miércoles, 20 de mayo de 2009

Domingo de la Ascensión del Señor. 24/05/2009. Marcos 16, 15-20

A menudo, es conveniente realizar un estudio erudito del texto evangélico, además de meditar o reflexionar sobre las enseñanzas religiosas del mismo. Los cristianos tenemos derecho a ser instruidos, también, en aspectos que nos proporcionen una mejor formación cultural religiosa.
Respecto al evangelio de Marcos, los entendidos afirman que dicho evangelio terminaba originalemente con el anuncio de la resurrección de Jesús (cap.16, vers.7-8), donde un ser angelical anuncia que Jesús ha resucitado y ordena a las tres mujeres, que habían ido a la tumba, que dijeran a los discípulos que los esperaba en Galilea. Las mujeres, muertas de miedo, no decían nada a nadie. Así terminaría el evangelio original de Marcos, sin que aparezca nada de las apariciones de Jesús resucitado ni su ascensión a los cielos. Estas cosas fueron añadidas después.
Los primeros cristianos, viendo que el evangelio de Marcos carecía de las apariciones relatadas por los demás evangelistas - Mateo, Lucas, Juan- trataron de resumirlas y se las añadieron. Pudo ser que Marcos haya muerto antes de terminar su evangelio o que se haya perdido algún trozo del mismo.

Propiamente, la ascensión del Señor Jesús se narra en los Hechos de los Apóstoles y en los evangelios de Lucas y Marcos. El objetivo especial de la narración de la Ascensión es aclarar que se terminan las apariciones pascuales de Jesús. Ya no volveremos a verlo hasta la segunda venida.

A parte de estas sencillas manifestaciones de la marcha de Jesús de este mundo, el nuevo Testamento expresa lo mismo hablando de la "Exaltación de Jesús". Después de los sufrimientos de la Pasión y muerte del Señor, es revestido por Dios con una autoridad suprema sobre el mundo. Puede consultarse Filipenses 2,6-11; Hebreos 1,3-4; Efesios 1,20-22; 2,4-6. Todo ello se consigue porque Jesús es llevado al reino de los cielos (Ascensión) y se sienta a la diestra de Dios Padre. Con ello, Jesús vuelve al estado divino que tenía antes de su encarnación.

No podemos conocer las verdaderas experiencias místicas de los primeros cristianos, pero el Espíritu les dió tales vivencias, tal fe en la realidad viva de Jesús, tal conmoción y a la vez serenidad religiosa, que se vieron fuertemente impulsados a la proclamación de Jesús resucitado. Aquel "id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación" fue un "dicho y hecho". Los cristianos ardían en manifestar a los demás lo que vivían por dentro. Y los nuevos creyentes debían bautizarse. Debían manifestar también sus nuevas experiencias de Jesús, el verdadero cambio que se daba en sus vidas. Todos tenemos experiencias de Dios. Qué pena que no reflexionemos sobre ellas y que no se predique más sobre las mismas.

Los poderes especiales que se dice poseerán los creyentes, son una expresión real o metafórica de las experiencias de la iglesia primitiva.

Aplicación práctica:
Reflexiona sobre tus vivencias espirituales y tus encuentros con el Señor. Recuérdalos sin regodearte en ellos. Agradécelo al Señor una y otra vez y dale gracias. No te los atribuyas a tí, como un mérito tuyo. Son un regalo de Dios.

 
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