jueves, 8 de enero de 2015

Domingo del Bautismo del Señor. Ciclo B. 11-1-2015. Marcos 1, 7-11

     La primera lectura, tomada del libro bíblico Isaías (42, 1-4 y 6-7), se refiere al elegido por Dios, en el que se ve reflejado Jesús de Nazaret. El Espíritu del Señor está sobre él en cada una de las tres lecturas, y es portador de la paz para todos. Todo ello queda recapitulado en el bautismo de Jesús, cuya fiesta celebramos hoy.
     El elegido por Dios no va a romper del todo la caña cascada ni a apagar la vela del pábilo vacilante. La vela puede estar en malas condiciones, pero aún es capaz de dar algo de luz. Ojalá todos fuésemos algo de luz para los demás, aún siendo vacilante. Junto al Señor Dios, le ayudaríamos a que tuvieran luz aquellos que no ven ni conocen la profundidad del misterio de Dios. Según la lectura, esa luz conlleva la justicia en el mundo, la justicia llena de resplandor divino.
     La segunda lectura de este domingo (Hechos de los Apóstoles 10, 34-38) es de un gran valor universal. En efecto, Pedro se pone a predicar y afirma que Dios no hace distinciones, acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Para una buena conversión a Dios no hace falta aceptar todas las prescripciones religiosas judías. Basta aceptar al Dios único y practicar una verdadera justicia. Y esa verdadera justicia es la paz que trae Jesucristo, verdadero Señor de todos. Él fue ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Pedro y los primeros cristianos sabían que esto era así, y nos lo dicen. Y el cristiano de hoy que ha experimentado la gracia de la conversión, que sabe lo que es la cercanía del Señor, valora esta experiencia como única y como permanente. Es una experiencia que no depende de las ideas conservadoras o progresistas del que la tiene. Se trata de la experiencia tranquila, sencilla, no obsesionada. Es, sencillamente, un don, un regalo de Dios. Y un regalo se recibe sencillamente con un corazón agradecido.
     El evangelio manifiesta la recepción del Espíritu Santo en el Bautismo de Jesús. Tiene que ser una experiencia inenarrable para quien la recibe. Y llena del amor de Dios, que ese es el significado de la paloma. Realmente, es la expresión del amor de Dios, de su pacífica cercanía.
     Este es el gran valor de las lecturas de hoy.

Compromiso: ser luz para los demás en estos días.


 
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