miércoles, 9 de octubre de 2019

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 13/10/2019. Lucas 17, 11-19

   Hoy, se pone de manifiesto que Dios es el Dios de todos, de los unos y de los otros, aún teniendo religiones distintas si son monoteistas, porque sólo hay un Dios.

   No se propone ningún texto bíblico para recordar, pero sí una canción que tiene realmente texto bíblico. Se basa en 2Timoteo 2, del 8 al 13. Cuando en una misa de difuntos lo cantes, recuerda que es palabra de Dios inspirada y cántalo con verdadera fe.

   2Reyes 5, 14-17 corresponde a la primera lectura. En ella, un hombre que no es de religión judía, el sirio Naamán, es curado de su lepra por el Dios de Israel. Por esta razón, se presenta al profeta Eliseo para dar las gracias y dice la conocida frase: "ahora conozco que no hay en la tierra otro Dios". Eliseo se niega a aceptar ningún obsequio, por lo que el sirio le pide tierra del país, es decir judía, para cargar un par de mulos y llevarla a Siria. De esta forma, los sacrificios que ofrezca a Dios lo hará sobre tierra judía y, de esta forma ya no volverá a ofrecer sacrificios ni holocaustos a otros dioses más que al Señor.

   2Timoteo 2, 8-13 contiene la segunda lectura. Como ya se decía en la introducción, es el texto de una conocida canción de las misas de difuntos. Dice así:
Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos.
El es nuestra salvación,
nuestra gloria para siempre.
Si con él morimos,
viviremos con él.
Si con él vivimos,
reinaremos con él.

   Y acuérdate siempre que la cita es 2Timoteo 2.

   Continuamos con el evangelio de Lucas, en el capítulo 17. Se repite el tema de un extranjero que vuelve a dar las gracias por su curación.

   Lo único, importante en el día de hoy es que debemos ser agradecidos de corazón a Dios, al único Dios, al Dios de todas las religiones, al Dios que se hizo hombre y sobrellevó sacrificios enormes y, a pesar de ello, no renunció a ser hijo de Dios. Fue fiel a su Padre hasta el final. Lo triste es que de los diez leprosos, sólo uno dio la vuelta para ser agradecido, para darle las gracias a Dios, a Jesús. Ante la reacción ejemplar de este samaritano, cabe preguntarnos: ¿Somos capaces de saber decir gracias? ¿Cuántas veces nos decimos "gracias" en familia, en la comunidad o en la iglesia? Demos gracias a Dios en todo momento, no solamente en la salud, cuando las cosas nos van bien, sino también en los momentos difíciles. Llevar una vida así es echarse en los brazos de Dios. Tener la costumbre de dar gracias a Dios varias veces al día es vivir en la presencia de Dios. Es como decir varias veces al día a Dios, con el pensamiento, que lo amamos. Todos los creyentes deberíamos practicarlo aún cuando no seamos creyentes cristianos, como lo hicieron los de la primera y tercera lectura dando gracias al Dios de todos.

   El comentario de la palabra de Dios, es decir de la Biblia o Sagrada Escritura, siempre es bonito, sobre todo si se hace en grupo. Hace muy pocos días el Papa Francisco deseó que se dedique un domingo al año, para celebrar que Dios nos habla con cariño en la Sagrada Biblia.

   Compromiso:
   Aprende la canción que se propone en la segunda lectura y recuerda para siempre el lugar donde se encuentra en la Biblia.


 
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