jueves, 26 de diciembre de 2019

Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo A. 29-12-2019. Mateo 2,13-15.19-23

     Al celebrar hoy la fiesta de la Sagrada Familia es como si estuviéramos iniciando la peregrinación de educar a nuestros hijos. Educarlos en la oración, rezando todos juntos alguna vez al día, o cantando cantares de iglesia, como puede ser: "¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!" (Salmo 122). En la familia debemos caminar juntos por la senda que Dios nos propone.

     Como frase para recordar planteamos la del libro Eclesiástico, capítulo 3: "Quien honra a su padre expía sus pecados". Es decir, sus pecados son perdonados. Queda reconciliado con Dios.

     Eclesiástico 3,2-6.12-15 hacen la 1ª lectura. Refiriéndose a la madre afirma: "Quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros". Recordemos la frase para memorizar y aumentemos nuestros cariños para con nuestros padres.

     La 2ª lectura se toma de la carta a los colosenses 3,12-21, que pertenece al grupo de las cartas de la cautividad, es decir, escritas por Pablo mientras estaba preso. Recordemos varias de las cosas preciosas que trata de inculcarnos. Que nos sobrellevemos mutuamente; que el amor es vínculo de la perfecta unidad; que la paz de Cristo debe reinar en nuestros corazones; que nos enseñemos unos a otros de forma que la sabiduría de Cristo reine en todos nosotros. Con este sabor de vida, cantemos a Dios y démosle gracias con todo el corazón. Son muchas las ideas que se encuentran en esta lectura para llevar una bonita presencia de Dios: cantad a Dios aunque sea en silencio, decidle repetidamente con el pensamiento que de verdad lo amamos. Sintamos de verdad la paz de Cristo en nuestros corazones. No pretendamos, en inicio, acordarnos de Dios muchas veces al día, vayamos poco a poco y démosle gracias a Él cuando lo recordemos. En nuestro progreso espiritual debemos ir siempre de la mano de Dios.

     La lectura evangélica nos recuerda la estancia del niño Jesús en Egipto. Según alguna tradición, parece ser que sus padres tenían en ese país algunos familiares. Por esa razón, al tener miedo a la reacción de Herodes contra Jesús, Egipto se presentaba como un lugar muy seguro para el niño. Además, allí tendría otros niños con quienes jugar, pues no era una excepción, al contrario, abundaban los judíos que habían emigrado a ese país. Así quedaba asegurado también un ambiente familiar y cultural religioso judío para el niño. Dios había preparado muy bien todo. Pero, el tiempo va pasando, y llega un momento en que a Herodes se le acaba la vida, y el peligro contra el mesías parece desaparecer. Los padres de Jesús pueden iniciar de nuevo su vida en Israel, según creen. Pero José y María desconocían que un hijo de Herodes llamado Arquelao era el que le sucedía en Judea. Por esta razón, los tres se quedan a vivir en Galilea, en la ciudad de Nazaret.

     Como vemos, ya desde niño Jesús tiene su propia historia. Es un emigrante y será futuro carpintero, oficio que abarca el ser albañil y alguna otra cosilla más. Ser carpintero es una profesión amplia, y hasta es posible que gracias a ella haya conocido el idioma griego.


     Compromiso:
     Fomentar la presencia de Dios acordándote de Él, diciéndole que lo amas.


miércoles, 18 de diciembre de 2019

IV Domingo de Adviento. Ciclo A. 22-12-2019. Mateo 1,18-24

     Hoy es el cuarto y último domingo de Adviento, caracterizado por la cercanía de Dios a todos nosotros. Ojalá sepamos vivir en profundidad el continuo roce con este Dios que nos fascina. Que nos haga vibrar hasta en las entrañas.

     Como frase a recordarse propone una del evangelio de hoy: "Dará a luz un hijo y tu (José) le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo, 1).

     Isaías 7,10-14 nos hace entrega de la primera lectura. Dice Isaías que el Señor, por su cuenta, nos dará un signo: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Enmanuel (que significa Dios con nosotros).

     Dios entra en nuestra esfera y no cabe duda que entrará dentro de nuestras experiencias vitales. Estará con nosotros cuando hacemos oración, sobre todo en la Iglesia. Sentiremos su presencia viva cuando comulgamos. Ciertamente, Dios se hace presente en nosotros de alguna manera. No cabe duda que hay una relación entre las verdades de nuestra fe y nuestras experiencias. Para nosotros, Jesús siempre se llamará Enmanuel, es decir, Dios con nosotros.

     En la segunda lectura (Romanos 1,1-7), se pasa del Enmanuel nacido de la virgen al Jesús resucitado de entre los muertos. Principio y final que no acaba de la maravillosa vida que Dios nos trajo.

     Hasta aquí, hay grandes motivos e ideas para meditar. Ojalá nos comprometamos durante el 2020 a quedarnos diez o quince minutos contemplando estas y otras ideas del Dios que se acerca a nosotros. Sería estupendo si somos perseverantes y lo hacemos cada día, cada domingo: ¡maravillosa oración!

     El evangelio de hoy podemos resumirlo en tres ideas. La primera es que María espera un hijo que es obra del Espíritu Santo. María, nuestra madre, es la primera agraciada. Ella nos abraza y nos da un fuerte apretón. Y, así, da gracias a Dios.

     Ante el misterio que representa el que Dios se haga hombre y venga a vivir entre nosotros para ser nuestro pastor, nuestra actitud debe ser la de acción de gracias, y permanecer siempre abiertos a Dios, Un antiguo refrán decía: "Creo para entender". Efectivamente, ella nos da una luz especial que nos hace ver las cosas de la fe con una meridiana claridad. Es la luz que viene del mismo Dios y que a los creyentes nos sigue en cada momento.

     Con estas reflexiones, vayamos preparándonos para la Navidad que se acerca. Ellas deben impregnar toda nuestra vida.


jueves, 12 de diciembre de 2019

III Domingo de Adviento. Ciclo A. 15-12-2019. Mateo 11,2-11

     Hoy es un día en el que salen muchas virtudes a relucir y que se irán viendo a través de las lecturas. Estas fechas de Navidad son días de preparación, de espera a que lleguen, a que nos inunden, a que nos transmitan su espíritu. Las palabras nos salen a borbotones, pero todas dicen lo mismo: ¡Alegría!

     La frase para memorizar la tomamos de la primera lectura: "Alegría sin límite en sus (nuestros) rostros... Quedan atrás la pena y la aflicción" (Isaías 35). Está cerca la Navidad.

     Isaías 35,1-6a.10 nos trae la primera lectura. Para comprenderla bien y poder experimentarla es necesario que nos dejemos invadir por la gloria y el amor de Dios, que irá llegando poco a poco a nuestros corazones si nos abrimos a Él. Pero, no sólo abrirnos nosotros, sino también fortaleciendo nosotros a los más débiles. Diciéndoles: sed fuertes, no temáis. Y animándolos. De esta forma llegaremos a la Navidad creciendo en el amor a Dios y estando cada vez más unidos a Él.

     La segunda lectura es de la carta de Santiago (5,7-10). Esta lectura se resume en que esperemos con paciencia y fortalezcamos nuestros corazones, porque por mucho que vivamos, la cita con el Señor llega pronto. La muerte está a la vuelta de la esquina y veremos al Señor cara a cara. ¡Que todo sea cuando Dios quiera! Durante el día, digámosle muchas veces a Dios, con el pensamiento, que lo amamos, que lo queremos. Esta es una de las formas de esperar con paciencia, y transmitamos esta idea a los que nos rodean.

     Y, ya en el evangelio, se trata de toda una referencia sobre el mensajero Juan. En éste, podemos vernos reflejados todos, ya que todos tenemos la obligación de trabajar por el reinado de Cristo. Todos somos su mensajero. Y así debemos considerarnos. El actual papa Francisco ha consagrado dos expresiones muy significativas para nosotros: "no balconear, sino callejear" y ser "Iglesia en salida". La primera nos invita a trabajar de verdad para que los demás vivan cerca de Dios. En los balcones, mirando, no se hace nada, no se trabaja, no nos relacionamos con los demás, no podemos sacar conversaciones sobre Dios. Por esa razón, nos pide el papa que salgamos de los balcones y bajemos a la calle, que nos relacionemos. Sin embargo, somos tan humanos que hay temas que fácilmente hacen surgir una conversación, como es el fútbol o la política. Pero con el tema de Dios, de la religión, es generalmente bastante más difícil. Deberíamos reflexionar sobre ello y ver las formas de lograrlo.

     La segunda expresión, "Iglesia en salida", hace referencia a la postura cómoda de muchos cristianos. Vamos a la iglesia a nuestras oraciones, a misa, a reuniones de uno o de otro. Con ello consideramos que ya hemos cumplido como buenos cristianos. Pero ¿hemos trabajado para extender el reino de Cristo? ¿Dónde está el ejemplo de Juan? Aunque no es el tema de hoy, no olvidemos que la oración es muy necesaria para que la obra de Dios fructifique. Ni oración sin acción, ni acción sin oración.

     Compromiso:
     Haz un esfuerzo para extender el reino de Cristo.


viernes, 6 de diciembre de 2019

II Domingo de Adviento. Ciclo A. 08/12/2019. Mateo, 3, 1-12

   El mensaje central de toda misión cristiana está presente en la liturgia de este domingo. El reino de Dios ha venido, ha llegado, está en medio de nosotros. Nos lo trae el niño Jesús, el Jesús de Nazaret que morirá en una cruz. Como frase para recordar se aconseja "tener entre nosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús". Se toma de la segunda lectura (Romanos 15).

   La primera lectura se toma de Isaías 11, 1-10. Empieza mencionando el tronco de Jesé de cuya raíz florecerá Jesús. En efecto, del tronco de Jesé brotará un vástago y lo inspirará el temor del Señor. Por esta razón, está lleno del Señor y de su conocimiento, tan lleno como las aguas colman el mar. Esa raíz de Jesé, que será Jesús, será elevada como bandera de los pueblos y vendrán todos a él.

   Romanos 15, 4-9 constituye la segunda lectura. Nos recuerda que debemos tener entre nosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo. De esa forma, todos juntos, a una voz, glorificaremos a Dios. Aquí tenemos un óptimo resumen de cómo debe ser nuestro compromiso con Cristo. Meditar sobre sus sentimientos y hacerlos nuestros. Pueden no coincidir con los que en un momento determinado nos propone la jerarquía. En este caso debemos seguir siempre a Cristo. Tal como nosotros con la oración y con nuestras luces lo discernimos. Además, es interesante pensar por qué otros cristianos opinan quizás de manera distinta. Y, tras el discernimiento, la decisión que consideremos mejor para el reino de Cristo.

   El evangelio nos presenta a Juan el Bautista, que prepara el camino al Cristo que viene. Los continuadores del Bautista somos nosotros, y nos toca preparar dicho camino hacia Cristo en el siglo  XXI. Cuando en el evangelio de hoy se dice que la gente confesaba sus pecados, no se refiere a la confesión que hoy día la jerarquía eclesiástica ha establecido para el perdón de los pecados en el confesionario. Esa costumbre o ¿sacramento? no lo ha establecido Cristo. La han inventado unos frailes irlandeses en la edad media y la han introducido en Europa. No es hoy el momento de explicar los pasajes evangélicos correspondientes. Cuando las lecturas del día lo pidan, se hará. Pero enterémonos del movimiento ecuménico, de las conclusiones logradas, y no le pongamos obstáculos. Todas las partes se atienen a un óptimo estudio de los textos bíblicos y de la Historia. Y dentro de un óptimo ambiente de oración.

     En el evangelio de hoy, confesar los pecados es sentirse pecador, arrepentirse de las faltas ante Dios y recibir el bautismo de Juan. Así preparaban el camino del Señor. Y esta costumbre fue seguida por los primeros cristianos. Ayuda tu a otros preparándoles para que acierten y estén en el camino del Señor. Al ser bautizados con Espíritu Santo y fuego, sentiremos la experiencia del Dios vivo que inunda nuestros corazones.

     Compromiso:
     ¿Cómo prepararás el camino del Señor, cómo allanarás a alguien su camino?


martes, 26 de noviembre de 2019

I Domingo de Adviento. Ciclo A. 01/12/2019. Mateo 24, 37-44

  Hoy empezamos un nuevo año litúrgico y, con él, un nuevo caminar en la fe del pueblo de Dios. Es necesario tenerlo presente a través de todo el ciclo e ir meditando en aquello que nos proponemos, para vivir con más intensidad el amor a Dios. Propongo, para los lectores de estos comentarios, el acordarse de Dios varias veces al día y decirle que lo amamos, que lo queremos, que deseamos estar siempre a su lado. Que deseamos vivir en su presencia. Como frase para recordar, propongo: "Caminemos a la luz del Señor", tomada de la primera lectura (Isaías 2,5).

   Isaías 2, 1-5, primera lectura. Nos dice que la casa del Señor está más alta que los montes. Y sin embargo, hacia él caminamos todos. Y nos decimos todos, unos a otros: venid, subamos todos al monte del Señor, a la casa de Dios. Vivamos con la presencia de Dios, como nos dice la frase a recordar. Durante todo el ciclo A, es algo que vamos a tener presente para vivir cada vez más cerca de Dios.

   La segunda lectura es de Romanos 13, 11-14a. Vivir cada vez más cerca de Dios, porque ya es hora de despertarnos del sueño. Así acaba la primera lectura y así empieza la segunda. Debemos andar como en pleno día. Andemos a la luz del Señor. No sigamos los deseos de la carne, como son las borracheras, el desenfreno, las riñas, las envidias.

   En la lectura evangélica, se nos presenta la segunda venida del Señor, como una sorpresa: estad en vela, porque no sabéis el día en que vendrá el  Señor. Es necesario estar en vela, no por miedo, sino porque debemos caminar a la luz del Señor, según la frase propuesta para memorizar. Una forma de estar siempre preparados es vivir en la presencia del Señor, en la presencia de Dios. No obstante, debemos estar siempre en vela por si acaso. Porque somos muy olvidadizos. Y, si no, hagamos la prueba. Nos proponemos recordarnos de Dios cinco veces durante toda la mañana, y decirle que lo amamos. ¿Lo cumpliremos? Y, si resulta que lo hemos cumplido, ¿persistiremos y lograremos cumplirlo más días? Estamos haciendo un ensayo de vivir en la presencia amorosa de Dios. Es una forma preciosa de estar en vela para que cuando llegue la segunda venida del Señor no nos coja desprevenidos. Pidamos a María, la madre de Jesús, que sea nuestra compañera en el camino y nuestro modelo en la fe. Nadie como ella supo esperar a Jesús y acogerlo.

   Compromiso:
   Caminar a la luz del Señor.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Ciclo C. 24-11-2019 Lucas 23,35-43

     La fiesta de hoy nos hace poner el mundo al revés. Es la expresión de la verdadera santidad. Es un echarse en los brazos de Dios, aceptar su voluntad, dejarnos llevar por Él sabiendo que vamos por el buen camino. Se experimenta la cercanía de Dios, Él camina con nosotros, junto a nosotros. Es el camino que el mismo Jesús anduvo.

     Como frase a recordar y meditar se propone, de la segunda lectura, la siguiente: "El es la imagen del Dios invisible" (Colosenses 1).

     2, Samuel 5,1-3 es el texto de la primera lectura de hoy. Voy a permitirme la libertad de aplicar el texto al papa, jefe de los creyentes en Cristo. El Señor ha hecho que él pastoree a su pueblo. Pero este pastoreo presupone que él ha hecho una alianza con nosotros. Y nosotros, la Iglesia, lo hemos hecho nuestro jefe. La alianza que el papa ha hecho con nosotros es llevarnos por el camino de Cristo. Si en otro momento se dijo: "todos con el papa", ahora seguimos diciendo lo mismo. Sepamos leer el evangelio en medio de los signos de los tiempos. Demos a Dios el derecho a conducirnos a través de la historia.

     La 2ª lectura se toma de los Colosenses 1,12-20. Nos hace ver la centralidad de Cristo. Hemos recibido el perdón de nuestros pecados por su sangre, es decir, por el gran amor que nos tiene Jesús. El Dios invisible se ha paseado por este mundo en la imagen terrena del Señor Jesús. Todo fue creado por Jesús y lo fue para él. ¡Qué grande es este pensamiento! ¡Viendo a Jesús vemos a Dios! Parémonos a pensarlo. Qué grande es lo que se oculta en la humanidad de Jesús. ¡Es la gran plenitud que reside en su corazón! Hagamos oración contemplando tan grande misterio.

     Lucas 23,35-43 constituye el evangelio de esta fiesta. Expone el camino por el que anduvo Jesús. El más duro y el más difícil. Hoy recordamos, con gran tristeza, la burla que le hacen. Se contiene en un letrero que le han puesto encima de la cruz: "Este es el rey de los judíos". Un malhechor le recriminaba diciéndole: "¿No dices tu que eres el Mesías? ¡Pues, si es así, sálvate a ti mismo y a nosotros!" Sin embargo, otro malhechor que lo oye le recrimina diciéndole: "¿Ni siquiera tu temes a Dios, estando condenado como él?". Otra afirmación de que Jesús es Dios. Y sin embargo, como hombre, es el sufriente, aquel de quien hacen la gran burla en el suplicio. Es el crucificado. Mientras no sepamos captar el mensaje correspondiente que nos transmite el proceder y la vida de Jesús, habremos entendido muy poco de la vida interior. Por esta razón, la contemplación, la meditación sobre la vida de Jesús, es totalmente necesaria. Además es una bonita manera de hacer oración, de tener vida interior. Lee un texto de los evangelios, léelo y reléelo, despacio, sin prisas, hasta que algún mensaje se te haga presente. Entonces medítalo, ama a Dios y a Jesús de Nazaret. Alégrate en lo más interior de tu alma. Sólo con que te alegres y lo saborees ya estás haciendo una bonita oración. Repítelo a menudo. Hoy será un domingo muy aprovechado.


     Compromiso:
     Lo tienes al final de este comentario.


jueves, 14 de noviembre de 2019

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 17-11-2019. Lucas 21,5-9

     Las lecturas de la misa de este domingo se centran en la salvación y el juicio de Dios. En efecto, hoy se recalca el futuro día del juicio final: los justos se salvarán, ellos tendrán la parte positiva, no serán consumidos, no perecerán.

     Como frase a recordar se propone el final del evangelio de hoy: "Ni un solo cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas" (Lucas 21,19).

     El libro bíblico de Malaquías (3,19-20a) nos proporciona la primera lectura de la misa de hoy. En ella se hace referencia a la salvación y al juicio de Dios. A unos, un calor ardiente los quemará y de los árboles no quedará ni copa ni raíz. Pero a los que temen el nombre del Señor les iluminará un sol de justicia que dará una saludable sombra. Esto ha de verse en un contexto global del diálogo de Dios con Israel, y hoy, por tanto, de Dios con su Iglesia, como quiso hacer el Concilio Vaticano II, que estuvo bloqueado durante 50 años. Ahora empieza a verse alguna luz con el papa Francisco, a pesar de mucha oposición.

     La segunda lectura es de 2 Tesalonicenses 3,7-12. Pablo se pone como ejemplo no queriendo vivir a costa de los cristianos a quienes dedica su tiempo. Pablo afirma: "Trabajamos para no ser carga a ninguno de vosotros". Es una idea a la que alguna vez se ha referido el papa Francisco. El problema está en cómo llevarla a la práctica. Esta lectura, no obstante, termina afirmando "que (los misioneros y predicadores) trabajan con sosiego para comer su propio pan".

     Como está indicado en el encabezamiento, el evangelio de hoy se toma de Lucas. El llamamiento a la conversión nunca pierde importancia. Ni siquiera a la vuelta del destierro de los judíos a Babilonia. En ese ambiente se mueve la primera lectura, del libro de Malaquías, y en él continuamos ahora con el evangelio. La misma reflexión que hacían los que contemplaban la belleza del templo judío, podríamos hacerla nosotros ante nuestras catedrales. pero, Jesús nos presenta su reflexión. Antes de que llegue el fin de todas esas bellezas, luchará pueblo contra pueblo, habrá grandes terremotos, os llevarán presos. Tendréis que dar testimonio de vuestra fe en Dios. Pero tendréis palabras y sabiduría para responder. Matarán a algunos de vosotros y os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza se perderá. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra alma.

     Pues bien, nuestra fidelidad debe ser hasta el final. Pero amando a Dios, es decir, fieles a Jesús de Nazaret, Dios hecho hombre. Esa fidelidad va inmersa en una gran felicidad. Es Dios que inunda nuestros corazones, Es la felicidad que atestiguan los mártires. No es nada morboso, es la paz de Dios en nuestros corazones. No sabemos lo que puede esperarnos en la vida. A lo mejor se nos depara ser mártires, dar la vida por ser fieles al mensaje evangélico, a Dios. En lo más interior de nuestro corazón, seamos siempre fieles a Dios, a pesar de nuestras debilidades humanas, de nuestros pecados. Como nos dice la primera lectura, nos iluminará un sol de justicia y encontraremos vida a su sombra.

     Compromiso:
     Reflexiona sobre tu fidelidad a Dios.



miércoles, 6 de noviembre de 2019

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 10/11/2019. Lucas 20, 27-38

   Un día como hoy, la palabra resurrección resuena por todos los sitios. Llena de gran alegría, sobre todo cuando uno ya es entrado en años y ha aprendido a echarse en los brazos de Dios. Propongo como texto a recordar, el de la prueba de la resurrección que da Jesús, basada en Moisés y la zarza ardiente. Moisés llamó al Señor: "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". Y añade Jesús: "Pues bien, el Señor no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Dios todos están vivos".

   El segundo libro de los Macabeos, 7, 1-2.9-14 nos da la primera lectura de la misa de hoy. Se trata del relato de los siete hermanos macabeos que, junto con su madre, murieron mártires por no renunciar a los mandatos de Dios. Ante los suplicios y tormentos, junto con la muerte, todos van respondiendo, de una forma o de otra: "El rey del universo nos resucitará para la vida eterna". Merece la pena leer varias veces esta lectura y saborear hasta dónde nos lleva la fidelidad a Dios y el premio que nos espera. En medio de tus pecados, ¿serás fiel a Dios hasta dar la vida para no traicionarlo delante de los hombres?

   2 Tesalonicenses 2, 16-3,5 comienza recordándonos el consuelo eterno y la esperanza dichosa que alegra nuestros corazones cuando somos fieles a Dios. Cuando tengamos esas vivencias demos gracias al Señor y alegrémonos de verdad. Además, trabajemos para que la palabra de Dios siga avanzando. Todos podemos hacerlo si de verdad queremos a Jesús. Demos, por lo menos, dos o tres pasos en este sentido.

   Como nos dice el encabezamiento de este comentario a las lecturas bíblicas del domingo, el evangelio es de Lucas 20, 27-38. Fijémonos siempre en este detalle del encabezado. El evangelio de hoy se centra en la resurrección de los muertos, lo que también sucedió en la primera lectura. Somos hijos de Dios porque somos hijos de la resurrección. Es un precioso razonamiento del que muy pocas veces nos damos cuenta. Nos espera la resurrección porque sabemos que Dios nos ama, nos lo dice la  Biblia y nuestra experiencia interior cuan nos dejamos llevar de la misma, que nos habla desde lo más íntimo. Además, Jesús sigue y añade otro razonamiento: que los muertos resucitan nos lo dijo el mismo Moisés junto a la zarza ardiendo, cuando llama al Señor, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob y añade: "Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos".

   ¡Qué alegría saber la gran verdad de la resurrección que nos espera! ¡Vivámosla con emoción! ¡Reflejémosla con verdadera alegría! Cuando nos encontramos con otra persona, si ya somos mayores, a menudo hablamos de nuestra salud y terminamos diciendo: "mientras sigamos aquí todo va bien". Y no reflejamos nada de nuestra fe en la resurrección. ¡Por qué no la sacamos a relucir! Si la ocultamos a los demás no estamos propagando la verdad y estamos haciendo un flaco servicio al Señor. ¡Somos cobardes y eso que nos llamamos cristianos, discípulos de Jesús! Démos hoy un paso al frente y manifestemos al mundo fe en la resurrección.

   Compromiso:
   El que se pone al final de este comentario.

jueves, 31 de octubre de 2019

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 3-11-2019. Lucas 19,1-10

     En este domingo da la impresión de que las tres lecturas están en línea, siendo la segunda de ellas el eje. La frase para memorizar la escogemos, sin embargo, de la primera, del libro de la Sabiduría 12,2, que dice así: "corriges poco a poco a los que han caído en pecado, para que apartándose del mal crean en ti, Señor".

     Sabiduría 11,22-12,2 nos proporciona la primera lectura. Los que han vivido en el pueblo, rodeados de plena naturaleza, contemplando los prados, el monte y la montaña, conocen bien el frescor del rocío de la mañana. Pues nos dice la lectura que como una gota de rocío mañanero es el mundo entero para Dios. Sin embargo, aún no siendo nada, Dios pasa por alto nuestros propios pecados para que tengamos tiempo de arrepentirnos. Somos del Señor, que es nuestro amigo de la vida. Que ideas tan maravillosas nos aporta esta lectura.

     La segunda lectura nos la proporciona la 2ª carta a los Tesalonicenses 1,11-2,2.  Se resume en dos preciosas frases. Que Dios lleve a feliz término todos los propósitos que tengamos de hacer el bien, así como nuestra tarea de la fe. Debemos comprometernos a hacer obras buenas con los demás y a trabajar por la fe. De esta forma, nuestro Señor Jesús será glorificado en nosotros y nosotros en Él.

     Y ya en el evangelio, seguimos teniendo un reflejo de la primera lectura. Zaqueo es como un grano en la balanza o como la gota de rocío, pero Dios se acuerda de él. El jefe de los publicanos y, por lo tanto, con fama de pecador, quiere ver a Jesús, y como es de baja estatura, tiene que subirse a un sicomoro. El significado de Zaqueo es el de puso, inocente. Quizá es muy buena persona, a pesar de ser el jefe de recaudadores en Jericó. De hecho, una tradición cristiana posterior lo pone como obispo de Cesarea.. Conociendo este dato, es fácil que esté reflejado en la redacción de este trozo evangélico. Jesús desea quedarse en la casa de Zaqueo. ¡Cuánto te habrá hablado Jesús aquel atardecer y aquella noche! Aquello fue una clase de verdadera teología impartida por el mismo Dios hecho hombre. El corazón de Zaqueo, del puro y del inocente Zaqueo, haciendo honor al bonito significado de su nombre, debió de vibrar con fulgores divinos. Le reacción de Zaqueo es acordarse de los pobres, es amarlos de verdad. Y Jesús no puede menos que, lleno de emoción, exclamar: "Hoy ha sido la salvación de esta casa, porque también este es hijo de Abrahán". Recordemos que Abrahán es el padre de todos los creyentes y Zaqueo, de la noche a la mañana, se ha convertido en un verdadero creyente. Imitémosle. Sintamos a Dios en lo más íntimo de nuestro corazón. Y, como nos recomienda Pablo en una de sus cartas, agradezcamos a Dios el que nos haya dado la fe.


     Compromiso:
     Pide a Dios que aumente tu fe.



jueves, 24 de octubre de 2019

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 27-10-2019. Lucas 18,9-14

     Un domingo precioso en el que se nos dice cómo debemos orar. Además, es bonito para poder recordar sus lecturas. Escogemos una frase de la primera de ellas, que continuamente podemos rememorar mirando al cielo con nubes, lo cual es factible a menudo. Miremos pues, al cielo y repitámosla: "La oración del humilde atraviesa las nubes y no se detiene hasta alcanzar su destino" (Eclesiástico 35,18). Es una frase que nos obliga a renovarnos continuamente.

     La primera lectura de este domingo es del libro bíblico llamado Eclesiástico (35,12-14.16-19a). Si somos humildes, nuestra oración atraviesa las nubes. En Dios no hay acepción de personas. No cuenta el prestigio de las mismas, sino su humildad.

     La segunda lectura, como todos los últimos domingos, se escoge de 2 Timoteo. Hoy es 2 Timoteo 4,6-8.16-18. Es como el resumen de sus años de creyente de Pablo en Jesús, y al que se acerca la hora de la muerte. Reconoce que ya ha acabado la carrera y añade que ha conservado la fe. y espera que el Señor lo premie como a todos los que aguarden con amor su manifestación. Un gran ejemplo de que todos debemos tener presente cuando veamos que se acerca la hora de nuestra muerte. Dar gracias por la fe que Dios nos dio y echarnos muy confiadamente en sus brazos. A Dios la gloria por los siglos de los siglos.

     La lectura evangélica sigue en la misma línea que ya marcó la primera, dando pautas sobre la oración. La parábola que nos cuenta, aunque ya es de sobra conocida, queda muy bien rematada con la frase que se ha propuesto para recordar hoy, y que debemos repetir muchas veces y no olvidar. ¡Cada vez que miremos las nubes del cielo, mencionémosla! Pero, recordemos que se trata de la oración del humilde. Es la conclusión final del evangelio. El publicano, que se considera pecador, vuelve a su casa justificado, es decir, en gracia de Dios. El fariseo sin embargo, que estaba de pie bien erguido, bien presumido, poniendo de manifiesto sus falsas virtudes, no fue justificado por Dios. La oración humilde, de quien reconoce sus miserias, nos acerca a Dios, nos justifica. El humilde, aunque esté un buen rato haciendo oración ante Dios, acaba pronto lo que tiene que decir, se queda sin palabras. Y tiene que repetir, volver a decir lo mismo. Y le parece que eso no es rezar. Ya reconoció que es un pecador, ya pidió perdón a Dios, ¡y qué más! Mira para un lado y... mira para el otro... Pues no pierdas más tiempo, dile que lo amas, díselo a Dios una y otra vez. Y algún día acabará saliéndote con espontaneidad. El amor a Dios irá calando en tu corazón. Es el camino que conduce a la mística. Pero sin vanagloriarse. Nunca pierdas de vista que Dios ensalza a los humildes. Porque , como termina el evangelio de este domingo, Dios ensalza a los humildes y humilla a los que se ensalzan.

     Compromiso:
     En el juicio sobre ti mismo valora la humildad.


miércoles, 16 de octubre de 2019

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 20/10/2019. Lucas 18, 1-8

   En este domingo se nos habla del gran poder de la oración, incluso de una oración llena de imperfecciones como todo lo humano. De nuevo proponemos, como frase para recordar, repetir y meditar durante la semana, una tomada de la segunda lectura: "Las Sagradas Escrituras (o Biblia) pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús (2 Timoteo3)". (Fíjate que el domingo anterior era 2Timoteo2 y ahora 2Timoteo3).

   Primera lectura se toma del libro bíblico Éxodo 17,8-13. Nos da una idea muy buena de que nuestra oración, a veces, necesita de la ayuda de otro. Para que Moisés pueda mantener una postura de oración, necesita ayuda. No sabía que Dios penetra nuestros más íntimos pensamientos y oraciones. Por ello le ponen una piedra para que pueda sentarse y, además, le sujetan los brazos para que pueda tenerlos en alto.Necesita de la colaboración de otros que le ayudan a tener la postura adecuada para la oración. Si Moisés mantiene la postura alzada de los brazos en oración, su ejército avanza, de lo contrario retrocede. Moisés ganó la batalla gracias a los que le ayudaron a hacer oración. Tu, acostúmbrate a rezar desde lo más íntimo de tu corazón. Es lo que Dios te pide.

     La segunda lectura se toma de 2 Timoteo 3,14-4,2. Hace pocos días, el papa francisco estableció un domingo para difundir la lectura de la Biblia. Esto va en consonancia con la frase que hoy se propone. Coge cariño a la Biblia. Hoy te pide Timoteo que proclames la palabra, que insistas a tiempo y a destiempo... con toda magnanimidad y doctrina. Hazlo. Trabaja por el reino de Dios.

     La tercera lectura o evangelio vuelve sobre el tema de la primera: el gran valor de la oración. La insistencia es valiosa a nivel humano y a nivel divino. Pero, lo es a niveles muy distintos. A nivel divino, la oración debe dirigirse a Dios con un corazón humilde, sencillo, confiando en que lo mejor es que se cumpla su voluntad. Nuestra oración debe siempre ser de entrega a Dios, incluso siendo oración de petición. Debe terminar siempre con un... pero "hágase tu voluntad, que yo, sea lo que sea, seguiré echado en tus brazos".

   Dios no es como el juez del evangelio de hoy que atiende a la viuda para que, de una vez, lo deje en paz y no lo moleste. Al contrario, lo que parece un quedarse inactivo, un no hacer nada, un simple dejarse en los brazos de Dios, con cercanía a Dios, provoca una gran erupción de actos de amos a El. Aparece como un inmenso volcán lanzando amores divinos. Pero, se debe aclarar que el echarse en brazos de Dios  no nos exime de hacer por nuestra parte, lo que humanamente se pueda hacer. Lo demás es lo que ponemos en manos de Dios, y cúmplase su voluntad, con la que estamos plenamente conformes. El sabe lo que hace. Como se dice popularmente, Dios escribe derecho con renglones torcidos. A esto le llamamos la providencia de Dios.

   Compromiso:
   Lleva a la práctica el echarse en los brazos de  Dios.

miércoles, 9 de octubre de 2019

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 13/10/2019. Lucas 17, 11-19

   Hoy, se pone de manifiesto que Dios es el Dios de todos, de los unos y de los otros, aún teniendo religiones distintas si son monoteistas, porque sólo hay un Dios.

   No se propone ningún texto bíblico para recordar, pero sí una canción que tiene realmente texto bíblico. Se basa en 2Timoteo 2, del 8 al 13. Cuando en una misa de difuntos lo cantes, recuerda que es palabra de Dios inspirada y cántalo con verdadera fe.

   2Reyes 5, 14-17 corresponde a la primera lectura. En ella, un hombre que no es de religión judía, el sirio Naamán, es curado de su lepra por el Dios de Israel. Por esta razón, se presenta al profeta Eliseo para dar las gracias y dice la conocida frase: "ahora conozco que no hay en la tierra otro Dios". Eliseo se niega a aceptar ningún obsequio, por lo que el sirio le pide tierra del país, es decir judía, para cargar un par de mulos y llevarla a Siria. De esta forma, los sacrificios que ofrezca a Dios lo hará sobre tierra judía y, de esta forma ya no volverá a ofrecer sacrificios ni holocaustos a otros dioses más que al Señor.

   2Timoteo 2, 8-13 contiene la segunda lectura. Como ya se decía en la introducción, es el texto de una conocida canción de las misas de difuntos. Dice así:
Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos.
El es nuestra salvación,
nuestra gloria para siempre.
Si con él morimos,
viviremos con él.
Si con él vivimos,
reinaremos con él.

   Y acuérdate siempre que la cita es 2Timoteo 2.

   Continuamos con el evangelio de Lucas, en el capítulo 17. Se repite el tema de un extranjero que vuelve a dar las gracias por su curación.

   Lo único, importante en el día de hoy es que debemos ser agradecidos de corazón a Dios, al único Dios, al Dios de todas las religiones, al Dios que se hizo hombre y sobrellevó sacrificios enormes y, a pesar de ello, no renunció a ser hijo de Dios. Fue fiel a su Padre hasta el final. Lo triste es que de los diez leprosos, sólo uno dio la vuelta para ser agradecido, para darle las gracias a Dios, a Jesús. Ante la reacción ejemplar de este samaritano, cabe preguntarnos: ¿Somos capaces de saber decir gracias? ¿Cuántas veces nos decimos "gracias" en familia, en la comunidad o en la iglesia? Demos gracias a Dios en todo momento, no solamente en la salud, cuando las cosas nos van bien, sino también en los momentos difíciles. Llevar una vida así es echarse en los brazos de Dios. Tener la costumbre de dar gracias a Dios varias veces al día es vivir en la presencia de Dios. Es como decir varias veces al día a Dios, con el pensamiento, que lo amamos. Todos los creyentes deberíamos practicarlo aún cuando no seamos creyentes cristianos, como lo hicieron los de la primera y tercera lectura dando gracias al Dios de todos.

   El comentario de la palabra de Dios, es decir de la Biblia o Sagrada Escritura, siempre es bonito, sobre todo si se hace en grupo. Hace muy pocos días el Papa Francisco deseó que se dedique un domingo al año, para celebrar que Dios nos habla con cariño en la Sagrada Biblia.

   Compromiso:
   Aprende la canción que se propone en la segunda lectura y recuerda para siempre el lugar donde se encuentra en la Biblia.


viernes, 4 de octubre de 2019

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 06/10/2019. Lucas 17,5-10

   En las tres lecturas de esta misa se hace referencia a la fe. Ellas proclaman, de una u otra forma, su importancia.

   Como frase que nos sirva para recordarlo y vivirlo se propone de la primera lectura (Habacue 2,4) la siguiente: "El justo por su fe vivirá".

   En la primera lectura, Habacue (1, 2-3; 2, 2-4) se plantea un problema frecuente entre los mismos creyentes. A veces se encuentran cristianos que afirman haber dejado de practicar porque Dios no los ha escuchado. Ha muerto un esposo o un hijo porque El no atendió sus plegarias. Comienza esta lectura dirigiéndose el profeta a Dios y preguntándole: "Hasta cuando, oh Dios, clamaré y no oirás". Sin embargo, el creyente no debe perder esta oportunidad de echarse en los brazos de Dios porque, de esta manera, se va camino de una mayor santidad y se encuentra un mayor significado a la vida. Por eso, esta lectura termina afirmando que el justo vivirá por la fe.

   La segunda lectura es de 2 Timoteo 1, 6-8. 13-14. Nos recuerda esta lectura que debemos reavivar continuamente el don de  Dios que hay en nosotros. Dediquemos un tiempo a hacerlo. No nos avergoncemos de hablar de Dios y de dar testimonio. Vivamos la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Hoy es un día que podemos dedicar a vivir la fe de verdad. Nos invitan a ello las tres lecturas.

   El evangelio comienza con una auténtica exageración para indicarnos el gran valor de la fe. En efecto, dice que si tuviésemos fe como un grano de mostaza diríamos a una morera: "arráncate y vete a plantarte en el mar", y así sucedería. Pero aquí Jesús usa la exageración o hipérbole literaria para hacernos caer en la cuenta del gran valor de la fe en nuestra vida religiosa, en nuestra vida de creyentes. No se trata de satisfacer nuestros deseos, sino de echarnos en los brazos de Dios. Así se encuentran personas que han dejado de creer porque Dios no ha curado a su pareja. Están defraudadas. Se han quedado sin su cónyuge o sin su hijo. No saben profundizar en el amor que Dios nos tiene y en el que tiene a nuestros seres queridos. Si supiéramos la realidad, daríamos mil gracias a Dios. Por mucho que se repita la expresión: "echarse en los brazos de Dios", siempre será poco, porque su significado es de una gran profundidad espiritual. Por desgracia, muchos cristianos no alcanzan esta espiritualidad que, no cabe duda, mantenerla hasta el final cuando se acercan la enfermedad, el dolor, la vejez o la muerte, es difícil. Pero si lo hacemos, podremos exclamar con el evangelio de hoy: "somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer".

Compromiso:
   Piensa en determinadas situaciones y mira a ver si tu serías capza de echarte en brazos de Dios. Se entiende que hablamos de situaciones "inevitables".


lunes, 23 de septiembre de 2019

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 29/09/2019. Lucas 16, 19-31

   Las dos lecturas que marcan el ritmo del día, es decir, la primera y la tercera, hacen referencia a los sufrimientos del pobre, del necesitado. Pero, la segunda nos presenta al cristiano de verdad que combate el buen combate de la fe.

   La frase para recordar y repetir durante la semana puede ser: "Combate el buen combate de la fe", tomada de la segunda lectura.

   La primera lectura es del libro bíblico de Amós, el profeta más antiguo del que se nos ha transmitido un libro con sus oráculos. Se presenta a Yahvé Dios que no habla sino que ruge contra las que abusan del pobre. Por eso, irán al destierro y se acabará la orgía de los disolutos. La lectura abarca en el libro de Amós el cap. 6, 1a. 4-7.

   La segunda lectura es de 1Timoteo 6, 11-16. Nos presenta el modelo de hombre cristiano que debe buscar la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Y nos llama a combatir el buen combate de la fe. Lo considera todo un mandamiento que debe cumplirse hasta la manifestación de nuestro Señor. El es el único que tiene la inmortalidad y que habita una luz inaccesible.

   En la tercera lectura, se nos presenta el conocido pasaje del rico epulón y el pobre Lázaro. Creer en la otra vida es la única forma de lograr la realidad de la justicia. Lázaro es un nombre que significa "Dios ayuda". En verdad, que Dios siempre ayuda. Lo sabe muy bien aquel a quien le toca sufrir pero sigue amándole, echándose en sus brazos, siéndole auténticamente fiel. Apúntate al nombre de "Lázaro", a su significado, y sigue siendo fiel a Dios todos los días de tu vida, suceda lo que suceda. ¿No te has preguntado nunca por qué Jesús de Nazaret habrá escogido este nombre para el "super pobre" de la parábola? La lección es magnífica.

   Como siempre, el evangelio se supone leído. Aquí no se puede dedicar uno a contarlo, en perjuicio de las enseñanzas espirituales. El Nuevo Testamento considera a Abrahán el padre de la fe y a él acude el rico epulón, después de la muerte, cuando se ve condenado para siempre. Sólo le pide que deje a Lázaro mojar su dedo en agua y le refresque la lengua porque le torturan las llamas. Pero, no le es concedido. El rico acaba pidiendo que un muerto venga a hablar a sus familiares para que no se condenen. Abrahán contesta que si no escuchan a Moisés ni a los que predican la fe, no se convencerán ni aunque resucite un muerto.

   Este final tiene vigencia aún hoy día. Se oye, a menudo, a algunas personas afirmar que nadie a venido a decirnos lo que hay después de la muerte y que, por lo tanto, no creen. No saben lo que se pierden al no cultivar la fe. Ignoran lo que son las vivencias espirituales de la fe. Dichas vivencias son como una lámpara encendida que te hacen verlo todo claro, muy claro. Es la luz que nos da Dios cuando caminas a su lado, cuando te echas de verdad a su lado.

   Compromiso:
   Acércate a Dios, para que él llegue a iluminarte.

lunes, 16 de septiembre de 2019

XXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 22/09/2019. Lucas 16, 1-13

   Las lecturas de esta misa, como casi siempre, obedecen a una determinada temática en la que la primera y tercera la desarrollan y, en la segunda lectura, brillan los aspectos teológicos, ascéticos y místicos.

   Como texto para recordar se propone el tomado de la segunda lectura que afirma que: "uno sólo es el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús".

   La primera lectura comienza mencionando a aquellos a quienes se dirige, es decir, a los que pisotean al pobre y eliminan a los humildes. La lectura se toma del profeta Amós 8. 4-7. Habla de la gente que sólo cumple lo externo de la piedad: el descanso festivo del sábado judío. En cuanto se termina dicha observancia obligatoria ya se puede trabajar y, por lo tanto, se pueden abrir los sacos de cereal y sacarles algo para disminuir el peso y pagar menos, robando la diferencia a los pobres que venden. Dios que está a favor de los pobres no lo olvidará.

   La segunda lectura se toma de 1Timoteo 2, 1-8. Nos dice que es bueno y agradable a los ojos de Dios que recemos por todos y nos recuerda que uno solo es mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús. Por lo tanto, no podemos decir que la Virgen es mediadora. Pero sí medianera, es decir, ella puede llevarnos a Jesús, conducirnos a él, como cuando rezamos unos por otros. Acudamos pues, a la intercesión de María.

   Conforme al evangelio de hoy, aquellos que son injustos y abusan de los pobres y de los subordinados no sirven a Dios, sino al dinero. Debemos ser fieles a Dios en lo poco, sin escatimarle nada. Así nos daremos también a él en lo mucho. No debemos permitir que los hijos de este mundo sean más astutos que los hijos de luz. Son los pensamientos que nos brinda Jesús en este domingo, al proponernos el ejemplo del administrados infiel.

   Si no deseas que se cumpla en tu vida lo que afirma Jesús, que los hijos de este mundo son más inteligentes que los hijos de la luz, estate alerta de las palabras del Papa al respecto. No estés tanto alrededor del cura, a reuniones repetidas una y otra vez que al final se quedan en poca cosa. Sal metafóricamente a la calle, capta a otros cristianos y trabaja para que las gentes formen piña alrededor de Jesús, siguiendo plenamente su mensaje, su vida.

   Dile al Señor, cuando hagas oración, que vas a poner en juego todas tus luces para no quedarte congelado, como una estatua de sal, que no hace nada y al final nada de nada.

   Compromiso:
   Pienso que lo mejor es tu propia reflexión. Es un tema muy candente, porque las iglesias se quedan vacías por la falta de actuación de los creyentes.

jueves, 12 de septiembre de 2019

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 15/09/2019. Lucas 15, 1-10

   La idea clave de las lecturas de hoy es el perdón que Dios nos concede a pesar de nuestros pecados. Estemos de enhorabuena con la inmensa bondad de Dios. Gracias Señor. Como frase para recordar propongo la de la primera lectura - Exodo 32, 14 - que dice: "El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo".

   Exodo es el segundo libro de la Biblia. La lectura de hoy comprende Exodo 32, 7-11.13-14. En ella, el enfado de Dios es manifiestamente grande. Se han hecho un becerro de metal y lo adoran como Dios. El Señor Dios está muy enfadado y piensa en consumir a su pueblo. Pero, ante el ruego de Moisés, Dios se olvida de la amenaza y lo perdona. Así es Dios que nos ama profundamente.

   La segunda lectura es de 1Timoteo 1,12-17. En toda ella, Pablo hace mención a su mal comportamiento y a cómo ha sido perdonado por Dios. Nos dice que "la fe y el amor tienen su fundamento en Cristo Jesús". Por eso es muy importante nuestra relación con él, hablarle de verdad, confiar en su perdón, entregarse a él, dejarse caer en sus brazos... Todo ello con un sentido muy profundo.

   El evangelio es de Lucas, como ya anunciamos en la cabecera de este comentario. Por cuatro veces sale la palabra "alegría" y derivados. Llama la atención el "alegraos conmigo". Esta alegría es alegría compartida, como toda alegría que viene de Dios. Es la alegría que experimentas cuando hablas de Dios a uno que vive lejos de él. Cuando ves la atención con que te escucha y observas cómo Dios va removiendo su corazón. Intuyes la posibilidad de que la conversación pueda volver a repetirse en otro momento. Hay unas puertas abiertas a Dios que él pone en tus manos. No permitas que se cierren definitivamente. Esto es lo que expresa el evangelio de este domingo.

   Jesús pone dos ejemplos. En uno, el pastor sale en busca de una oveja perdida. Es ya avanzada la tarde y quizá llegue pronto la oscuridad. Es lo que hace Jesús con los pecadores, va a comer con ellos para poder hablarles, para encontrarlos. Y habrá más alegría en el cielo por un sólo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve que no necesitan convertirse.

   El otro ejemplo que Jesús propone es el de la mujer que pierde una moneda, se supone que de muy importante valor, y revuelve toda la casa hasta encontrarla. La mujer, llena de alegría, lo comunica a sus amigas y vecinas. ¡Quiere que se alegren con ella! Es el contagio que irradian la felicidad y la alegría.

   Lo propio de Dios es perdonar. el purgatorio es impropio de él. Su infinito amor y su glorioso explendor bastan para purificarnos de todo roce que nos quede por el pecado ya perdonado. Así opina el Catecismo de la Iglesia Católica ya que pone el pensamiento de Santa Catalina de Génova, al respecto. En vez de rezar para que los difuntos se liberen de todo pecado, mejor dar gracias a Dios por haber tenido unos padres buenos, Por unos amigos... ,En una palabra, ¡Ser agradecidos a Dios!.
   Palabras clave: Purgatorio.
   Compromiso: Reflexiona. 

jueves, 5 de septiembre de 2019

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 8-9-2019. Lucas 14,25-33

   Como afirmó el Papa Francisco en cierta ocasión, el seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso. Hay que ser radical echándose en los brazos de Dios, suceda lo que suceda. Y sabremos que al final, Dios está siempre cerca, muy cerca de nosotros.

   La frase recordatorio que se propone para hoy es "¿Qué hombre conocerá los designios de Dios?" (Sabiduría 9,13).

   La primera lectura es del libro de la Sabiduría (9,13-18). Queda resumida por completo en su comienzo, con la frase que mencionamos en el párrafo anterior. Es imposible conocer las intenciones de Dios sobre nosotros. Sólo sabemos que debemos fiarnos enteramente de Él. Y será lo mejor, sin lugar a duda. Echémonos en los brazos del Señor.

   La segunda lectura es de la carta de Pablo a Filemón (9b-10.12-17). Lo fundamental de esta lectura es que Pablo ha engendrado a una persona para Cristo. Persona a la que considera como a un hermano querido. A menudo insistimos en la necesidad de que hablemos a los demás de Dios y de Jesucristo. No todos acuden a escuchar la palabra de Dios en la iglesia. Muchos pasan gran parte de su vida sin oírla. Y ¿quién les hablará de Dios si callamos los creyentes? Vayamos atreviéndonos poco a poco, pero sin pausa, a hacerlo. Es una forma excelente de manifestar nuestra fe.

   Y ya en el evangelio, el pasaje de este domingo nos dice por tres veces quien no puede ser discípulo de Jesús. No puede serlo quien no se pospone a sí mismo. Quiere decir que debemos amar a los padres, a los hijos, a los hermanos y a nosotros mimos, como Dios quiere que hagamos, yendo en pos de Jesús. Lo fundamental es cargar cada uno con su cruz y estar siempre con Jesús. Para construir una torre o lo que sea, hacemos primero nuestras cuentas y calculamos nuestras posibilidades. Espiritualmente, nuestras cuentas las echamos bien cuando sabemos hasta donde llega nuestra cruz sin regatearle nada a Dios. Así estamos en línea de cumplir la voluntad de Dios.

   Renunciar a todos nuestros bienes es echarse en los brazos de Dios. Es decirle hágase tu voluntad, como hizo Jesús cuando murió en la cruz. Cuando de verdad nos echamos en los brazos de Dios, cuando dejamos que nos lleve en volandas, entonces estamos empezando de verdad una vida mística, una vida de profunda unión con Él, con el mismo Dios. Nuestros bienes deben aprovecharnos para vivir cerca de Dios, no para alejarnos de Él. Deben servirnos en la salud y en la enfermedad, pero nuestra confianza, nuestro amor, debe estar profundamente enraizado en Dios, con bienes y sin bienes.


   Compromiso:
   Analiza tu vida y comprométete en algo.

miércoles, 28 de agosto de 2019

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 01/09/2019. Lucas 14, 1.7-14

   Hoy está clara la línea que siguen las lecturas de la misa: la humildad ante Dios, ante los demás y ante nosotros mismos. Como frase preferida para recordar se propone la de la segunda lectura, que dice: "Vosotros os habéis acercado...a las almas de los justos, que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza: Jesús".

 Eclesiástico, 3, 17-20.28-29 nos proporciona la primera lectura. Debemos conducirnos con humildad es su propuesta. Así, alcanzaremos el amor de los hombres y el de Dios. Este te irá manifestando sus secretos y sus enseñanzas. No lo olvides. Pero, la humildad no debe ahogar la verdad, dicha con sencillez y con energía cariñosa.

   La segunda lectura nos la ofrece Hebreos 12, 18-19.22-24a. Los amigos de Jesús no tienen un recuerdo temeroso, de miedo de Dios cuando manifiesta su presencia. Antes, las apariciones de Dios producían miedo, terror. Ahora, estamos cerca de El, gracias al Mediador Jesús y con él, gracias a las almas de nuestros familiares y justos que han alcanzado la perfección.

   En la lectura evangélica de este domingo, Jesús no pretende darnos un resumen de comportamiento social en los banquetes, sino una lección sobre el valor de la humildad como virtud. Muchos de nuestros males pueden provenir del orgullo, de la ostentación, de la vanidad. La humildad es imprescindible para la vida de oración y de unión con Dios y para el trato y caridad en nuestra relación con los demás. La humildad es imprescindible para avanzar en la unión con Dios y en el amor hacia El. La unión con Dios tiene su raíz en el valor sanativo de la Eucaristía. Debemos tenerlo muy presente. Para recibir la Eucaristía es necesario que nos echemos en los brazos de Dios, de Cristo. Echarnos en sus brazos humildemente con nuestros pecados, confiando en que somos perdonados, de verdad, de todos ellos. La eucaristía tiene un gran valor sanativo, porque es el mismo Señor Jesús a quien recibimos y él, a la corta o a la larga nos sana, y nos mantiene sanos. Sanos de alma. Jesús está por encima de todos los sacramentos. El es el verdadero sacramento. Y en él, humildemente, debemos depositar toda nuestra confianza, y todo nuestro amor.

   Y para la práctica del mandamiento del amor para con los demás es necesario saber no ser soberbios, no querer montar por encima de los demás. En una palabra, saber perdonar siendo humildes, aunque sin dejar a un lado nuestras obligaciones. Es difícil un equilibrio, a menudo. La práctica nos irá enseñando, pero intentémosla con amor y comprensión, apoyándonos en la humildad.

   Compromiso:
   Meditar sobre el carácter sanativo de la eucaristía.

miércoles, 21 de agosto de 2019

XXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 25/08/2019. Lucas 13, 22-30

   Conciliar las lecturas de hoy, a primera vista, aparece como verdaderamente problemático. Efectivamente, para ello, es necesario no olvidar el olvidado concilio Vaticano II, que trató de poner la Iglesia al día. Y además, seguir la línea teológica de Francisco, tan denostado por el grupo conservador.

   Como texto a repetir durante la semana se propone: "Caminad por una senda llana, así el pie cojo no se retuerce, sino que se cura", tomado de la segunda lectura.

   Y, ya en el comentario, la primera lectura es de Isaías 66, 18-21. Todos los pueblos del mundo vendrán al encuentro del Señor para ver su gloria. Y todos gozarán de las prerrogativas del Señor: de entre ellos habrá sacerdotes. Nadie será superior a nadie. Pero, para que sea una realidad es necesario evitar un choque entre civilizaciones. La verdadera teología de los países del Mediterráneo debe ir en esta línea. Diálogo, mucho diálogo entre judíos, musulmanes y católicos. Los católicos debemos abrirnos a esta mentalidad. ¿Es que no coincidimos católicos, judíos y musulmanes en muchos aspectos sobre Dios? Unidos en diálogo podemos tener una experiencias maravillosas sobre Dios. Y después de esto, cuando demos el paso de dar a conocer a Jesús, no será haciendo proselitismo. El conocimiento de Jesús no nacerá del proselitismo, sino será reflejo de lo que los cristianos llevamos dentro.

   La segunda lectura es de Hebreos 12, 5-7.11-13. Brevemente, dejémonos corregir por el Señor, una y otra vez. Merece la pena recordar que veamos la vida con sencillez y se la compliquemos a nadie. En ocasiones, será una forma de practicar la caridad. Y por último, recordemos el texto a memorizar.

   Sobre el evangelio, se dirá que no hay contraposición ninguna con la primera lectura. En aquella, la gente acude en masa para vislumbrar la gloria del Señor. La verán, excepto los que obran la iniquidad como nos dice el evangelio. Estos son los que no lograrán pasar por la puerta. Está abierta para todos los que no obran con iniquidad, pero cerrada para los demás. Así es como hay que interpretar lo de "puerta estrecha". Es la enseñanza evangélica de siempre. Tenemos el consuelo de la misericordia divina, el amor inmenso de Dios. Pero no obremos la maldad. Es verdad que, en definitiva, nuestra salvación está en las manos de Dios. En ti confiamos, pero aumenta nuestra fe. Todo depende de la senda por la que caminemos. Recordemos el texto que debemos conservar en la memoria. Caminemos por una senda llana, seamos personas de oración, de ratos de silencio con el Señor, diciéndole que lo queremos. Hagamos el bien sin perjudicar a otros. Echémonos confiadamente en los brazos de Dios.

   Compromiso:
   ¿Tienes experiencias de Dios? ¿Sabes hablar de ellas? ¿Te atreves con un o una creyente de la fe islámica? Tú verás.

miércoles, 14 de agosto de 2019

XX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 18/08/2019. Lucas 12, 49-53

   La lucha por vivir, propagar y defender las cosas de Dios es lo que se vive en las lecturas de este domingo. Como frase para memorizar propongo las palabras de Jesús: "He venido a prender fuego a la Tierra, ¡Y qué quiero sino que arda!" Es el comienzo de la lectura del evangelio de hoy.

   La primera lectura es del libro bíblico de Jeremías 38, 4-6.8-10. El profeta Jeremías nació aproximadamente 650 años antes de Cristo, y era de una familia sacerdotal. Hacia los 22 años siente su vocación de profeta y comienza a dirigir su oráculo contra el deterioro moral y religioso que fomentan el rey Joaquín y otros. Cuando uno se enfrenta a los que obran mal ya sabe lo que le puede suceder. Recordemos esta lectura.

   Hebreos 12,1-4 constituye la segunda. Y la frase que la resume y recapitula es la del final, que dice: "Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado". Tengamos siempre fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús.

   Y hemos llegado a la lectura evangélica. Recordemos la frase propuesta para memorizar. Si queremos que se convierta en una verdadera realidad, pidamos y hagamos que se convierte en una gran verdad el que el fuego del Espíritu prenda en nuestros corazones. Para ello, es necesario que crezcamos en amor a Dios. Dice la frase que se aconseja memorizar: "He venido a prender fuego a la Tierra, ¡Y qué quiero sino que arda!". Que arda, ¡pero ya! No nos quedemos sólo en palabras, pongamos nuestro granito de arena. O juntémonos con otros, pero hagamos algo. Hablemos en plural. Que el fuego que Jesús trajo a nuestra vida (la de nosotros, plural) prenda de verdad y queme todo lo que impida progresar a la obra de Dios.

   De la lectura de este evangelio deben salir iniciativas reales de acción. La acción acompañada de oración. Pero, la acción nos certifica que la oración ha sido sincera, preocupada por las cosas de Dios, de Jesús de Nazaret. Los mayores, un poco organizados, pueden trabajar entre los demás mayores. De igual modo podrían trabajar los jóvenes.

   En la primera lectura se nos presentó el ejemplo del profeta Jeremías defendiendo la causa de Dios. En la segunda lectura se recuerda al mismo Jesús, al cual no llegamos a igualar. La tercera lectura no puede ser más gráfica y es la base de este comentario.

   Compromiso:
   Aplícate el evangelio.

miércoles, 7 de agosto de 2019

XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 11/08/2019. Lucas 12,32-40

   A primera vista, da la impresión de que las lecturas de la misa de hoy tienen poca conexión entre sí. Sin embargo, en la profundidad, las raíces se entrelazan y aprovechan la misma savia. La savia divina. Mantener la fe en los momentos muy difíciles de persecución, o en los problemas de la vida. Esperar con fe al Señor es garantía de vida.

   Como recuerdo para memorizar se propone Hebreos 11,1: "La fe es fundamento de lo que se espera y una garantía de lo que no se ve".

   La primera lectura es del libro de la Sabiduría 18,6-9. Todo el significado espiritual queda resumido en el párrafo final. Nos dice que los bienes espirituales se comparten entre todos los creyentes. Entre los perseguidos y los creyentes que viven en paz. Es lo que llamamos la comunión de los santos.

   Hebreos 11,1-2.8-12 hacen la segunda lectura. Comienza como la frase propuesta para memorizar. En ella se condensa la espiritualidad que se nos propone. La fe produce unas experiencias vitales, sin las cuales la fe no se legitima. Pero, esas experiencias vienen de Dios que las da libremente. Demos gracias por ellas y no las exijamos continuamente. Busquemos encontrar al Señor en la oración, o sirviendo a los pobres y sobre todo en la Eucaristía, donde él prepara un banquete que nos une y fortalece de verdad.

   En el evangelio se recalca nuestra gran responsabilidad en el trabajar por el reino de Dios. Empieza con una especie de dicho con el que se afirma la dirección en que vamos a trabajar por el reino de Dios. Afirma: "donde está tu tesoro allí está tu corazón". Respondes: ¿tu tesoro, tu preocupación principal es oír misa los domingos y nada más? Pues si obras así, no has cumplido la voluntad de Dios. Hoy te dice el Señor Dios, a través del Papa Francisco y como necesidad imperiosa de la Iglesia, que es necesaria una Iglesia en salida. Se acabó la iglesia llena o no llena de cristianos que siempre van a misa y nada más. Es necesario salir de la iglesia dispuestos a trabajar para extender el reino de Dios, el reino de Cristo. Se precisa que cristianos con iniciativa se reúnan y piensen cómo mover los corazones de la gente para que se acerquen a saborear la cercanía de Dios. Hablar de Dios a la gente cuando hemos aprendido a hacerlo, es maravilloso. A veces uno piensa: ¿es tan poco lo que Dios hace en mí corazón que no sé de qué voy a hablar cuando quiero hablar de El?

   Compromiso:
   Para comprometerte puedes encontrar mucho en este comentario.

martes, 30 de julio de 2019

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 04/08/2019. Lucas 12, 13-21

   Hoy, las lecturas nos hacen reflexionar sobre lo que de verdad interesa en la vida. Cada lectura lo hace desde un punto de vista distinto que pueda darnos mucho que pensar. Hoy, se escoge como posible para memorizar una frase bastante conocida del libro de Eclesiástico, llamada también Qohélet. Se trata de: " Vanidad de vanidades y todo vanidad". Y con ella nos metemos ya en la primera lectura tomada del Eclesiástico 1,2;2,21-23. Comienza con la frase propuesta para memorizar y es como han pensado muchos que han tenido que trabajar duramente durante toda su vida. Terminan diciendo: "¡Tanto matarse, para qué!". Menos mal que lo he oído a personas de mucha fe en Dios, que le daban un sentido muy positivo y cristiano.

   La segunda lectura es de Colosenses 3,1-5.9-11. Para entenderla bien en toda su profundidad es necesario recordar que la vida cristiana es un estar-con-Cristo, frase que aparece 196 veces en el Nuevo Testamento como expresión de la más íntima unión del fiel con Cristo resucitado y pneumático. Nuestra vida está con Cristo escondida en Dios, y será posible en la parusia. Meditemos sobre esta lectura. Sólo una aclaración sobre la palabra "fornicación" advirtiendo que no se circunscribe al comportamiento sexual indebido. Todo lo que sea contrario a la decencia y al decoro es fornicación.

   En el evangelio de hoy se presenta el ejemplo de un hombre que tiene una enorme cosecha con la que piensa vivir muchísimos años. El mismo se dice: "alma mía, come, bebe, banquetea alegremente". Pero, Dios le dijo: "esta noche te van a reclamar el alma, ¿para quién será lo que has preparado?". Dos veces sale la palabra alma que puede provocar significados erróneos. En la Biblia, cuerpo y alma no se oponen, sino que expresan, por separado, al hombre entero. La lección de este evangelio es que debemos ser ricos para Dios. Lo de este mundo no sabemos quien lo comerá o lo gastará. Preparemos un listado de cosas que pueden enriquecernos ante Dios. Recordemos aquella frase del evangelio de San Marcos: "¿Qué le aprovecha al hombre ganar el mundo si pierde su alma (es decir, su vida)? El alma, para la Biblia, es sinónimo de vida. Como termina el evangelio de hoy, no debemos atesorar para nosotros, sino ser ricos para Dios, como decíamos antes.

   Compromiso:
   ¿Seré capaz de preparar el listado a que nos referíamos antes?

miércoles, 24 de julio de 2019

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 28/07/2019. Lucas 11, 1-13

   Las lecturas de la misa de este domingo nos hablan del gran valor de la oración. La oración es el primero y principal instrumento que tenemos en nuestras manos para trabajar y extender el reino de Cristo.

   La frase que propongo para memorizar puede ser: "Hemos resucitado con él (con Cristo) por la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos". Es de la segunda lectura.

   El libro del Génesis es el primero de la Biblia y del grupo del Pentateuco. Gen. 18,20-32 contiene la primera lectura de hoy. Nos recuerda el gran valor de la oración, por los demás en el orden espiritual. Cuando Abrahán ve que el Señor va a destruir a Sodoma y Gomorra por sus pecados, acude en defensa de las personas justas que allí pueda haber. Abrahán va reduciendo el número de justos y pregunta al Señor: ¿Y si sólo hay diez? No los destruiré dice el Señor, en atención a ellos. No se necesita más para saber el gran valor espiritual que tiene el pedir de verdad por la salvación de los demás.

   Colosenses (2, 12-14) hacen la segunda lectura. Se concentra en que hemos resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios. La fe en la resurrección de Cristo nos hace resucitar a nosotros en verdad, pues llevamos la semilla dentro de nosotros.

   En la lectura evangélica, Jesús nos enseña a orar. Lo primero que debemos decir es llamar Padre a Dios, es dejar sitio a Dios, él es lo primero, lo principal. Permitamos que manifieste su santidad en nosotros. Correspondamos acordándonos de Dios con el pensamiento muchas veces al día. Digámosle que lo amamos. Comprometámonos a trabajar en su reino, en la iglesia, que somos todos. Todo se incluye en la oración del Padre nuestro que se expresa en este evangelio. Pedimos el perdón de nuestros pecados, con sinceridad. Y confiamos en que quedamos perdonados porque nosotros también sabemos perdonar. Esto último es algo que a menudo, olvidamos los católicos porque atribuimos el perdón al momento de la confesión de los pecados ante un sacerdote.

   Dios tampoco se olvida del pan cotidiano cuando se lo pedimos. Es la gran obra de la Iglesia. Cáritas nos soluciona las comidas y, algunas monjitas, el desayuno. Lo hacen movidos por la fe en Dios, en Jesús de Nazaret. El es quien nos inspira tantas y tan buenas acciones.

   La última enseñanza del evangelio de hoy es maravillosa. Dice Jesús: "Si vosotros sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden? Es como el resumen de todo. El Espíritu Santo lo incluye todo. En el evangelio de Lucas, el Espíritu Santo adquiere una gran importancia. Se da a todos los creyentes de forma duradera y actúa en la predicación.

   Compromiso:
   Contesta: ¿Has experimentado el Espíritu Santo en ti?

martes, 16 de julio de 2019

XVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 21/06/2019. Lucas 10, 38-42

   El encuentro con Dios es fundamental en este domingo, así como en toda nuestra vida. Aún cuando no seamos personas de fe conviene, no obstante, buscarlo con toda humildad algunas veces en la vida. Con humildad, podemos aprender a escuchar.

   Como frase para recordar se propone: "María la hermana de Marta, a los pies del Señor, escuchaba su palabra".

   La primera lectura se toma del Génesis 18, 1-10a. Nos relata un encuentro de Abrahán con Dios al que representan tres hombres. La lección fundamental es que Abrahán ha tenido una experiencia de Dios y no quiere dejarla pasar de lado. Desea corresponder y lo hace con abundancia y rapidez. En correspondencia y sin pedirlo, Dios lo agradece concediendo un hijo a la estéril esposa Sara.

   Colosenses 1, 24-28 comprende la segunda lectura. Dios para salvarnos no necesitaba la muerte de Jesucristo. Con su perdón bastaba. Jesús murió, porque lo mataron, no por necesidad. Pero, Jesús nos amó siempre. Y lo que falta a ese amor es que, en correspondencia, nosotros llevemos su mensaje al mundo entero. Y para eso, hay que hablar de Dios a los demás. Hagámoslo.

   Suponiendo que ya se ha leído el evangelio, pasamos a su comentario. María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. ¿Sabemos escuchar a Jesús, a Dios que nos habla? Orar no es lo mismo que rezar. Para orar no usamos oraciones hechas. Hablamos a Dios con amor, con cariño. No nos hacen falta palabras. Hablamos con el pensamiento, con el corazón. Escuchamos como María y grabamos todo cuanto nos dice en nuestro interior. Esto es orar. Y con esta presencia de Dios en nosotros, nos hemos preparado para la vida activa. Entonces sí, podemos ponernos a trabajar como Marta. Y viviendo de esa forma, el recuerdo de nuestra vida de oración, de nuestra vida interior, nos permite incluso, según las necesidades, variar el orden según las necesidades: empezar por la vida activa y después vida interior. Pero, aún así sentiremos la necesidad de tener con el pensamiento un recuerdo para Dios. Aunque sólo sea para decirle que lo amamos, que lo queremos. No hay otra forma de entender el evangelio de hoy.

   Compromiso:
   Como tantas veces te he dicho, el mejor es el cosechado por ti, después de la lectura.

martes, 9 de julio de 2019

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 14/07/2019. Lucas 10, 25-37

   Las lecturas de este día se centran en lo esencial de la ley de Dios, redactada por Moisés. Pero, como siempre, Cristo, en la segunda lectura, ocupa el lugar central, a la vez que en la tercera tratan de ponerlo a prueba y comprometerlo. Como frase para recordar se propone Colosenses 1,15: "Jesús es imagen de Dios invisible".

   La primera lectura es del libro del Pentateuco llamado Deuteronomio (quinto libro de la Biblia) (30, 10-14), comienza diciendo: "Escucha la voz del Señor tu Dios observando sus mandamientos", y termina afirmando: "El mandamiento está muy cerca de ti, en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas". La frase del comienzo viene a decir que para comprender el mensaje cristiano necesitamos vivirlo por la fe (puro existencialismo). La frase final es su consecuencia. Siempre debe haber una correlación entre las verdades de la fe y nuestras experiencias vitales.

   Colosenses 1, 15-20 es la segunda lectura. Según ella, Cristo Jesús es la imagen de Dios invisible y la cabeza del cuerpo, es decir, de la Iglesia. En él está la plenitud. Así de grande concibe Pablo a Cristo y lo experimenta en la fe.

   En el evangelio, Jesús cuenta la parábola del buen samaritano a los maestros de la ley. Uno de ellos le pregunta ¿Qué tengo que hacer para lograr la vida eterna? Jesús responde contraponiendo la reacción de las personas consagradas al culto divino a la de un samaritano, aparentemente alejado de Dios. Jesús pone de manifiesto la gran importancia que tiene la práctica de la misericordia. Y se lo dice a todo un maestro de la ley. Realmente, el samaritano se expone a que pueda haber más bandidos por allí cerca; él emplea un buen tiempo en vendarle las heridas echándoles aceite y vino, y subiéndolo al caballo lo llevó a una posada, cuidándolo y pagándole todos los gastos.

   El amor infinito de Dios y su misericordia sin límites para con nosotros son sus más preciados dones para con todos. Jesús nos pide que hagamos nosotros lo mismo y que actuemos de acuerdo con nuestra fe.

   Recordemos que se debe leer el evangelio para comprender satisfactoriamente el sencillo comentario que se expone aquí. En la primera línea se encuentra la localización del texto evangélico.

   Para terminar, digamos que hoy se presenta un suceso aislado. Pero, a veces en la vida, nos encontramos con dos o más sucesos que requieren nuestra atención y nuestra ayuda simultáneamente. No siempre podemos hacerlo. O ayudamos a uno y dejamos al otro. Es una situación difícil. El de hoy es un caso de mucha premura.

   Compromiso:
   Practica la ayuda a los demás.

lunes, 1 de julio de 2019

XIV Domingo del tiempo ordinario. Ciclo C, 7-7-2019. Lucas 10, 1-12. 17-20ñ

   Si la semana pasada celebrábamos el seguimiento como tal, hoy nos situamos en la práctica del mismo. Propongo para vosotros y para mi la frase que el mismo Jesús nos indica:"El reino de Dios ha llegado a vosotros". Sepamos apreciarlo y valorarlo.
   La primera lectura tomada de Isaías 66, 10.14. Nos hace ver la felicidad de sentirnos cerca de Dios, de gozar con todos los que lo aman, y, al final, afirma metafóricamente que nuestros huesos florecerán como un verde prado, manifestándose la mano del Señor a las que están con él.
   La carta de Pablo a los Gálatas(6, 14-18)nos proporciona la segunda lectura. Pablo pide a aquellos primeros cristianos que se pongan de acuerdo. Que se dejen de dos bandos, los de la circuncisión y la no circuncisión. La circuncisión es algo muy sonado y, sin embargo, debe dejar paso a la nueva criatura. Hoy tenemos el problema de católicos conservadores y progresistas, pero fieles a Jesús. No hace mucho se decía que era necesario estar con el Papa. Pues ahora, estemos con Francisco, que tiene una visión alta y acertará a llevarnos por el camino de Jesús. Es un hombre de oración y de mucho amor a Jesús.

   Para una aplicación personal del evangelio de hoy, nos figuramos que somos uno de los setenta y dos enviados por Jesús a misionar. Lo primero que debemos hacer es aprender a hablar de Dios a los demás. Si día a día nos preguntamos cuantas veces hemos hablado de Dios, explícitamente, a los demás, menudo tendremos una respuesta desoladora. Pasan los días y no hablamos expresamente de Dios con otros, para acercarlos al buen camino. Pues, mientras no demos este paso no habremos entendido el evangelio de hoy. Si lo hacemos, sentiremos la alegría de Dios en nuestros corazones. Formaremos parte del grupo de obreros que trabaja por aumentar la cosecha de la mies del Señor. Esta práctica es verdadera oración, es la base de la misma. Y estaremos alegres porque nuestros nombres están escritos en el cielo, como termina este evangelio. Un día leeremos allí nuestro nombre. Desde hoy, ya lo esperamos con fe.

   Compromiso:
   Está muy claro en el comentario evangélico.

lunes, 24 de junio de 2019

XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 30/06/2019. Lucas 9, 51-62

   En la celebración de este domingo, la jerarquía eclesiástica nos ofrece, en las lecturas de la misa, el tema del seguimiento de Dios, de Cristo. Como dice el Papa Francisco, contemplarlo, adorarlo y abrazarlo en nuestro encuentro con Cristo en la Eucaristía, en nuestra vida de oración y reconociéndolo presente en el prójimo. Como frase bíblica para recordar proponemos de la primera lectura (1 Reyes 19) la siguiente: "Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera".

   La primera lectura (1 Reyes 19, 16b.19-21) relata el llamamiento que el profeta Elías hace a Eliseo para que lo siga y la prontitud de la respuesta.

   Gálatas 5,1.13-18 hace la segunda lectura. No es la misma libertad la que nace de caminar según el Espíritu que la que nace de seguir los deseos de la carne. Si caminamos según el Espíritu, amaremos al prójimo como a nosotros mismos. Si nos mordemos y devoramos unos a otros no amamos al prójimo como a nosotros mismos, y estamos obrando según la carne, no según el espíritu.

   En el evangelio se recalca la prontitud en dar la respuesta a Dios. Se presentan tres casos de posible seguimiento. Pero, quedan en nada. Para todo hay "peros" que poner. La Iglesia hoy día se encuentra en una encrucijada para seguir a Jesús. Necesita una profunda transformación, por lo que aparecen los que con una visión evangélica desean caminar adelante y hacer de la Iglesia una que no sea aduana, sino puesto de socorro para los heridos, en frase del Papa Francisco. Otros quieren anclarla en el pasado y no moverse, caminando hacia una profunda división y abandono de la misma Iglesia. ¿Tú, sabes captar el espíritu del evangelio de Jesús y evolucionar hacia adelante? Jesús te dice sígueme, para que la Iglesia, sin dejar de ser la Iglesia de Jesús, sea la Iglesia del futuro. ¿Sabes ser fiel al espíritu del evangelio en medio de cambios profundos en la Iglesia?

   La Iglesia debe ser profética y saber mirar hacia el futuro. Y, para ello, los cristianos no podemos ser un freno. Jesús quiere que lo sigamos, pero sin poner freno a una sana evolución. ¿En qué debemos evolucionar? En lo que podamos, empecemos la tarea. Y con decisión, que Dios se alegrará.

   Compromiso:
   Tratando de ser fiel a Dios y a Jesús de Nazaret, el que saquemos de una sana reflexión.

lunes, 17 de junio de 2019

Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo. 23/06/2019. Ciclo C. Lucas 9, 11b-17

   Hoy es un día por excelencia de la Sagrada Eucaristía. La memoria es un tema importante y está latente en la liturgia de hoy.

   Para memorizar se propone: "Cada vez que comáis de este pan y bebáis del cáliz proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva" (Cor 11, 23-26).

   Génesis 14, 18-20 constituye la primera lectura de la misa de hoy. Melquisadec bendice el pan y el vino. Bendiciendo así a Abraham y a Dios. La bendición en la Biblia no mejora la calidad de vida, sino que es calidad de vida. Es una fuerza inherente a un objeto o transmitida a través de una bendición. Referida a Dios es, lógicamente, una alabanza. Usemos en nuestra vida la bendición llena de amor a Dios. El esposo que, en su corazón, bendice a la esposa que sale de casa o el padre que bendice en su pensamiento a la hija o al hijo, poniendo el pensamiento en Dios. Usemos esta práctica con cierta frecuencia. Bendigamos a nuestros propios padres aunque hayan fallecido.

   1 Cor 11, 23-26 nos aporta la segunda lectura. Nos presenta la eucaristía como proclamación de la muerte del Señor hasta que vuelva. Cuando comulgamos debemos recordar los sufrimientos del Señor, dejar que nos inunde con su amor y abrazarlo para ayudarlo a bajar de la cruz. Hagámoslo con frecuencia.

   El evangelio recuerda la multiplicación de los panes y peces. Representa al pueblo de Dios como comunidad de mesa en torno a Jesús, participando en la sobreabundancia de la creación divina. La fuerza de Dios que inunda nuestra alma es sobreabundante, como el alimento en la multiplicación de los panes. Es toda una figura de la eucaristía, cuya fiesta celebramos hoy. Todos en torno a Jesús para vivir las grandes experiencias de Dios. El carácter sanador de la eucaristía se hará patente con una buena dirección de un sacerdote experimentado. Lo han dicho algunos Papas. La eucaristía tiene un carácter sanador de los vicios y pecados. Es propio de la eucaristía de Jesús de Nazaret, antes que de la confesión. A El deben acudir los drogadictos y dominados por el vicio si desean volver a la cercanía de Dios. Los números en este evangelio tienen todos su significado.

   En la fiesta de hoy aparece el tema de la memoria: "Haced esto en memoria mía". Recordemos las obras del Señor. Recordemos nuestra historia personal en relación con Dios. Recordar es esencial para la fe, como el agua para una planta. Vivamos siempre de los amores de Dios.

   Compromiso:
   Hacer memoria de cuando éramos fieles a Dios y mirar definitivamente hacia El.

lunes, 10 de junio de 2019

Solemnidad de la Santísima Trinidad. Ciclo C. 16/06/2019. Juan 16, 12-15

   En esta misa, las lecturas ponen de manifiesto la acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Estamos insertos en el corazón y en la vida de Dios, que es comunión de amor.

   Como frase bíblica para recordar se propone la de la carta de Pablo a los Romanos (5,1) que dice: "Justificados por la fe, estamos en paz con  Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo". Vivamos pues la fe, sintámosla, valorémosla, experimentémosla, sobre todo recibiendo a Jesús con frecuencia en la comunión, El nos guiará.

   La primera lectura, del libro de los Proverbios (8, 22-31), expresa, a su estilo, la gran riqueza de la sabiduría de Dios. Pero lo más bonito está en el final: "mis delicias están con los hijos de los hombres". ¡Ya sabemos donde están las delicias de Dios! No olvidemos nunca que Dios es así.

   Romanos 5, 1-5 contiene la segunda lectura de esta misa. Afirma que estamos justificados, es decir, en gracia de Dios, en virtud de la fe en Jesucristo. Y, hay que gloriarse de la fe en Jesucristo, incluso en las tribulaciones, en el dolor, en el sufrimiento. Si obramos de esta forma, el amor de Dios será derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

   Y ya en el evangelio, nos fijamos en lo primero que nos dice Jesús: "Muchas cosas tengo aún por deciros, pero no podéis sobrellevarlas por ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad, él os guiará hasta la verdad plena". Y nos preguntamos: ¿qué verdades tiene que recordarnos o en qué tiene que afirmarnos el Espíritu? Cada día que pasa tenemos que reafirmarnos en la fe. Continuamente debemos invocar al Espíritu Santo no sólo para que nos conserve la fe, sino para que, día a día, nos la haga más sólida. Y, él mismo nos irá dando a conocer en profundidad los misterios y las bellezas de la fe. Así, iremos caminando hacia la verdad plena, la verdad de la sabiduría de Dios.

   El evangelio de hoy nos presenta la relación entre las tres personas divinas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Espíritu nos va a guiar hacia la verdad plena. El nos hará sentir a Dios en lo más íntimo de nuestra alma. Dicho a la manera humana, Dios, el Espíritu Santo, será nuestro deleite. Muchas personas no creen porque nunca han buscado a Dios, nunca han saboreado la cercanía de Dios, desconocen este don, este regalo que viene de arriba, del Espíritu. Pidámoslo en nuestra oración.

   Compromiso:
   Analiza tu vida y mira si te encuentras bien, cerca de Dios.

miércoles, 5 de junio de 2019

Solemnidad de Pentecostés. Ciclo C. 09/06/2019. Juan 20, 19-23

   Hoy concluye el tiempo de Pascua, tiempo de 50 días, que van desde la Resurrección de Jesús hasta Pentecostés. El Espíritu Santo está presente de manera especial. En las lecturas de hoy es fundamental la experiencia de Dios, experiencia de la que carecen algunos de los cristianos que asisten a misa.

   Como frase para memorizar se propone: "vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas... posándose encima de sus cabezas. Y se llenaron todos de Espíritu Santo (Hechos 2)".

   La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-11. La idea que subyace en todo el texto es la experiencia terrenal de Dios que, aunque sea limitada porque somos humanos, son vivencias que nos tocan muy de cerca lo más profundo del corazón. Esas vivencias de los Apóstoles que nos relata la primera lectura, las han tenido también otros judíos, como lo afirman los textos históricos. Nos dicen que el Espíritu Santo descendió sobre algunos judíos cuando estudiaban el Antiguo Testamento, descendiendo sobre ellos en forma de un fuego y viento impetuoso. Se trata de una experiencia inefable sobre Dios. Y de esa experiencia de Dios hablamos muy poco. La comunión y acordarse de Dios con frecuencia, decirle que lo amamos y ayudar en su nombre al hermano nos pone en camino.

   1ª Corintios 12, 3b-7.12-13 es la segunda lectura y comienza afirmando que nadie puede decir que Jesús es el Señor, sino es por el Espíritu Santo. Es la enseñanza principal. Decir se pueden decir muchas cosas, pero decir con verdadera fe que Jesús es el Señor, sólo podemos decirlo con la luz del Espíritu Santo. No desperdiciemos las inspiraciones que Dios nos da.

   En el evangelio de hoy, Jesús se presenta una vez más como verdaderamente resucitado, enseñando a los discípulos sus manos y costado a la vez que les desea la paz. Y termina diciendo a todos sus discípulos, no sólo a los apóstoles: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos". Es la comunidad la que tiene el poder de perdonar los pecados, por tanto. Los pecados graves, se entiende. Los otros, bastará pedir perdón a Dios o al hermano al que se ofendió. La comunidad tiene el poder de perdonar los pecados porque en ella está el Espíritu Santo. Las tres lecturas de este domingo nos hablan de El. No en vano es su fiesta.

   Compromiso:
   Meditar sobre lo leído y sacar conclusiones propias.

 
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