lunes, 18 de abril de 2016

V Domingo del Tiempo Pascual. Ciclo C. 24/04/2016. Juan 13, 31-35

   Las lecturas de hoy nos presentan el nuevo mundo, nacido de la muerte y resurrección de Cristo, junto con el mandamiento nuevo que nos deja Jesús. Es decir, se nos dejan don novedades: la del nuevo mundo donde debe reinar el mandamiento del amor.

   En la primera lectura (Hechos, 14, 21-27), Pablo y Bernabé predican la fe, enviados al mundo gentil por los cristianos de Antioquia de Pisidia, hoy inexistente. Se trata de su primer viaje misionero. Los problemas de los gentiles con los judíos no cristianos ocasionan sufrimientos a aquellos, por lo que Pablo los anima a perseverar en la fe diciéndoles que, a veces, es necesario sufrir para entrar en el reino de Dios. Pablo y Bernabé, siguiendo la costumbre de los judíos, nombraron ancianos o presbíteros para animar a la comunidad.

   La segunda lectura (Apocalipsis, 21, 1-5a) utiliza el género literario llamado apocalíptico. Hoy se nos habla de la contemplación del cielo nuevo y la tierra nueva. Dos frases resumen toda la lectura: la ciudad santa que desciende del cielo como una novia que se arregla para el esposo y la acción de Dios que enjugará las lágrimas.

   En la Biblia se recurre a la imagen de unas bodas para expresar la fiesta de la gloria. Oseas refiere las relaciones de Dios con su pueblo como las relaciones matrimoniales del esposo y la esposa. Y ya no habrá muerte, ni llanto, ni luto, ni dolor. Es la utopía cristiana. Para dar sentido pleno a la vida humana, para conseguir la más acabada humanización, tenemos que llegar a la utopía, es decir, instalarnos en Jesús resucitado como el culmen de la realización humana. Este programa propuesto por el Apocalípsis es posible y será una realidad. El Cristo resucitado acompaña a su Iglesia en el camino de la cruz, pero la conduce al final de luz y de gloria. La resurrección es la clave de toda interpretación.

   El evangelio comienza con el discurso de despedida de Jesús. Los discípulos deben conservar el recuerdo de dicha despedida. Y nosotros debemos recuperar la realidad humana de nuestra amistad con Jesús ya que El es incondicional. Debemos ser conscientes de esa amistad como somos conscientes de la amistad de un gran amigo. Es necesario experimentar esa amistad con Jesús para poder transmitirla al mundo con nuestra palabra. Hoy, Jesús insiste en el valor testimonial del amor mutuo, del amor fraterno de los discípulos entre sí y también para con los demás.

   Tres son las ideas que conjugan las lecturas de este domingo. La resurrección de Jesús como lo que realmente se vive en Pascua. Es lo que fundamentalmente predica Pablo. Es la base de todo lo demás.

  La segunda es la referente a la utopía cristiana. Es el camino de nuestra plena humanización. Es la forma de dar sentido pleno a la vida humana. Para ello, instalémonos en la plena utopía de Jesús resucitado, en relación con la idea anterior.

   Y la tercera, es Jesús ha muerto, pero ha resucitado y nos brinda su amistad. Aceptemos esa amistad, vivámosla y transmitámosla.

   Compromiso:
   Como otras veces, lo mejor es leer el comentario y deducirlo.

 
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