martes, 13 de septiembre de 2016

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 18/9/2016. Lucas 16, 1-13

 Las lecturas de este domingo son totalmente acordes con el Dicasterio para los oprimidos del mundo, que ha creado recientemente el Papa Francisco. Lo ha hecho antes de que finalice el jubileo de la misericordia. ¡Cuántas heridas inflinge el mal a la humanidad! Nos obliga en su totalidad la doctrina de Cristo y por ello, recordemos e interioricemos desde este punto de vista que "uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús" (1 Timoteo 2). Repitámoslo y memoricémoslo.

   La primera lectura se dirige a los capitalistas que exprimen al pobre, falseando las medidas, comprando a precios ridículos y vendiendo muy caro. Así se hacen los grandes capitales en general. Y, esta lectura (Amós 8, 4-7) termina afirmando que el Señor no olvidará jamás todas estas acciones.

   Pablo, en su primera carta a Timoteo (2, 1-8) pide que hagamos oraciones para que podamos llevar una vida con decoro, con todo lo que ello significa. Sin que el apóstol Pablo lo diga expresamente, nos recuerda que Jesús es el centro, y por lo tanto, su doctrina ha de ser plenamente asumida. Pablo lo resume afirmando que "uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús". Por lo tanto, la doctrina de Dios, su deseo, es que practiquemos las enseñanzas de Cristo, en concreto sobre el amor, la justicia, la misericordia.

   Lucas, en el evangelio, nos hace ver que todos somos administradores de los bienes con los que nos encontramos en este mundo. Y en la administración de los mismos, como hijos que somos de la luz, debemos ser más listos que los hijos de las tinieblas. Desgraciadamente, a menudo, sucede al revés.

   La frase conclusiva de Lucas en el domingo de hoy, es que no podemos servir a Dios y al dinero. Si servir a Dios es amar al prójimo, no podemos estafarlo, ni robarle, ni abusar de él, porque el prójimo es mi hermano e hijo de Dios. Y yo le robo y abuso de él cuando yo me enriquezco desmesuradamente en relación con mi hermano. Lo que afirma la primera lectura con relación a una economía primitiva, hay que trasladarlo debidamente a la economía actual. Pero, trasladarlo con todas las consecuencias, poniendo los debidos límites al enriquecimiento para que no se convierta en abusivo. De esta manera serviremos a Dios, amando al hermano. O mejor, respetando sus derechos.

   En este domingo, tiene mucha importancia la práctica de la justicia social. La doctrina social de la Iglesia Católica es la gran desconocida. Se predica muy poco o no se predica. Ni está actualizada. Nuestros obispos y sacerdotes, en general, se han olvidado de ella. Esa es la razón por la que se ha tachado de comunista a nuestro querido Papa Francisco. Seamos fieles a las enseñanzas de Cristo y los demás calificativos sobran.

   Compromiso:
   Buscar en google algo sobre la doctrina social de la Iglesia.

 
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