viernes, 17 de octubre de 2008

Domingo XXIX del tiempo ordinario. 19/10/2008. Mateo, 22, 15-21.

El evangelio de hoy dice así:
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?". Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: "Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto". Le presentaron un denario. Él les preguntó: "¿De quién son esta cara y esta inscripción?". Le respondieron: "Del César". Entonces les replicó: "Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

Los enemigos de Jesús le envían un grupo de fariseos y otro de partidarios de Herodes. Deben hacerle una pregunta capciosa. Si contesta arfirmativamente, Jesús se atraerá el odio del pueblo, y si negativamente, podría ser detenido como sedicioso por las autoridades romanas.

Al hacerle la pregunta a Jesús, alaban su sinceridad y que, por encima de todo, dice la verdad sin importarle lo que diga la gente. Ojalá se pudiera decir lo mismo de cada uno de los cristianos, empezando por nosotros mismos. Ser sinceros y decir la verdad, supone haber reflexionado con el evangelio en la mano, con buen conocimiento exegético, y habiendo sopesado los signos de los tiempos. Estos nunca pueden despreciarse sin más, aunque a la jerarquía le cueste bastante trabajo tenerlos en cuenta. Nosotros, los cristianos de a pie, no podemos ser en todo obedientes sumisos a cuanto diga la jerarquía. Debemos pensar con responsabilidad de apóstoles creyentes, con pensamiento propio. La iglesia somos todos y nosotros somos mayoría: si somos responsables, no podemos ser ovejas sumisas. Si así hiciésemos, nuestro peso ante la sociedad sería mucho mayor, pues demostraría que, como cristianos, estamos vivos. Todo con tal de saber llegar a un mínimo de unidad, como sería nuestro deseo de amar a Jesús y el amor entre nosotros, a pesar de alguna diversidad.

Me pregunto: ¿Por qué a Jesús se le ocurrió la respuesta de "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"?. Es una respuesta inteligente que sólo se le ocurre al que obra libremente, sin estar sometido a una ideología. Estas tratan de llevar a alguien al poder o de mantenerlo en él. Jesús no ambiciona poder, obra con plena libertad y dice la verdad cueste lo que cueste; está a las verdes y a las maduras.

Una persona libre no está condicionada ideológicamente. No aspira al poder y dice libremente lo que siente. Sea a favor de Dios o de los hombres. ¡Cuidado, que también en nuestra Iglesia entran, a menudo, las ideologías!.

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.