lunes, 23 de enero de 2012

IV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29/1/2012. Marcos, 1,21-28

   Jesús, con los que le siguen, entra en Cafarnaún. Esta ciudad se encontraba junto al lago de  Tiberíades o mar de Galilea. Cafarnaún era el cruce de caravanas en la ruta de Damasco al puerto mediterráneo de Tolemaida. Desde esta ciudad, por su posición estratégica, las noticias se propagan con muchísima prontitud. Cafarnaún va a ser el centro de la actuación de Jesús en Galilea.

   Este evangelio de la misa de hoy es uno de los varios evangelios contra las ideologías en las instituciones religiosas. El sábado es el día festivo de los judíos. La asistencia al servicio religioso es obligatoria y ello significaba obedecer a todo lo que se presentaba como voluntad divina, aunque en realidad no lo fuera. Los que se encuentran en la sinagoga son judíos integrados en la institución religiosa y observantes de la ley.

 Jesús entra de imprevisto en la sinagoga de Cafarnaún. Entra cuando ya ha empezado el servicio religioso y parece no ir con la intención de asistir a dicho servicio. No pide permiso al jefe de la sinagoga, como debía hacerse, sino que habiendo llegado tarde, se pone sin más a enseñar.

   ¿Qué enseña Jesús? No se dice aquí. Pero, el versículo 15 ya leído el domingo anterior, nos dice el programa de Jesús: "Está cerca el reino de Dios. Enmendaos y tened fe en esta buena noticia". Este programa se formula en categorías de éxodo. Jesús estaba al otro lado del mar de Galilea (v.9) y ahora, vuelve a Galilea. Equivale a atravesar el mar Rojo.

   Se quiere sacar al pueblo de un estado de esclavitud y llevarlo a la tierra prometida del reino de los cielos.

   En la sinagoga de Cafarnaún, Jesús causa una gran impresión debido a que la gente experimenta directamente su autoridad. Los letrados de las sinagogas no hablaban con autoridad propia, sino con la autoridad de la tradición a la que atribuían un valor divino. Jesús habla partiendo de su propia experiencia religiosa personal. La enseñanza de Jesús despierta el espíritu crítico y pone las bases para una autonomía y libertad del hombre, lo que le va a conducir hacia la madurez.

   Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo que empezó a gritar. Si estaba poseído por un espíritu inmundo no podía estar en el servicio religioso. Sin embargo, está en él totalmente integrado, sin abominar contra Dios. Además, las palabras que pronuncia ese hombre muestran que es un partidario incondicional de la institución religiosa. Dice: "¿Qué tienes tú contra nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?" La institución religiosa habla por boca del que se dice que está endemoniado. El "nosotros" incluye al poseído y a los letrados.

   Posesión y adhesión fanática a lo que se enseña son dos modos de expresar lo mismo. Cuando este fanático llama a Jesús "Nazareno" le recuerda que Nazaret es conocida por su nacionalismo a ultranza y que, por lo mismo, él debe seguir también los valores del nacionalismo y de la institución religiosa judía.

   Como se ve, es un lenguaje figurado el que se usa en este episodio. Ante la enseñanza de Jesús, el fanático queda sin respuesta y reconoce su error, aunque tuvo que retorcerse bastante.

   Práctica:
   Haz un juicio sobre la siguiente cita de la encíclica "Fides et ratio": "Se considera que una persona ha alcanzado la edad adulta cuando puede discernir, con los propios medios, entre lo que es verdadero y lo que es falso, formándose un juicio propio sobre la realidad objetiva de las cosas". (cap. III).

 
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