miércoles, 11 de noviembre de 2009

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. 15/11/2009. Marcos 13, 24-32

Al empezar la explicación de este evangelio es necesario exponer la situación de los cristianos a quienes se dirige Marcos en su evangelio. Ellos pasan por los desastres de la guerra judía, en la que se destruye el gran edificio del Templo. Son amargas experiencias de aquel presente. Para ellos parece el fin del mundo y esperan ansiosamente la segunda venida del Hijo del hombre, es decir de Jesús. Marcos trata de afianzar en ellos la idea de que, a pesar de todo, Dios sigue siendo el Señor de la historia y que, en su fase final, él ordena todas las cosas. Pero, Marcos en su evangelio no da fechas de cuándo será el fin de este mundo. Sólo trata de responder a la ansiedad que tienen aquellos cristianos, deseando que Jesús vuelva pronto. Para dar respuesta a esos deseos, Marcos se vale de diversas tradiciones o formas de pensar. Usa, además, un lenguaje metafórico o apocalíptico que, como tal, no puede tomarse al pie de la letra, sino que debe comprenderse en su significado.

Dice el evangelio de hoy que el sol se oscurecerá, la luna no dará resplandor y las estrellas caerán del cielo. Es todo un vocabulario apocalíptico que usaban los judíos desde antiguo, para adornar literariamente cualquier juicio de la ira de Dios.

El punto más importante es la aparición del Hijo del hombre que, para Marcos, es Jesús. Continúa el lenguaje metafórico. Se dice que el Hijo del hombre viene sobre nubes para expresar que, como ser celeste, pertenece a Dios. El destaca entre la oscuridad del sol, la luna y las estrellas. Reunirá a todos los elegidos, de todas las partes del mundo y vivirán con él. El pueblo de Dios que se dispersa por toda la tierra es reunificado al final de los tiempos.

Dice Jesús que debemos aprender de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas deducimos que el verano está cerca (v.28). La higuera, a diferencia de otros árboles de Palestina que se mantienen verdes todo el año, pierde sus hojas en invierno. Además, allí la primavera es muy corta, con lo que al brotar las yemas de la higuera tenemos ya muy cerca el verano. Hasta tal punto tenía esto importancia, que los rabinos utilizaban los cambios de la higuera para medir las estaciones del año.

Marcos, en el evangelio de hoy, reúne diversas tradiciones o modos de pensar, dando de esta forma diversos puntos de vista sobre el comienzo de la parusía o fin del mundo y juicio final. El versículo 32 es el que pone las cosas en su sitio: el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sólo el padre lo sabe. Así es como lo expone el propio Marcos en contraposición a otra opinión que circulaba entre los cristianos y que afirmaba que "no pasará esta generación antes de que todo se cumpla".

Aplicación:
Se ve en este evangelio un respeto a la pluralidad de pensamiento entre los cristianos. Permaneciendo en la fidelidad a Jesús, aprendamos a tener esa pluralidad de pensamiento y a respetarnos mutuamente sin despreciarnos unos a otros.

 
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