lunes, 5 de diciembre de 2011

Domingo III de Adviento. 11/12/2011. Ciclo B. Juan, 1,6-8 y 19-28.

   El que viene a dar testimonio de la luz, Juan el Bautista, es enviado de parte de Dios. Es importante el hecho de que la misión del Bautista le viene dada directamente por Dios, no viene de las instituciones religiosas. Dios está por encima de todo, hasta de las propias instituciones religiosas y aún cuando las haya creado él. Dios es libre y obra donde quiere y como quiere.

   La persona de Juan se da por conocida. En el versículo 4 de Juan, 1, se dice que la vida era la luz del hombre. Esto es muy importante porque para los judíos, la ley de Moisés es la luz. Sin embargo, para Juan evangelista, la vida es la luz del hombre. Se invierten los conceptos. Y el Bautista viene para dar testimonio de esa luz.

   Juan es conocido por todos los alrededores y su fama se extiende. Esta es la razón por la que las autoridades judías envían, desde Jerusalén, sacerdotes y clérigos para preguntarle: "Tú, ¿Quién eres?" El no es la luz, sino testigo de la luz, teniendo en cuenta que la vida es la luz y no la ley de Moisés. Se ve que el bautista, dentro de su religiosidad, aprende de la vida, sabe captar las profundas de sus enseñanzas y no se queda en lo puramente superficial de la misma vida.

   Por medio de la predicación de Juan, muchos llegan a creer. Porque él no es la luz, pero es testigo de la luz. Si nosotros hablásemos más de las cosas de Dios, si fuésemos testigos de la luz como Juan, ¡cuántos más se acercarían a Dios y lo amarían!

   Juan niega que sea el Mesías, ni Elías, ni el profeta. Simplemente es testigo de la luz. Pero insisten en preguntarle, porque deben llevar alguna explicación. Y Juan termina contestando: "Yo soy la voz que grita en el desierto: allanad el camino del Señor".

   Esta respuesta es una cita del libro de Isaías, pero modificada. Tendrían que ser los propios dirigentes judíos los que enderezasen el camino, pero Juan sólo se lo aplica a él. Los que han torcido el camino son las autoridades judías de Jerusalén. Desde este momento, el evangelio presenta a las autoridades como opuestas al Señor. Se oponen a la luz de la vida de la que Juan da testimonio. Son tiniebla.

   Finalmente, considerando el gran movimiento de bautizados que se está formando a su alrededor, le preguntan: "¿Por qué bautizas?"

   El bautismo de Juan aviva el descontento con relación a las instituciones. La gente reflexiona y empieza a optar por la vida y encontrar la luz. Y eso que Juan sólo bautiz con agua. Llegará quien dará también el Espíritu. A ese, Juan no es digno de desatarle las sandalias.

   Compromiso:
   Reflexiona sobre la vida y acércate a Dios, verdadera luz.

  

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.