jueves, 4 de enero de 2018

Fiesta del Bautismo del Señor. Ciclo B. 7-1-2018. Marcos 1,7-11

   En este domingo hay algo muy importante sobre lo que debemos reflexionar. En las tres lecturas se menciona la palabra "espíritu". Es el espíritu de Dios, la fuerza santificadora de Dios, que sopla donde Él quiere y donde se le recibe.

   Como frase para memorizar aconsejamos la del evangelio, que dice: "Al salir del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma". Toda una expresión de la vida que sale de Jesús.

   La primera lectura se toma de Isaías 42,1-4.6-7. Dios, que ha puesto sobre ti su espíritu, te ha cogido de la mano para que abras los ojos de los ciegos. Se trata de quitar la ceguera espiritual en que muchos de tu entorno viven. En este año del laico, se trata de que empieces a preocuparte de llevar a los demás el interés por las cosas de Dios.

   La segunda lectura (Hechos de los Apóstoles 10,34-38) termina con una frase en la que se dice que Jesús fue ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Dice el papa Francisco que el misionar no es hacer proselitismo, sino que las gentes se sientan atraídas por Cristo. Como dijo un teólogo: "la fe está basada en un contacto personal con Cristo". Es necesario hablar mucho de Cristo y estar enamorados de Él.

   Del evangelio de hoy hay que destacar que Jesús nos bautiza con el Espíritu Santo, nos da el Espíritu Santo que permaneció en Él. Pero tenemos que darle alas para que influya en nosotros y nos transmita su vida. Si lo sentimos en nosotros, podemos transmitirlo a los demás. Nadie da lo que no tiene.

   Cuando Jesús acude a ser bautizado por Juan, entra en el agua con tan grande estado de oración, con tan gran amor a Dios, que vivió y se sintió amado por "Presencia Divina". A esta experiencia divina los judíos la llamaban "Shekhinah". Eran verdaderas experiencias místicas, verdaderas experiencias de Dios.

   Jesús, al salir del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu Santo bajar hacia Él como una paloma. Y los cielos dicen: "Tu eres mi hijo amado, en el que me complazco" ¡Una maravillosa experiencia interior, maravillosa y verdadera!

   Si analizamos nuestra vida interior, más de una vez descubriremos que hemos sentido a Dios, o a Cristo-Dios muy cerca de nuestro corazón. Es un contacto maravilloso y real. Volviendo a la primera lectura, y con estas experiencias en nuestro corazón, reconozcamos que las tenemos en balde, que Dios nos ha tomado de la mano y nos ha hecho luz de los demás, luz que dialoga y habla sobre las cosas de Dios en los momentos oportunos.


   Compromiso: el que te aconsejan las últimas líneas del comentario.



 
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