lunes, 22 de junio de 2015

XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 28/06/2015. Marcos 5,21-43

   El tema de la muerte, real o metafórica, está muy presente en las lecturas de este domingo.

   La primera lectura (Sabiduría 1, 13-15;2,23-25) nos hace ver como Dios hizo a la criatura humana, inmortal. Nos hizo inmortales porque nos hizo a imagen de su propio ser, y Dios es inmortal. Pero, no obstante, la muerte, dice el pasaje bíblico, entró en el mundo y los del partido del diablo pasarán por ella. Tras su muerte hay la perdición eterna. Ya estamos viendo que nuestra muerte corporal no es igual para todos. Hay una muerte para perdición y otra que realmente no es muerte sino que es tránsito, es pasar de una vida a otra.

   La segunda lectura (2 Corintios 8, 7-9. 13-15) tiene una frase central que la resume: "Nuestro Señor Jesucristo siendo rico se hizo pobre por vosotros para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos". Y la pobreza total de Jesús se consumó en la muerte. Muerte que nos dio la vida por amor. Quedamos así nivelados que es el tema de la lectura: él se abajó y a nosotros nos subió. Así también, con los bienes de este mundo debemos ayudarnos unos a otros.

   En el evangelio, a primera vista, parece tratarse de una muerte física real. Sin embargo, la muerte de que se trata es una muerte metafórica. En el relato se describe una situación que es general en Galilea. Debe recordarse que Jesús ha sido excomulgado por las autoridades religiosas judías, cuando afirmaron que las obras milagrosas las realizaba gracias al demonio. Pero, la multitud no hace caso de tal afirmación y le sigue. Jairo, jefe de la sinagoga, no se atreve a romper con ella y no recurre a Jesús hasta que ve que su hija muere irremisiblemente. Acude al excomulgado Jesús, saltándose los condicionamientos religiosos y sociales con tal de conseguir su salvación. Conforme al original, Marcos utiliza aquí presentes históricos (llega, cae a sus pies, le ruega). Esto, junto con que no se pone el nombre de la ciudad, hace ver que Jairo y su hija no significan tanto individuos concretos, sino situaciones que se dan con frecuencia.

   Llegan con el mensaje de que la hija de Jairo se ha muerto y, entonces, para qué molestar a Jesús. Sin embargo, Jesús manda no tener miedo y conservar la fe. El mensaje de Jesús es un mensaje de vida; el de la institución lo es de muerte. La fe consiste en la adhesión a Jesús y tener en él una confianza total. Jesús coge a la niña muerta, de la mano, contra la severa prohibición de la Ley. En Jesús, el único criterio para juzgar de lo bueno y lo malo es el bien del hombre. El nombre de la niña se va cambiando: mi hijita, tu hija, la chiquilla, la muchacha. Se va eliminando la idea de posesión y dependencia hasta hacerla núbil e independiente. La niña tiene doce años y es la edad de los esponsales. Este evangelio tiene un profundo simbolismo nupcial que no podemos desarrollar. La muchacha empezó a andar a la edad núbil. El número doce alude al pueblo de Israel.

   Compromiso:
   Adhesión verdadera a Jesús. Decídete.

 
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