martes, 23 de marzo de 2010

Domingo de Ramos. 28/03/2010. Juan 12,1-11

Hoy es el evangelio de María, la hermana de Lázaro, perfumando los pies de Jesús durante una cena. Estaba presente Lázaro a quien Jesús había devuelto la vida. Marta servía la cena. Comían reclinados, echados sobre un plano inclinado, a la antigua usanza. No estaban sentados a la mesa, sino sobre el plano. Los pies quedan totalmente a la vista. María coge una libra de nardo auténtico, muy caro y le unge los pies a Jesús.

En el lenguaje del evangelista Juan, la palabra "cena" siempre que aparece se refiere a la última cena, por lo que podemos colegir que, también aquí, se trata de una cena de la comunidad cristiana. Es decir, de una eucaristía celebrada a modo de cena, como hacían los primeros cristianos. Es la comunidad de Jesús, donde la vida ha vencido a la muerte. Es lo que representa la presencia de Lázaro.

La celebración cristiana no se dirige a un Jesús ausente o distante, sino a un Jesús que está presente y participa además.

El gesto de María ungiendo los pies de Jesús representa el amor que la comunidad siente por Jesús. Una esclava podía ungir los pies de un huésped antes de comer, con un aceite perfumado o no, como expresión de servicio. Pero el gesto de María no es solo de servicio, sino de homenaje.

La casa entera, donde está reunida la comunidad, se llena de fragancia. Es la fragancia del Espíritu que Jesús nos da. Si manifestáramos públicamente nuestras experiencias religiosas, quedaríamos maravillados de cómo el espíritu de Jesús se hace presente en nosotros. Pablo cayó del caballo a causa de una gran luz que iluminó su alma, y creyó. Son muchos los que han tenido, y tienen en nuestros días, experiencias parecidas, que les proporcionan, de golpe, una gran iluminación interior. Se percibe como obra de Dios. La comunidad cristiana es rica en estos acontecimientos.

Judas protesta por tanto gasto de perfume. Se pudo haber dado a los pobres. El denario era el jornal diario de un obrero. El coste de ese perfume de nardo representaba casi un año de trabajo.

Aquella comunidad cristiana es comunidad de pobres que comparten entre sí, como expresión de amor, y superan de esta forma su condición de oprimidos.

La comunidad de Jesús no se identifica por su oposición a nadie sino por su capacidad de acogida y entrega. La primera comunidad propaga su verdad con la práctica del amor, acogiendo.

La comunidad está centrada en Jesús, permance en él y participa de su Espíritu que la lleva hacia los pobres. El homenaje de la comunidad a Jesús es el de un amor auténtico que mantendrá la adhesión a Jesús en medio de las persecuciones.

Propósito:
Valorar nuestra experiencia del Espíritu recibido de Jesús.

 
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