miércoles, 19 de enero de 2022

Domingo III del Tiempo Ordinario. 23/01/2022. Lucas 1, 1-4; 4, 14-21

Se celebra hoy el día de la infancia misionera. La actividad se realiza siempre con la potencia del Espíritu Santo. La predicación de Jesús nunca tiene sentido si la potencia de Dios, su Espíritu, no está con Él. Todo el pueblo está reunido para escuchar la palabra de Dios. El sacerdote Esdras es el que lee y el pueblo escucha con muy buena atención. El pueblo tiene verdadero sentido de lo que es una lectura sagrada y, llegado el momento, se pone de pie. Esdras bendice al Señor, el Dios grande y todo el pueblo levanta las manos y bendice al Señor diciendo: "Amén, amén". Es necesario que aprendamos a bendecir de verdad a Dios. Que aprendamos a inclinarnos y adorarlo rostro en tierra. Son gestos que dicen mucho y se realizan poco. Es necesario que la iglesia gaste dinero y ensaye para que las lecturas se entiendan muy bien. Dice esta primera lectura de la misa de hoy que el libro de la ley de Dios se leía con claridad y aplicando su sentido, de modo que todos entendieran su lectura. Ojalá esto lo tuvieran en cuenta todos los rectores de iglesias. No cabe duda que estas medidas aplicadas es hacer un buen apostolado. A los versos del salmo 18, 8-10.15 respondamos: "Tus palabras Señor, son espíritu y vida". La 1 Corintios 12, 12-14. 27 hacen la segunda lectura de la misa de hoy. En ella se establece una comparación con el cuerpo humano y sus miembros. Los miembros de nuestro cuerpo son muchos, es verdad, pero todos juntos forman un solo cuerpo y actúa como tal. Fomentemos el sentido de la unión. En nuestras conversaciones hablemos de lo que podemos hacer y tomemos decisiones. Hagamos cosas por el reino de Dios en el mundo. Pero, hagámoslas juntos si es posible. Es necesario aprender a trabajar juntos. Si aprendemos esta lección hemos aprovechado bien el día y, hemos hecho también una buena oración si le damos un feliz remate mirando a la imagen del Señor, aunque tengamos que levantarnos para ir a donde tenemos la imagen. Y como lo hemos hecho con cariño, nos vendrá algún sentimiento emocional que aprovecharemos como verdadera oración. Es así como rezamos a menudo, muchas veces. Lo hacemos a veces, pero no nos damos cuenta. Hoy a Jesús le ha gustado mucho estar junto a nosotros. Vale. Se notará si hacemos un compromiso y lo cumplimos.

 
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