jueves, 1 de febrero de 2018

V Domingo del Tiempo Ordinario, Cilclo B, 4-2-2018. Marcos 1, 29-39

V Domingo del Tiempo Ordinario, Cilclo B, 4-2-2018. Marcos 1, 29-39

La tercera y cuarta lecturas nos habla de la necesidad de predicar el evangelio, la buena noticia de Dios, mientras que la primera nos presenta lo que es el hombre sin moverse en el conocimiento de Dios; Por estar esta razón, debemos hacer nuestra, recordarla y repetirla a menudo, la frase de Pablo: “¡ay de mí si no evangelizo!”.

La primera lectura a través del libro bíblico de Job (7, 1-4. 6-7) nos hace ver la vaciedad de la vida, y su amargura, sin la perspectiva de Dios. Para el que no tiene Fe, la vida es como un soplo y los ojos no verán jamás la dicha. Con la muerte se acabó todo.

Pero, ya con la segunda lectura, (1 Corintios 9, 16-19. 22-23) la perspectiva cambia. La presencia del evangelio nos urge a los creyentes a  predicar.  No podemos ver la vida con la ceguera que se presenta en la primera lectura. Hoy día, muchas personas se creen adultas y les parece que sobra Dios. Pero, Pablo nos dice que predicar el evangelio, ya de por sí, es la mejor paga que puede recibir. El disfruta haciendo, o llevando a los demás la gran luz que proviene de Dios.

¿Y nosotros? ¿Aprovechamos los momentos oportunos para hablar con los demás de las cosas de Dios?

El evangelio nos presenta dos aspectos: Uno la mentalidad política y social de la época y otro la vida de oración y unión con Dios Padre que tiene Jesús como fundamento de su predicación.

La primera parte se expresa con metáforas. No aparecen las palabras enferma,  enfermedad o curación, solamente se menciona fiebre. Esta palabra se expresa dos veces y las dos con palabras que derivan de fuego, ardiente, ardor. La metáfora de la fiebre como fuego proviene del profeta Elías. El fuego termina siendo figura de ciertos grupos de la época de Jesús, que tenían un ardiente celo reformista y violento, como eran los zelotas, en concreto Simón. En este caso, Jesús no libera de una enfermedad a la suegra de Simón, la libera de una ideología. Presta su fuerza, presta su mano sin conminar  a la fiebre y levanta a la mujer desapareciendo aquella. La fiebre representa una ideología de modos violentos incompatible con el programa de Jesús. Los deseos de cambio propios de su mensaje no son compatibles con los métodos violentos.

El evangelio de hoy pone equivocadamente la palabra “enfermos” en vez de “los que se encontraban mal”. Expresa según exequilel 34, 4 la indiferencia de los gobernantes ante el sufrimiento del pueblo. Los endemoniados son los fanáticos alienados por ideologías nacionalistas y violentas, inaceptable para Dios. Aún hoy, ante uno demasiado enfurecido decimos “Está endemoniado”.

Una vez más nos presenta, el evangelio a Jesús como un hombre de mucha oración y fiel a su misión de predicar.

Imitemos a Jesús en saber reconducir a los que se exaltan; En ser personas de oración y en propagar la palabra de Dios.

Palabras clave: endemoniados.

Compromiso: Tener vida de oración.



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