Cuando dos o tres estudiaban juntos la Biblia, eran conscientes de que el Espíritu habitaba entre ellos. Así, el rabino Ben Azzai estaba rodeado por la aureola del Espíritu, cuando explicaba.

   El Dios inefable necesita ser traducido al idioma humano por decirlo de alguna manera, pues jamás podemos comprender lo inefable de la divinidad. Por el Espíritu Santo y la Palabra encarnada, la presencia divina puede manifestarse de alguna manera a nosotros. Los cristianos, cuando nos dedicamos de verdad a las cosas de Dios, a practicar activamente la fe de Jesucristo, a ayudar seriamente al prójimo, a la oración... experimentamos, de una u otra forma, la presencia del Espíritu de Dios en nosotros. Es la Shekhinab que dirían los judíos y los primeros cristianos judíos. Esto se manifiesta de una manera especial en las grandes conversiones, que son muchas más de lo que se cree. Si esas experiencias divinas son indescriptibles, inimitables y de una felicidad indefinible es porque se refieren al mismo poder de Dios.

   El Espíritu Santo que vino a Jesús como hombre es el mismo que viene a nosotros cuando nos acercamos de verdad a él. Experimentar estas verdades, no de forma autocomplaciente, sino con profundo agradecimiento, es un dique inexpugnable contra el que se estrellará cualquier forma de ateismo beligerante. Dios es inexpugnable y, a la vez, misterio indefible.

   Jesús se lleva del Espíritu Santo en su bautismo y él, según un pasaje del evangelio de Juan, nos bautizará en agua y en fuego, el fuego del Espíritu Santo.

   (Si alguien necesita ampliar puede retroceder en su ordenador hasta dar con el comentario anterior del mismo).

   Compromiso:
   Alguna vez hemos sentido la presencia de Dios. Valorémosla y volvamos a la cercanía de Dios.

miércoles, 2 de enero de 2013

Tiempo de Navidad. Epifanía del Señor. Ciclo C. 06/01/2013. Mateo 2, 1-12

   El evangelio de hoy se encuadra dentro de un género literario en el que, por supuesto, no ha sucedido realmente todo lo que dice. Pero sí tiene un significado que es necesario aclarar. Los magos son astrólogos orientales que mezclaban la ciencia astronómica de aquella época con la posibilidad de predecir el destino. Algo parecido a los horóscopos de hoy día, publicados por los periódicos. Hoy, se desea presentar a Jesús como rey de todos, pero no como cualquier rey de este mundo, sino como rey que libera. Por esta misma razón, se presenta a Jesús como pastor.

   El evangelista Mateo cita un pasaje, que en realidad es un combinado de dos, tomado de dos libros que están dentro del libro de la Biblia. Uno es Migueas (5,2) y el otro 2 Samuel (5,2). La parte tomada del libro 2 de Samuel es un texto mesiánico. El niño es el Mesías, de la casa de David. Resalta la importancia de Belén, patria del rey David y lugar de nacimiento de Jesús. Este pastoreará a los suyos, que no sólo serán los de Israel, sino todos los del mundo que lo acepten, pues los reyes magos, como paganos que son, representan a los de todo el mundo.

   La estrella que guía a los magos alude al libro que está en la Biblia, llamado Números (24,17). La estrella es figura de la persona misma, según este texto del libro de los Números y, a la vez, es la que guía a los magos. Es, a la vez, una representación de la persona y un signo que conduce. Aunque no se ha dado en la realidad, sino que es una forma literaria, una manera de escribir. Otro tanto se puede afirmar de los magos: no existieron en la realidad; es una forma literaria para expresar que el nacimiento de Jesús afecta también a los paganos de todo el mundo, aunque no sean judíos. Todos formaremos parte del pueblo de Dios.

   En este evangelio, pues, se nos afirma, desde el punto de vista teológico, que Jesús, el que nos muestra el gran amor que Dios nos tiene, el salvador, se ha hecho presente en este mundo para abrirnos los ojos del alma y salvarnos. Eso es lo importante, que Jesús está con todos nosotros. La estrella es Jesús y nosotros somos los magos que nos unimos a él y con él nos aliamos.

   La explicación del evangelio debe servir no sólo para crecer en la fe sino, también, como instrucción con la que podamos defenderla. Aunque, en este sentido, ya se van indicando cosas, debemos decir que los escépticos señalan con ironía las discrepancias que existen en las narraciones de la infancia, entre Mateo y Lucas. Sin embargo, los redactores finales de dichos evangelios no tuvieron ningún problema en incluir esas historias aparentemente contradictorias. Hoy, hemos visto como, en los géneros literarios no todo se puede tomar al pie de la letra.

   Compromiso:
   No será incienso y mirra como los magos, pero sí debemos rendir algún homenaje a Jesús.

 
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