jueves, 30 de enero de 2020

La Presentación del Señor. Ciclo A. 2-2-2020. Lucas 2,22-40

     La celebración eucarística de este domingo es de una fuerza inmensa, porque nos presenta ante el misterio del encuentro con Cristo. Realmente este encuentro se nos da cada domingo y tiene diferentes maravillas. Hoy descubrimos lo misterioso del fuego divino y la grandeza de los comienzos de un niño que ya envuelve en ese fuego a todos los que se topan con él.

     Como texto para memorizar o quedarse con la idea, se propone de la primera lectura: "El Señor es como fundidor que refina la plata. Es como fuego de fundidor, como lejía de lavandera".

     Malaquías 3,1-4 nos ofrece esta primera lectura. La considero idónea para la explicación moderna sobre el inexistente purgatorio temporal. En efecto, al buscar la palabra "purgatorio" en el Catecismo de la Iglesia, nos encontramos con distinta duración para cada difunto, y se cita a una serie de santos que así lo afirman. Sólo en último lugar aparece santa Catalina de Génova, afirmando lo instantáneo del purgatorio. Dice ella que al morir y presentarnos ante el Señor, nos vemos tan llenos de su fulgor y de su luz que quedamos limpios de toda mancha de pecado. Por ello pasamos instantáneamente a disfrutar de la presencia de Dios para siempre. Recordemos lo que afirma esta primera lectura: que el señor es como fuego fundidor que refina la plata, la acrisola.

     La segunda lectura, Hebreos 2,14-18, afirma que todos nosotros, más o menos, tenemos miedo a la muerte. Pero Jesús expió todos nuestros pecados y nos auxilia en cada momento. Echémonos en sus brazos y encontraremos la paz.

     En el evangelio celebramos la presentación del niño Jesús en el templo. A través de él, conocemos la profundidad de los corazones de Simeón, de María y de Ana. De Simeón se afirma que el Espíritu Santo estaba con él. Ojalá en lo más íntimo de nuestras entrañas amemos a Dios de forma que se pueda decir de nosotros algo parecido. La vida de Ana no puede retratarse mejor. Vivió siete años casada y, ya viuda, vivió hasta los ochenta y cuatro dedicándose al templo, a la oración, y a hablar de Dios a los demás. ¡Qué poco hablamos de Dios nosotros! Nos cuesta trabajo sacar la conversación, aunque seamos personas habladoras. Comentamos el fútbol, la moda, los cotilleos, o hablamos de política, pero de Dios pocas veces. Ese es nuestro cristianismo. Hagamos un compromiso en ese sentido.


     Compromiso:
     El que gustes, pero hazlo.


miércoles, 22 de enero de 2020

III Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29/01/2020. Mateo 4, 12-23

   Hoy, por primera vez, se celebra el Domingo de la Palabra de Dios, por iniciativa del Papa Francisco, para que la comunidad cristiana se centre en el gran valor que la Palabra de Dios debe ocupar en su existencia diaria. Por esta razón, propongo, para los que seguís este comentario, leer en estos días, la carta a los cristianos de Corinto. Leerla y releerla, o mejor, meditar sobre ella y recordad algo.

   Como frase a recordar, se propone una del evangelio: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres".

   La primera lectura es del libro bíblico Isaías, 8, 23b-9,3. El significado principal se centra en que el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz... una luz les brilló. Si estás alejado de Dios, si no practicas la fe, cuando recobras la fe porque aceptas a Dios en tu corazón, experimentarás que de nuevo entra la luz en él. Nunca dejes la fe. Vívela. Avanza en ella. Ama a Dios. En momentos de oscuridad, sigue siendo fiel a  Dios, échate con confianza en sus brazos. Espera sin prisas. Dí... hágase tu voluntad... confía con amor. ¡Volverás a ver la luz! ¡Dale las gracias!

   La segunda lectura se toma de 1 Corintios 1, 10-13.17. Comienza la carta de hoy pidiendo que no haya divisiones entre los cristianos. Esta petición vale para la cristiandad hoy día. Estamos divididos entre conservadores y no conservadores. Pero, todos amamos a Jesús. Esto es lo principal. Sepamos ver que la comprensión del mundo avanza y que la teología tiene que hacer frente a nuevas problemáticas.

   Mateo, 4, 12-23 comprende la lectura evangélica de hoy. Debido a la persecución contra Juan el Bautista, Jesús se retira a la región de Galilea y se aplica la frase de la primera lectura: el pueblo vio una gran luz (Jesús); a los que habitaban en tierra de sombras y de muerte, les brilló una luz. Es Jesús que empieza a predicar. Jesús dice: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos". Dice también el evangelio que Jesús recorría toda Galilea, enseñando en la sinagoga y proclamando el evangelio del reino. El concepto central de la predicación de Jesús es él, el reino de Dios o reino de los cielos. El no habla del reino de la Iglesia. Por ello, la Iglesia no coincide con el reino de Dios. ¿Y cuándo llegará? ¿Cuándo se consumará el reino de Dios? No estamos en condiciones de saberlo. Pero, la causa de Jesús es la causa de Dios, por esta razón nunca puede ser una causa perdida.

   Hoy, vemos en el evangelio los cuatro primeros discípulos de Jesús, dos parejas de hermanos, Simón-Pedro y Andrés, junto con Santiago y Juan. Para los cristianos, el cristianismo no debe ser una doctrina general o un contenido dogmático abstracto, como sucede a menudo. El cristianismo es siempre una figura histórica que sigue viva: Jesús de Nazaret. Por esta razón, debemos volver al comienzo de este comentario y acostumbrarnos a leer el Nuevo Testamento para hacer realidad la enseñanza del día de la Palabra de Dios. Comencemos, pues, con el Nuevo Testamento.

   Compromiso:
   Dedúcelo tú.

jueves, 16 de enero de 2020

II Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 19-1-2020. Juan 1,29-34

     Las palabras clave de este domingo son glorificar, santificar y el Espíritu Santo. Dicen todas una relación con la santidad. La santidad de Dios, que nos ama, y nuestra santidad que él nos da. La frase que se propone para memorizar es la equivalente a la del domingo anterior, es decir, Juan 1,33-34. Escoge la que más prefieras. Tiene especial importancia lo de bautizar con Espíritu Santo, expresión que sale en el evangelio de hoy.

     La primera lectura se toma del libro bíblico Isaías 49,3.5. Dice el Señor que él va a ser glorificado por mí. Pero, a su vez, yo he sido glorificado por él, ante sus ojos. Y esto sucede cuando Dios es mi fuerza y yo la empleo en atraer a las personas hacia él. Es decir, cuando yo soy la luz de las naciones para atraer a muchos a las experiencias de Dios. Acostumbrémonos a hablar de Dios con los demás. Si lo hacemos, no lo olvidemos, Dios es glorificado por nosotros, y nosotros por él.

     La respuesta al salmo de hoy es: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad". Que nos sirva para comprometernos en algo de lo que vamos viendo.

     1 Corintios 1,1 hacen la segunda lectura. La carta se dirige a todos nosotros, pues se envía a todos los que en cualquier lugar invocan el nombre del Señor Jesús. Nos desea gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. No olvidemos, pues, que Pablo nos ha enviado una carta. No dejemos de leerla y releerla. 

     El evangelio (Juan 1,29-34) de hoy nos presenta el bautismo de Jesús según nos lo relata el evangelio de Juan. Para comprender bien en toda su profundidad este pasaje debemos darnos cuenta de la profundidad mística que encierra. Todo el texto gira alrededor de la palabra "Espíritu", que baja del cielo como una paloma y se posa sobre Jesús. El bautismo de Juan animaba a cambiar de conducta. Por eso, el bautismo de Jesús es superior al de Juan. Jesús trae un bautismo con Espíritu Santo y fuego. "Santo", aplicado al Espíritu Santo, significa pertenencia a la esfera de Dios y, por lo mismo, tiene una actividad santificadora. Una vez bautizados ya pertenecemos a la esfera de Dios. La vida divina nos empapa totalmente, nos toca en lo más profundo de nuestro ser. Esto sucede cuando nos hemos preparado con la enmienda que procede de un sincero amor a Dios. El Espíritu de Dios es Dios entre nosotros. Los cielos quedan abiertos asegurando una comunicación ininterrumpida de Jesús con la esfera divina. El espíritu de Dios es como el ave que vuela sobre su nido. Vuela sobre Jesús y se posa en él. Jesús está inundado del Espíritu de Dios, no ha estado nunca separado de Dios. Y nosotros preparados para una vida mística de fuerte unión con él. El bautismo de Jesús es maravilloso, y el nuestro sigue en esa misma línea si dejamos que Dios obre en nosotros maravillas. Es la base de toda vida mística: nuestro bautismo debe estar unido al de Jesús y ponerlo todo no en nuestros méritos, sino en el actuar de Dios en los corazones. Nosotros debemos trabajar para que la gente se una cada vez más a Dios, pero sabiendo que el resultado final no se debe a nosotros, sino que es obra suya, del propio Dios. Sólo él nos acerca a él. Es poner a nuestros hijos en el buen camino. No debemos privarlos de ello.


     Compromiso:
     Hagamos obras buenas, pero a Dios no le exijamos nada a cambio. Dejémosle que sea él quien obre en nosotros.



domingo, 12 de enero de 2020

Bautismo del Señor. 12-1-2020. Ciclo A. Mateo 3,13-17

     Hoy se celebra la fiesta del bautismo de Jesús. Se impone, pues, el tratar de ver hasta que punto pueden aportar algunos datos históricos referentes al bautismo de Jesús. El evangelio de Lucas afirma que Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el año 15 del emperador Tiberio, por lo tanto, entre los años 27 a 29 después de Cristo, lo que suele aceptarse como hecho histórico.

     Como texto para memorizar, propongo el final del evangelio de hoy, es decir, Mateo 3,16-17. Dice: "Al salir Jesús del agua, se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y se oyó una voz de los cielos que decía: este es mi Hijo amado, en quien me complazco".

     Isaías 42,1-4.6 hace la primera lectura de la misa. Nos presenta al elegido por Dios, en quien se complace. Siempre debemos tener los ojos muy abiertos para saber quien es el elegido por Dios, que se acerca a ti para decirte que des un paso al frente y que te acerques a Dios. El Señor te coge de la mano para que te acerques a él.

     Hechos 10,34-38 compone la segunda lectura. En Dios no existe acepción de personas, nos busca a todos si lo tememos y practicamos la justicia. Jesús nos trajo una paz que podemos experimentar en nuestros corazones. Jesús fue ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Dejemos que él nos toque en el corazón.

     El evangelio de hoy se toma del evangelio de Mateo,3,13-17. Las personas que hacen un viaje a Tierra Santa nunca olvidan el rememorar su propio bautismo en las aguas del río Jordán. ¡Qué bien decir con plena alegría del corazón que daremos siempre testimonio del Señor! ¡Y decirlo en el mismo río donde Jesús fue bautizado!

     Juan dice a Jesús: "Soy yo el que necesito que tu me bautices, ¿y acudes a mi?". ¡Cuántas veces le damos a Dios contestaciones parecidas! Tenemos muy claro que él lo puede todo y nosotros no hacemos nada para que las personas se acerquen a él. Obedezcamos a nuestro papa Francisco y salgamos de la iglesia para hacer labor a favor de Dios y de los hombres. No esperemos a que el cura de la parroquia tenga que organizarnos. ¡Tomemos nosotros la iniciativa y adelante! Pero, siempre hagámoslo en nombre de Dios y sin esperar resultados inmediatos. Si vienen, demos gracias a Dios. Pero si no vienen, hagamos oración, pongámoslo en las manos de Dios y sigamos trabajando sin desanimarnos.

     Cuando se bautizó Jesús y salió del agua, se abrieron los cielos, se vio que el Espíritu de Dios bajaba en forma de paloma y se posaba sobre él. Según la literatura de la época, los cielos abiertos expresan una comunicación ininterrumpida. Dios se comunica para siempre con los hombres. Acuérdate de Dios con el pensamiento varias veces durante el día. Él te oye, se alegra, te lleva por el camino de la santidad. Será una buena forma de celebrar el bautismo de Jesús.


     Compromiso:
     Mira el final de este comentario.


sábado, 4 de enero de 2020

II Domingo de Navidad. Ciclo A. 5-1-2020. Evangelio Juan 1,1-18

     La misa de hoy está dedicada a la sabiduría o la palabra. Para los antiguos, lo sagrado y lo profano no estaban separados, a diferencia de lo que ocurre hoy día. La sabiduría se encontraba muy estrechamente vinculada con la fe en Dios, como fe en la creación. La sabiduría es, desde el principio, un saber experiencial. Nuestras experiencias religiosas también nos transmiten experiencias al corazón. La sabiduría de Dios nos sigue muy de cerca si la dejamos que anide en nosotros. Proponte este año acercarte más a Dios. Te alegrará.

     El libro bíblico llamado Ecleisástico (24,1-2.8-12) hace la primera lectura de la misa. Como afirma al principio, la sabiduría de Dios se gloria en medio de su pueblo. La sabiduría de Dios jamás dejará de existir. Sólo nos queda dejarnos levar por ella.

     La carta a los de Efeso 1,3-6,5-18 nos proporciona la segunda lectura. Pablo nos recuerda en sus oraciones y no cesa de dar gracias a Dios por todos nosotros. Pide al Padre que "nos de espíritu de sabiduría para conocerlo bien y que ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cual es la esperanza a la que nos llama y la riqueza de gloria que da en herencia a los santos". Es muy importante conocer bien a dios para amarlo de verdad y saber como actúa en nuestros corazones Guardemos y reflexionemos sobre los consejos que vamos recibiendo de personas expertas, y vayamos haciéndolos nuestros.

     El evangelio de hoy es el de S. Juan en su comienzo. Y lo primero que hace es hablarnos del verbo, es decir, de la Palabra. "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios". El Verbo es una personificación de Dios, es el mismo Dios ."En Dios está la vida y la vida es la luz de los hombres". Merece la pena meditar esta frase. La vida de verdad la recibimos de Dios y la vivimos con Él. Meditemos en las cosas de Dios, amémosle, recibámoslo en la comunión, ayudemos al hermano... y cada vez nos sentiremos más cerca de Dios. Sentiremos la vida que nos llega de Él. Acordémonos de Dios con el pensamiento varias veces durante el día. Es una bonita manera de hacer oración. Digámosle que lo queremos. Este año lo repetiremos muchas veces para que vayas adquiriendo la costumbre. ES una forma de llevar la presencia de Dios dentro de las limitaciones con que los humanos podemos hacerlo.

     El Verbo o Palabra de Dios existe desde siempre, desde toda la eternidad. Pero, llegado el momento, cuando creyó oportuno, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre y habitó entre nosotros. No es ningún imposible para Dios. Para ese Dios que nació entre nosotros, pero no sólo eso, sino que por la maldad de los hombres con los que le tocó vivir, fue apresado, flajelado, escupido, maltratado, clavado en una cruz, coronado de espinas y con el insondable dolor de tener que respirar levantando su cuerpo, apoyando sobre los pies clavados en la cruz y dejando el cuerpo caer por falta de resistencia. Terrible dolor hasta su muerte definitiva. Dice el evangelio de hoy que hemos contemplado su gloria, y es verdad, porque sabemos que ha resucitado. Pero también es verdad que hemos contemplado su dolor, su inmenso dolor. Y así, hemos conocido a Dios de verdad y sabemos que es capaz de relacionarse con nosotros en lo más íntimo de nuestro corazón.


     Compromiso:
     Aprender a hablar con Dios en lo más íntimo de nuestro corazón.



 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.