lunes, 15 de marzo de 2021

V Domingo de Cuaresma. 21/03/2021. Juan 12, 20-33

    Cuando se acerca el final de la Cuaresma, la Iglesia nos presenta unas lecturas que sólo necesitan tomarlas en serio para que se presenten impregnadas de mística. Ojalá sean tomadas en serio y nos lleven al corazón de Dios.


   Jeremías 31, 31-34 nos dice que el Señor pondrá su ley en nuestro interior, la escribirá en nuestros corazones y todos la conoceremos. El perdonará todos nuestros pecados.


   La palabra de Dios es siempre maravillosa y busca nuestro bien. Por esta razón, muy confiadamente digámosle con el salmo 50, 3-4. 12-19: Oh Dios, crea en mi un corazón puro.


   La segunda lectura es de la carta a los Hebreos 5, 7-9. Nos presenta la obediencia de Jesús al Padre al estilo de la obediencia profética. En esto están de acuerdo todas las fuentes. La muerte de cruz es una manifestación de su obediencia al Padre, que no se volvió atrás ni ante la dura muerte que se le venía encima. Es lo más esencial de la idea de sacrificio, es la entrega a la voluntad de Dios. La entrega a la voluntad de Dios en verdad, es siempre la expresión de un sacrificio. Acostúmbrate a cumplir siempre la voluntad de Dios. No pidas nada, pero habla con Dios. No sé cómo decirlo. Pidas o no pidas, pide como hace Jesús: "Padre, si es posible, aparta de mi este caliz o muerte de Cruz; pero, no se haga mi voluntad sino la tuya".


   El evangelio de hoy sigue en la misma línea. Se toma de Juan 12, 20-33. Jesús pone el ejemplo del grano de trigo. Dice: si el grano de trigo no se echa a la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da fruto. Jesús, a menudo, reza como rezaríamos nosotros: Padre, líbrame de esta hora ¡Líbrame de esa terrible muerte que me espera! Pero, Jesús reacciona, piensa mejor las cosas y dice:"Padre, glorifica tu nombre", es decir, "hágase su voluntad".


   En nuestras oraciones de petición, generalmente, nos falta la segunda parte. Tanto deseamos que se nos conceda lo que pedimos que no añadimos la segunda parte. No decimos "pero, hágase su voluntad, no la mía". Parece que siempre queremos tener razón en lo que pedimos. Consideramos que es la voluntad de Dios.


   Cuando Jesús en otros momentos nos invita a pedir y añade que si pedimos recibiremos, debemos interpretarlo de la misma forma que el evangelio de hoy. Y dar gracias a Dios porque nos acordamos de hacerlo.


   Termina el evangelio de hoy diciendo que cuando Jesús sea elevado sobre la Tierra, nos atraerá a todos hacia Él. Para eso está con los brazos abiertos en la cruz.  Y somos muchos los atraídos por Jesús.



   Propósito: Comprometernos con lo central o más importante del comentario que hacemos hoy. ¡Pero, comprometernos de verdad!

 
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