martes, 18 de julio de 2017

XVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23/07/2017. Mateo 13,24-43

   En la misa de hoy se hace referencia al obrar de Dios, al  del Espíritu Santo y al del Hijo del Hombre. Son tres lecturas verdaderamente muy interesantes como Palabra de Dios. Como texto a recordar es precioso el siguiente: "Diste a tus hijos la dulce esperanza que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento (Sabiduría 12,19)".

   La primera lectura se toma del libro de la Sabiduría 12,13.16-19. Sus afirmaciones nos llenan de inmensa alegría pues nos dice que El  nos perdona a todos, nos juzga con moderación y con gran indulgencia. Puede hacerlo y lo hace. Obrando así, Dios nos enseña que nosotros debemos ser humanos, a la vez que nos da la esperanza de que en el pecado da lugar al arrepentimiento.

   Romanos (8,26-27) nos ofrece la segunda lectura. Como decía al principio, está dedicada al Espíritu Santo. Debemos situarla como referente al don de lenguas o a las vivencias que los primeros cristianos experimentaban en la glosolalia. Pero Pablo nos dice que el balbuceo y la incoherencia que se expresa en la glosolalia es, en realidad, una señal de debilidad y no de fortaleza. En efecto, nos dice esta segunda lectura que no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras, que son inenarrables. Como sucede en la glosolalia. Lo mejor es echarse en las manos de Dios con la confianza de que él sabe lo que nos conviene.

   El evangelio nos presenta tres parábolas preciosas: la de la cizaña, el grano de mostaza y la levadura. Jesús nos explica la primera presentando al Hijo del Hombre como el sembrador. Las parábolas son un género literario que permite adaptarlas a cada época. Así, en la del sembrador, podemos contemplar los tiempos actuales de cristianos con diferentes ideas: unos más o menos conservadores y otros de mentalidad más moderna, más abierta. ¿Dónde está la cizaña? ¿Dónde el buen trigo? La respuesta, sin lugar a duda, está en el mensaje del evangelio y en el inmenso amor de Jesús para con nosotros. Es el camino que trata de mostrarnos el Papa Francisco aunque algunos no lo entiendan a él ni al evangelio del amor y del perdón.

   La parábola del grano de mostaza, en tiempos de Jesús, podía aplicarse al reino de los cielos tanto si este era pequeño o no. Si son pocos, son grandes ante Dios. Si no crecen en cantidad, crecerán en calidad. Esta parábola hace incapié en el crecimiento sin especificar la dirección del mismo. Como género literario permite adaptaciones según cada momento. Lo ideal sería crecer en cantidad y en calidad.

   Mediante la comparación del reino de Dios con la levadura en la masa de harina, hasta que todo fermente, Jesús nos indica el camino que los cristianos debemos seguir en la sociedad. ¿Aumentan los jóvenes practicantes en la parroquia? ¿Crece el conocimiento bíblico? ¿Aumenta el nivel de vida interior? Con todo ello, ¿ya acordé una viva preocupación por los demás?

   Compromiso:
   Comprométete según la parábola que te parezca más oportuna.

 
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