martes, 15 de noviembre de 2011

Solemnidad de Jesucristo Rey. Ciclo A. 20/11/2011. Mateo, 25,31-46

   En el evangelio de hoy, que suele llamarse del juicio final, es necesario afirmar que las parábolas y lecturas evangélicas como la  de la misa de este evangelio, nos animan a trabajar. A trabajar, sí, pero para que las ideas queden claras es necesario tener en cuenta determinados conceptos teológicos. Son los conceptos de la justificación y el mérito.

   La lectura de hoy nos presenta el Rey celestial y del universo reuniendo a todo el mundo, y poniendo las ovejas a su derecha mientras que las cabras estarán a su izquierda. A las ovejas las premia con la herencia del reino. Las premia porque "tuve hambre y me disteis de comer..." Ya que, cuando lo hicieron con el necesitado, con el mismo Dios lo hicieron.

   Por el contrario, a las cabras las envía al fuego eterno por haber hecho todo lo contrario. "Tuve hambre y no me disteis de comer...".

   Resumido el evangelio o habiéndolo leído previamente, como he aconsejado muchas veces, paso a hablar del mérito, asunto que puede conducir a equívocos. Debe quedar claro que ningún ser humano puede merecer nada ante Dios. No podemos merecer nada en el sentido de exigir. Es el mérito que se llama "de condigno". A Dios no podemos exigirle nada por muchas obras buenas que realicemos.

   Sucede, no obstante como hace un padre con su hijo. El hijo, no puede "exigir" al padre la compra de una bicicleta por haber aprobado. Pero, el padre porque está contento, sí puede regalársela. Es el mérito llamado "de congruo".

   En el evangelio de hoy, las ovejas, que fueron muy buenas y se portaron muy bien, no pueden, aún así, exigir nada de condigno. A Dios, jamás podemos exigirle nada. Pero, Dios, que es todo amor y misericordia, él, sí nos da un premio. Un premio sin poder exigírselo, un premio "de congruo".

   Cuando los católicos hablamos de la necesidad de "crecer en gracia", no hablamos de acumular gracia para poder obtener un mayor premio en el cielo. Los católicos usamos esa expresión, pero puede conducir a equívocos entre los fieles. Crecer en gracia significa hacernos más fuertes en la fe y en el amor a Dios y al hermano, por amor a Cristo.

   Compromiso:
   Ten claros los conceptos que aparecen en este comentario evangélico.

 
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