martes, 26 de octubre de 2010

Domingo XXXI del tiempo ordinario. 31/10/2010. Lucas, 19,1-10.

   Jesús atraviesa la ciudad de Jericó y un hombre llamado Zaqueo, rico y jefe de publicanos, pero bajo de estatura, trata de ver a Jesús a quien, sin duda, ya conocía. Para ello, Zaqueo se sube a una higuera, ya que desde ella se dominaba el camino por donde debía pasar Jesús.

   Como ya se dijo otros domingos, Jesús está realizando su último viaje desde Galilea a Jerusalén. Desde Jericó, donde se encuentra hoy, había una carretera directa que llevaba, a través de las tierras montañosas de Judea, hasta la capital, es decir, a Jerusalén. Esta Jericó del Nuevo Testamento es una ciudad que el emperador romano Augusto cedió a Herodes el Grande hacia el año 30 antes de Cristo. Está situada en un fértil oasis y, en  aquella época, adornada con espléndidos palacios. El hecho de que Zaqueo fuese un jefe de publicanos nos indica que Jericó era un centro administrativo regional.

   Sabemos de otros domingos, que los recaudadores de impuestos eran gentes muy impopulares por la sospecha de que recuadaban más de la cuantía permitida por los impuestos. Además, se les asociaba con ladrones, pecadores, prostitutas y paganos. Tampoco se les perdonaba que fuesen colaboradores de una nación dominante.

   Jesús ve a Zaqueo, habla con él y se  hospeda en su casa. Al ver esto, todos lo criticaban diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".

   De aquí podemos sacar la primera enseñanza de este evangelio. Zaqueo, por su cargo, tenía muy mala fama sin fundamento. ¿Por qué se le equipara a las prostitutas y a los ladrones si no sabemos nada de su vida? El era el jefe y no cobraba directamente los impuestos. No podía pues, cobrar de más a la gente. Además, según el evangelio, parece que él era rico ya de por sí. Sea lo que sea, ¿cuántas veces juzgamos sin fundamento a los demás, como ahora lo hacen con Jesús y Zaqueo?

    Sin embargo, ellos prescinden de todas las críticas y la reacción de Zaqueo es  maravillosa: "la mitad de mis bienes, Señor, la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado le restituiré cuatro veces más".

   Observamos que Zaqueo llama Señor a Jesús, con lo que una vez más, esto texto  manifiesta algún problema de la iglesia primitiva. Se sitúa después de la resurrección de Jesús, ya constituído "Señor". El problema debe de ser la necesidad de atender a los pobres y se propone a Zaqueo como ejemplo.

   Algunas de las primeras comunidades cristianas habían puesto en práctica la comunidad de bienes, algo muy laudable en su intención pero que pronto fracasó. En este evangelio se busca otra solución que es fomentar en otros la respuesta de Zaqueo. Cada uno debe ayudar según sus posibilidades, pero siempre con esplendidez.

   Compromiso:
   Preocúpate más de dar para Cáritas o de ayudar personalmente.

 
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