martes, 16 de agosto de 2016

XXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 21-08-2016, Lucas 13, 22-30


El gran tema de la salvación se manifiesta en las lecturas de este domingo. Es la salvación para todos los hombres no sólo para Israel. Es un tema capital que a todos nos interesa, creyentes y no creyentes. Si los creyentes experimentamos el poder salvador de Dios, nos convertiremos en testigos de su mensaje.
El texto de nuestra primera lectura (Isaías 66,18-21) nos dice que Dios viene para reunir, no sólo a los miembros de Israel dispersos por el mundo, sino a todos los hombres. Dios los reúne para que vean la gloria del Señor y reconozcan que Ël es el único Dios verdadero, el que salva. A todos se ofrece la salvación, nadie queda exceptuado. El no alcanzarla depende de cada uno de nosotros.
En el Nuevo Testamento, seguimos con la carta a los Hebreos (12, 5-7. 11-13). El tema central es que Dios nos corrige como a Hijos y sale al encuentro de aquellos hermanos perseguidos hasta el martirio, para que no se sientan abandonados por Dios. Se recurre al ejemplo de una familia en la que el padre se ocupa de corregir a sus hijos para que lleguen a la madurez. El sufrimiento curte y tiene un valor pedagógico, junto con el amor. Están relacionados.  De esta forma nos curaremos, nos fortaleceremos y nos salvaremos.
El evangelio responde a la pregunta de que si serán pocos los que se salvan, Jesús va camino de Jerusalén y nos invita a que participemos de la salvación que allí se va a consumar. La oferta de la salvación es para todos, pero es una oferta exigente. Todos son invitados a la salvación pero no todos responden. Dios quiere la salvación de todos, pero no todos la aceptan.
Lucas es el evangelista que más habla de la misericordia, de la bondad y del amor que Dios nos tiene. Pero, no olvida recordarnos las obligaciones que nos impone el evangelio para que lo prometido sea una realidad. Todos somos libres para salvarnos y el camino lo sabemos.
La religión, que debe conducirnos a la salvación, a veces no conduce a experiencias de salvación y por tanto es tan inútil como falsa. La primera lectura y este evangelio nos recuerdan que hay personas que no son cristianas y, sin embargo, son auténticas constructoras del reino de Dios, pues se implican y sacrifican por los demás. En ellos hay auténtica experiencia religiosa, aun sin darse cuenta. Y, ese sacrificio, ese implicarse en el sudor y en el sufrimiento de los demás, es la puerta de la que se habla hoy en el evangelio. Por esta razón, hay últimos que serán los primeros y primeros que serán los últimos.

Compromiso: Analiza tu ayuda al prójimo y piensa en tu salvación.




 
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