domingo, 3 de agosto de 2008

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario (03/08/08). Mateo 14, 13-21.

El evangelio de este domingo contiene tres precisas enseñanzas: la compasión de Jesús, la multiplicación de los panes y la oración de Jesús.
Nos dice que Jesús se marcha en barca en busca de un lugar tranquilo y apartado. Al desembarcar, vio que desde tierra le había seguido una gran multitud y sintió compasión por ellos. Según los evangelios, esta compasión es lo que caracteriza su comportamiento ante los que sufren. El verbo griego es muy expresivo y significa literalmente que a Jesús "le tiemblan las entrañas" al ver a aquella gente cansada, rendida y con enfermos. Cuando nosotros decimos ante un terrible suceso que "nos tiemblan las piernas", no resulta una frase tan expresiva como la griega (recordemos que el evangelio fue escrito en griego). Cuando a Jesús le sucede que le "tiemblan las entrañas" está comunicando su propia experiencia de Dios.
Para dar de comer a la multitud sólo disponen de cinco panes y dos peces. Jesús manda a la multitud que se recuesten sobre la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio. Sobraron doce cestos llenos y comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres ni niños.
Hay números que para los judíos tienen un significado especial. Así, por ejemplo, cinco panes y dos peces suman siete, número que indica plenitud, la totalidad, lo suficiente para darles de comer.
En el banquete fueron cinco mil hombres. El resto, mujeres y niños. Diremos que el comportamiento de mujeres que se alejan de su casa y andan solas sin la vigilancia de un hombre, tomando parte en comidas, era considerado como una conducta desviada, propia de aquellas que descuidan su reputación y su honor sexual. Así era la sociedad judía y Jesús lo sabía cuando las aceptaba en su entorno. Sin embargo, aunque estas mujeres eran consideradas como de fácil acceso para cualquier comensal, Jesús pasa por alto esta discriminación social.
La multiplicación de los panes y los peces tiene un alto significado eucarístico que hoy no tocamos.
Por último, recordar que Jesús se retira a orar: Jesús cuida mucho su comunicación con Dios en el silencio y en la soledad. Las fuentes o documentos cristianos han conservado el recuerdo de una costumbre que causó honda impresión: Jesús solía retirarse a orar. Los judíos tenían prescritos los momentos de rezos diarios: por la mañana y por la noche. Pero Jesús buscaba personalmente el encuentro íntimo y silencioso con Dios, su Padre.
Reflexiones: ¿has probado a hacer oración íntima y personal con Dios, aislándote de los demás? ¿Eres capaz de imaginarte lo que es ser compasivo hasta dolerte tus propias entrañas?

 
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