martes, 12 de septiembre de 2017

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 17/09/2017. Mateo 18,21-35

   Las lecturas de este domingo se resumen en el Padre Nuestro, cuando rezamos: "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Concentrémonos, pues, en la enseñanza de dichas lecturas, empapémonos en ellas, para llenar de ese espíritu la oración que Jesús nos enseñó.

   Recordemos y memoricemos la frase del libro bíblico el Eclesiástico 28,2 "Perdona a tu prójimo la ofensa que te ha hecho y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas".

   La primera lectura se toma de un libro que no está en la Biblia judía, sino sólo en la católica. Es el Eclesiástico o Siracida, pues tiene los dos nombres (27,33-28,9). No debe confundirse con el Eclesiastés. Para sacar buen provecho de esta lectura basta recordar y meditar sobre algún texto de la misma. El mismo que se ha propuesto para memorizar y, por ejemplo, "No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados?". Con estos pensamientos recemos el Padre Nuestro.

   La segunda lectura (Romanos 14,7-9) es muy apropiada para copiarla toda entera o parte, en un recordatorio de fallecimiento. Por ejemplo, "si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos (14,8)". Preciosa y puede servirnos para echarnos en brazos de Dios y decirle a Dios que lo amamos. Magnífica oración.

   Ya en el evangelio, se continúa en la línea del perdón. En las lecturas de hoy, tenemos un verdadero proyecto de vida basado en la misericordia. Todo lo que sea perdón es como un paliativo espiritual, es como aceite que suaviza y nos hace cada vez más buenos. Como un proyecto de vida se nos presenta el perdón en el evangelio de hoy, pues nos dice Jesús que debemos perdonar hasta setenta veces siete. Esta cantidad quiere decir plenitud, siempre. Eso significa en la Biblia el número siete. Así que es todo un proyecto de vida.

   El evangelio de hoy es algo largo porque lo acompaña todo un ejemplo sobre el perdón. O mejor, sobre las consecuencias de no perdonar. El que no ha perdonado es entregado a los verdugos hasta que pague toda la deuda. Y, lo mismo hará con nosotros el Padre celestial, si cada uno de nosotros no perdonamos de corazón a nuestro hermano. La enseñanza está bien clara.

   Como resumen de toda la enseñanza de este día puede servirnos la lectura del salmo 102 rezado en la misa de hoy. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en el perdón (Salmo 102).

   Compromiso:
   A menudo no sabemos perdonar de verdad. ¡Entrénate!

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.