jueves, 26 de diciembre de 2013

Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo A. 29/12/2013. Mateo 2, 13-15.19-23

   La primera lectura es del libro llamado Eclesiástico (3,2-6.12-14). El autor se llama Ben Sirá y así se llama propiamente el libro, pero los cristianos le dieron el nombre del Eclesiástico. Dicho autor vivió por el año 200 antes de Cristo y, en tiempos de Jesús, dicho libro no pertenecía a la Biblia pero se usaba para educar a los jóvenes. Por los cristianos fue el libro más leído, después de los salmos. El nombre de Eclesiástico con el que llegó a conocerse significa "libro para leerse en las Iglesias". Es muy interesante leerlo por contener muchos y buenos consejos, útiles para gran cantidad de situaciones en la vida. La lectura de hoy habla de los deberes de los hijos para con sus padres. Merece la pena leerla detenidamente. Abre tu biblia y hazlo.

   La segunda lectura se toma de la carta de Pablo a los Colosenses (3,12-21). En el lenguaje bíblico el vestido es símbolo que exterioriza las disposiciones interiores de la persona. En la primera parte Pablo hace un listado de cómo ha de ser el vestido del cristiano. Este debe revestirse de compasión, amabilidad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose unos a otros y perdonándose. Todo ese vestido debe ir ceñido con un cinturón o cíngulo que es la caridad. Y todo acompañado de la  oración, con cantos espirituales.

   A los maridos se les manda amar a sus esposas y, para un cristiano, amar es servir. Si el marido ha de servir por amor a su esposa, poco importa que la esposa esté, por costumbre de la época, sujeta a su marido.

   Ese ambiente de amor entre todos deben celebrarlo en la Acción de Gracias, en la Eucaristía.

    El evangelio presenta al ángel avisando a José para que coja a la virgen y al niño y huya a Egipto, pues Herodes desea encontrar al pequeño para matarlo. La familia de Jesús debe prepararse para vivir la experiencia de unos refugiados, pues debe huir de su propio hogar y buscar asilo en un país extranjero. Nace el niño de la paz, el Dios con nosotros, y él mismo empieza por no experimentar la paz.

   La familia de Jesús busca refugio en la provincia romana de Egipto, a donde no llega el control de Herodes y donde también encontrará otros paisanos suyos que estarán en parecidas circunstancias, necesitados de asilo. José huye de noche, sin duda de forma precipitada, con gran angustia pensando en dónde pasarán la noche. ¿Dormirán al aire libre o encontrarán una posada? ¿Y el dinero? Todo cuesta, ¿trabajarán por el camino para ganar algo? ¿Cuántos días les llevará el viaje? ¿De qué trabajará José en Egipto? De todo ello nada sabemos, pero podemos imaginarnos muchas cosas...

   Cuando murió Herodes, de nuevo el ángel los avisó para que volvieran a Israel. Pero José supo que entonces gobernaba Arquelao, hijo de Herodes, y tuvo miedo a quedarse en Israel, por lo que se fue a Nazaret, un pueblo de Galilea. Y de nuevo la familia de Jesús debió pasar parecidas peripecias que a la ida. Son refugiados que vuelven a su patria. ¡Qué alegría, aunque vuelven pobres! Las tristezas y sufrimientos quedan atrás. Ahora están con los suyos. Benditas experiencias de Dios entre los hombres.

   Compromiso:
   Piensa en la experiencia del que es arrancado de su ambiente natural, de forma inesperada.

martes, 17 de diciembre de 2013

IV Domingo de Adviento. Ciclo A. 22/12/213. Mateo, 1,18-24

   Nos acercamos ya a la celebración del nacimiento de Jesús. La primera lectura de la misa es del libro de Isaías (7,1-14). El rey Acaz recibe una señal de parte de Dios. En la mentalidad de Isaías, una señal no es precisamente un milagro, sino algo que va a suceder más o menos pronto y que tiene que ayudarle a esperar con fe lo que se realizará en el futuro.

   Se pone como señal que una virgen o joven dará a luz un hijo y se le pondrá por nombre Emmanuel o Dios con nosotros.

   Esta virgen es, probablemente la esposa del rey y, la señal consiste en que la joven esposa que aún no ha tenido hijos, va a dar a luz un niño: Ezequías. El continuará la dinastía de David.

   Aquí, la tradición cristiana vió el anuncio de la concepción de María y el nacimiento de Jesús.

   La segunda lectura es de la carta de Pablo a los Romanos (1,1-7). Nos presenta Jesús constituído Señor por su resurrección. "Señer" es la traduccíon griega de la palabra hebrea que significa "Dios". La palabra "Señor" representa, pues, con fuerza el estatus de Dios que Cristo posee.

   La misión de Pablo, según esta carta, es lograr que los gentiles respondan a la fe, obedezcan a la fe. La respuesta, la obediencia, es inseparable de la fe. Es una extensión de la fe. Jesús nos llama a todos a evangelizar y una llamada no significa nada si la persona no obedece a la llamada. Eso es la obediencia a la fe.

   Pablo, al final de esta lectura, nos desea la gracia y la paz de Dios y del Señor Jesucristo. La palabra griega que al castellano se traduce por gracia, significa el regalo de Dios que nos justifica. Ahora, no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Somos justificados por la gracia, no por las obras buenas. Este es el eco que resuena en toda la carta de Pablo a los romanos. Las obras son necesarias, pero no para justificarnos.

   Y, ya en el evangelio, debe constatarse que cuando hablamos de la anunciación pensamos, generalmente, en la hecha a María que es la versión del evangelio de Lucas. Sin embargo, el de Mateo pone a José al frente del relato.

   El hijo de María no es de José, por ello, según la ley, merece morir apedreada, según el libro bíblico llamado Deuteronomio (22,23-24). José puede divorciarse de María y piensa hacerlo en secreto para no hacerle ningún daño. José refleja la compasión de Cristo frente al pecado, que aquí no existe. El ángel del Señor se aparece en sueños y le pide a José que no dude en recibir a María, porque la criatura que hay en ella es del Espíritu Santo. José debe de poner el nombre de Jesús al niño.

   El evangelio de Mateo no menciona ninguna palabra de José. Este obedece simplemente todo lo que el ángel le indica. Y se le manda poner al niño el nombre Emmanuel que significa "Dios con nosotros". Este es el compedio de toda nuestra vida. Dios está con nosotros aunque no nos cuenta a menudo. ¡Ojalá el conocer esta gran verdad nos sirviera para hacer oración y dar gracias al mismo Dios con el pensamiento! ¡Ojalá amáramos a Dios con frecuencia!

   Compromiso:
   Amar a Dios varias veces al día.

martes, 10 de diciembre de 2013

III Domingo de Adviento. Ciclo A. 15/12/2013. Mateo 11,2-11

   La primera lectura de este domingo (Isaías 35,1-6a.10) es una maravillosa colección de metáforas sobre la alegría de ver que Dios viene a este mundo. Nos alegraremos con gozo y alegría. Veremos la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios, que viene en persona y nos salvará. Esta fe es muy importante, es la verdadera fe. No creemos porque algo tiene que haber después de la muerte. Creemos porque Dios vino a este mundo en la persona de Jesús, y nos alegramos. Esto es lo que celebramos en la Navidad.

   El Señor ha venido a este mundo para traer su mensaje, pero la segunda venida para cada uno de nosotros está cerca, nos afirma la segunda lectura, tomada de la carta de Santiago (5,7-10). Nos hace una llamada a la hermandad entre todos, para no ser condenados. Todos deberíamos llamarnos hermanos y vivir este mensaje del Señor. 

  El evangelio de hoy comienza con una duda de Juan el Bautista o de sus discípulos, que le hace enviar emisarios a Jesús para preguntarle si es él el que ha de venir o deben esperar a otro.

   Quizá la duda que había en Juan tendría que ver con que algunos habían dejado de creer en él o lo menospreciaban. Además, Juan estaba preso y más de uno podría pensar que si lo estaba, sería consecuencia de que su predicación era toda una mentira. O también, que sería un predicador idealista equivocado. Sea como sea, todo se vuelve contra Juan e incluso le hace dudar a éste.

   Por eso, Jesús defiende el ministerio de Juan y lo pone como el más grande creyente y como un profeta.

   Los que hoy somos creyentes nos parecemos más a Juan que a Jesús, creo yo. Como Juan, también nosotros posiblemente tenemos nuestras dudas. Como él, tenemos necesidad de dirigirnos a Jesús para que nos ilumine, con esa luz que sólo él tiene. Como Juan, y como creyentes, debemos anunciar a Jesús. Con la nueva evangelización, todos los creyentes debemos sentir la necesidad de hacerlo. Pero, no sentiremos esa necesidad si no sentimos la presencia de Jesús en nosotros. Si la sentimos de verdad, evangelizaremos.

   Pero, mucho cuidado. Debemos ser mensajeros de Cristo, sin añadiduras.

   Dice Jesús que dichoso el que no se siente defraudado por él. Esto se aplica no sólo a la gente sino al mismo Juan, pues anunciaba el juicio inminente, cosa que no entra en las actividades primordiales de Jesús. A veces, en nuestra fe metemos ideologías, no es la fe de Jesús. Ya nos lo advirtió el Papa Francisco. Debemos purificar nuestra fe que, a menudo, está adulterada por ideologías. Santo Tomás de Aquino afirmaba que los preceptos dados por Cristo son poquísimos.

   Compromiso:
   Pedir a Dios de verdad, llegar a experimentar su cercanía, que va unida a la cercanía con el hermano y, por lo tanto, a la necesidad de evangelizar.

martes, 3 de diciembre de 2013

Festividad de la Inmaculada. 08/12/2013. Ciclo A. Lucas 1,26-38

   Los primeros capítulos del libro bíblico llamado Génesis están redactados en un lenguaje popular y metafórico, cargado de imágenes con profundo significado. La lectura de hoy se refiere al mal uso que las personas hacemos a menudo de la verdad, dejando a un lado el obedecer a Dios. Empieza la dinámica del hombre separándose de Dios. La tentación está representada por la serpiente y la afirmación final es que una mujer la herirá en la cabeza cada vez que aquella hiera a la mujer en el talón. El linaje humano logrará la victoria final, a través de una mujer, María, que nos trajo a Jesús.

   La segunda lectura, de la carta de Pablo a los romanos (15, 4-9), comienza afirmando que las antiguas escrituras o Antiguo Testamento se escribieron para nuestra enseñanza, y nos dan un gran consuelo para mantener la esperanza. Esta lectura tiene, además, un gran valor ecunémico pues le pide a Dios que nos conceda estar de acuerdo entre todos los cristianos para que, con una sola voz alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Pide que haya explicación bíblica en tu parroquia.
 
   Ya en la lectura evangélica de hoy, tomada de Lucas, la figura de José aparece sin papel alguno. Sin embargo, el evangelio de Mateo empieza con una larga genealogía de José y nos habla del intento de este de abandonar secretamente a María, por encontrarla embarazada. Al final, José no la abandona como consecuencia del aviso del ángel.
 
   En una sociedad tan patriarcal y machista llama la atención que María ocupe el lugar central de la historia y de las decisiones, aún cuando las adolescentes no eran ni escuchadas. La edad para contraer matrimonio en Israel es para las chicas entre los doce y los trece años. Después de los desposorios, al año se casaban.
 
   El ángel dice a María: "El Señor está contigo". Es una expresión que se repite en el Antiguo Testamento, por ejemplo, Dios dice a Moisés: "Yo estaré contigo". "Que Dios esté contigo" u otra parecida, es una frase que bien podríamos adoptar en nuestra vida diaria. El lenguaje que destila religiosidad bien puede ser una forma de nueva evangelización. Los creyentes no sólo debemos aparecer como tales, sino que debemos anunciar el mensaje de maneras muy diferentes y oportunas.
 
   María debe poner a su hijo el nombre de Jesús, que significa "el Señor (Dios) salva" o "la salvación viene del Señor".
 
   Todo el relato de la anunciación del ángel a María es maravilloso y a la pregunta de María sobre cómo podrá ser todo ello, el ángel le contesta: "el Espíritu Santo vendrá sobre tí, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios".
 
   No todas las verdades de la religión tienen la misma importancia, sino que existe una graduación entre ellas.
 
   Compromiso:
   Usar con frecuencia palabras o expresiones con sentido religioso, por ejemplo: "si Dios quiere". ¡Hasta el próximo comentario si Dios quiere!, digo yo.

 
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