miércoles, 26 de diciembre de 2018

Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo C. 30/12/2018. Lucas 2, 41-52

   En medio de esta inmensa alegría que nos proporcionan las fiestas de la Navidad debemos considerar la familia, cuya fiesta celebramos hoy, como el buen fermento de la sociedad. La familia debería ser un lugar donde hubiese un clima de oración, un espíritu de comprensión y de trabajo por el bien de todos, a la vez que una escuela de solidaridad para el mundo.

   Se propone para recordar: "El Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo" de la segunda lectura.

   La primera lectura (Eclesiástico 3, 3-7, 14-17a) nos enseña que una forma de expiar nuestros pecados es amar de verdad a los padres. ¿Hemos pensado alguna vez en esta posibilidad de perdón? De hecho, la lectura termina afirmando nuevamente que "no será olvidada la compasión hacia el padre y servirá como perdón de sus pecados".

   La carta a los Colosenses (3, 12-21) nos trae la enseñanza de la segunda lectura. Nos dice que debemos hacer con los demás lo mismo que Dios hace con nosotros: perdonar. Y hablando de cinturones o ceñidores, lo es el amor, que nos da una gran paz, la paz de Cristo. A esa paz hemos sido llamados y debemos ser agradecidos. La lectura nos da una regla de oro para nuestra vida mística de relación con Dios: cuanto realicemos, hagámoslo en nombre del Señor Jesús y demos gracias a Dios Padre por medio de él. Procuremos hacerlo varios veces al día. Termina la lectura haciendo referencia a la familia, como no podía ser menos en el día de hoy. Busquemos ese final.

   La lectura evangélica nos presenta a Jesús con doce años cumplidos. Es el comienzo de una genealogía de años que Jesús va a dedicar a prepararse para propagar y extender el reino de Dios. Por ahí parece que va el significado del número doce. Jesús se ama a sí mismo porque ama a Dios Padre. Porque ama conoce a fondo lo que es Dios. Pero, como hombre necesita adquirir la madurez humana. Jesús, el muchacho Jesús, se queda en Jerusalén, entretenido con las cosas de Dios y no acompaña a sus padres. Estaba emocionado con los doctores y maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Sus padres disgustados lo buscan y a los tres días lo encuentran. Es el significado del número tres: después de un gran apuro, viene la alegría de encontrarlo. Los días que duró esa situación no lo sabemos. Es un número significativo. La enseñanza es que todos en la vida, debemos prepararnos para dar a conocer las cosas de Dios y vivirlas. De esta manera, Jesús iba creciendo en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres. ¡Qué se pueda decir lo mismo de cada uno de nosotros!

   Compromiso:
   Hazlo según tu conciencia.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

IV Domingo de Adviento. Ciclo C. 23/12/2018. Lucas 1, 39-45

   Nos vamos acercando a la conmemoración del nacimiento del niño Jesús. Son tiempos de alegría, de vivencias cristianas, de gran esperanza.

   Como frase que podemos recordar merece la pena escoger la del final de la segunda lectura que dice: "Todos quedamos santificados por el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo, hecho una vez para siempre". Meditémosla bien y saquemos las consecuencias que creamos convenientes, fundados en el amor que Dios nos tiene y en el que nosotros le tenemos. Repitámosla muchas veces durante la semana.

   La primera lectura se toma del libro bíblico llamado Miqueas (5, 1-4a). En ella se habla de Belén que, aunque una aldea pequeña, pastoreará a los israelitas y en ella todos habitaremos tranquilos y será nuestra paz. La exégesis bíblica judía permite leer un trozo de la Biblia varias veces e ir sacando consecuencias que pueden ser distintas. ¿Qué te dice a ti Belén? Imagina a Belén en una aldea que tú conoces. ¿Cómo es la paz de ese Belén imaginario? ¿Cómo será la paz de un niño? ¿Y si ese niño es Dios?

   La siguiente lectura (Hebreos 10, 5-10) nos dice que estando ya Cristo en este mundo, Dios no quiso ya más sacrificios de animales  ni otro tipo de ofrendas. Es más, termina la lectura afirmando que gracias a Cristo "todos quedamos santificados por el ofrecimiento de su cuerpo".

   Ya en el evangelio, este se dedica especialmente a la virgen María. Madruga y marcha muy deprisa para ver a su prima Isabel. La alegría del encuentro la manifestó la criatura en el vientre de Isabel. Una forma idílica de expresar el sentimiento y la alegría de unas primas que se encuentran estando las dos embarazadas. Las dos se quieren a raudales y las dos son personas que llevan una vida de oración intensa. Son personas de mucha fe. ¿Esperamos nosotros a Jesús con el corazón abierto? La virgen María nos lo trae una y otra vez. ¡Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá!

   Es una gran alegría encontrarse con una situación en la que podemos hablar y felicitar a María. Hagámoslo a menudo. Amémosla. Y que ella nos lleve a amar a Jesús. Pasemos con facilidad de María a Jesús y de Jesús a María. Cuando digamos a María que la amamos, pasemos también a decírselo a Jesús. Pasar de la madre al hijo se nos hará fácil y viceversa. Esta práctica nos ayudará a vivir la presencia de Dios.

   Compromiso:
   Practicar la presencia de Dios.

martes, 11 de diciembre de 2018

III Domingo de Adviento. Ciclo C. 16/12/2018. Lucas 3,10-18

   Hoy es el Domingo de la alegría. Tanto la primera lectura como la segunda comienzan con la expresión alégrate o alegraos.

   Para recordar, tiene gran importancia: "El os bautizará con Espíritu Santo y fuego". Esta frase resume todo el fuego interior y amor con que arderán nuestros corazones en la presencia del Señor. Pertenece a la lectura evangélica.

   El libro bíblico Sofonías (3, 14-18) nos menciona la alegría que nos viene del Señor cuando notamos su presencia. No obstante, incluso en momentos de lejanía del Señor se complace en nosotros y nuestras manos no deben desfallecer jamás.

   La segunda lectura es de la carta de Pablo a los Tesalonicenses (4, 4-7). Nos ordena que nos alegremos y nos lo repite. El cristiano debe ser una persona alegre. Nos dice el apóstol Pablo que en todo momento, en toda ocasión, nos acordemos de Dios. Debemos vivir en la presencia de Dios, acordarnos de El, decirle que lo amamos de verdad. Cuando esos actos de amor a Dios fluyan de nosotros, alegrémonos de verdad, demos gracias a Dios. Cuando no nos fluyan con cierta facilidad como regalo divino, no nos exasperemos, conservemos la calma y echémonos en los brazos de Dios. Tengamos confianza en que volveremos a recibir ese don de la divina providencia.

   El evangelio nos presenta dos enseñanzas fundamentales para nuestra vida cristiana. La primera es el amor, la caridad con los propios bienes y con desprendimiento. Pero, además, debe practicarse según el trabajo de cada uno, según su profesión.

   Fue grande el movimiento religioso iniciado por Juan el Bautista. Todos estaban expectantes y Juan se ve obligado a presentarse y aclarar que él no es el mesías. Entonces, hablando de Jesús, pero sin mencionarlo, anuncia su bautismo que traerá la fuerza del Espíritu Santo; como un fuego vivo será. Esta afirmación es de una importancia excepcional, pues siempre debe haber una correlación entre las verdades de la fe y nuestras experiencias vitales. Y esto lo produce en nosotros el fuego del Espíritu Santo. Cuando un creyente recibe la comunión con fe, se refleja en su interior, en su recogimiento. Lo mismo sucede con otras vivencias religiosas, que son un testimonio de fe. La muerte de las personas creyentes de verdad es un reflejo de la fe que proyecta su interioridad. La persona de fe profunda manifiesta una serenidad, una seguridad que viene de lo alto, tal que muchos quisieran para sí. Es el regalo del Espíritu Santo.

   Compromiso:
   Vive la fe de modo que te percates de su fuerza interior.

lunes, 3 de diciembre de 2018

II Domingo de adviento. ciclo C. 9-12-2018. Lucas 3,1-6

Cuando todavía estamos inmersos en la gran fiesta de la Inmaculada Concepción de María, felicitémosla por los 164 años de la proclamación de tan preciada solemnidad. ¡Bajo tu amparo nos acogemos Virgen María y ayudamos a vivir cerca de tu hijo Jesús!
   Como  frase para vivir y recordar se propone la de la carta a los Filipenses en el capítulo 1, que dice: "Esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en todo conocimiento espiritual".
   La primera lectura es del libro bíblico Baruc (5, 1-9). Dice que ya no hay más luto, que es necesario vestirse de alegría, de la alegría que da la gloria de Dios. Se utiliza el lenguaje metafórico de allanar los montes y rellenar las profundidades y así facilitar a los demás el camino hacia Dios.
     La segunda lectura se toma de Filipenses 1, 4-6. 8-11. Me recuerda la Iglesia que quiere el Papa Francisco: una iglesia en salida. Pablo afirma que los cristianos filipenses han sido colaboradores en la extensión  del evangelio. Esta es la razón por la cual Pablo reza por ellos y afirma que los ama con el entrañable amor de Jesucristo. Ojalá en todas las parroquias haya un grupo grande de hombres y mujeres, de chicos y chicas, dispuestos a salir de la Iglesia y saber hablar de Dios a la gente que durante el día se encuentran por el camino. Hay mil posibilidades. Prueba y me darás la razón. Así, estaremos llenos de frutos de justicia por medio de Jesucristo para gloria y alabanza de Dios.

   El evangelio de hoy comienza con una situación histórica de la época de Juan Bautista: nombres de los políticos importantes del momento. Juan recorre toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. También, los primeros cristianos tenían un bautismo de conversión. En él, por el arrepentimiento y la conversión a la fe, quedaban perdonados todos los pecados, y no debían volver a pecar gravemente. Si lo hacían, debían pedir perdón al hermano ofendido y, si era pecado público sabido por todos, era la comunidad quien debía perdonar. Por decirlo de alguna manera, aún no se había establecido la confesión, que fue aconsejada y realizada por frailes irlandeses que no eran sacerdotes. Luego, esta práctica se extendió a toda Europa.

   Juan el Bautista se entregó a la causa de Dios. Empezó a predicar la necesidad de arrepentirse de los propios pecados. Es necesario hablar de Dios a la gente, hacerles tomar conciencia de lo divino. No nos cansaremos de repetir que es necesaria una Iglesia en salida. Lo que sucede es que nos encontramos con una Iglesia donde los seglares carecían de iniciativa para trabajar por el reino de Dios. La iniciativa era exclusiva de los sacerdotes. Sigamos, en el día de hoy, el ejemplo de Juan el Bautista.

   Compromiso:
   Formar un equipo de Iglesia en salida.

jueves, 29 de noviembre de 2018

I Domingo de Adviento. Ciclo C. 02/12/2018. Lucas 21, 25-28.34-36

   Empezamos el llamado Tiempo de Adviento, de preparación para la Navidad. Y, hablando de lecturas, dan comienzo las del ciclo C. Las lecturas de la misa nos introducen en uno de los temas más bonitos del tiempo de Adviento: la visita del Señor a la humanidad.

   Como frase para recordar y repetir durante la semana se propone la de 1 Tesalonicenses 3 que, hablando de la venida del Señor Jesús, nos pide seamos "santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos".

   La primera lectura es de Jeremías 33, 14-16. El mensaje principal se contiene en que Dios suscitará a David un descendiente que hará justicia y derecho en toda la tierra. Se puede afirmar que todo sucede a partir de dicha promesa.

   La siguiente lectura, tomada de 1 Tesalonicenses, 3, 12-4, 2 ya habla claramente de cómo debemos presentarnos ante Dios nuestro Padre. Nos lo recuerda la frase que hemos escogido para memorizar. Esas son las instrucciones recibidas en nombre del Señor Jesús.

   Ya en la lectura evangélica, se constata que en ella no se habla de estar muertos, sino de que llega el Hijo del hombre, es decir, Jesús el resucitado. Esto es lo importante. El lenguaje en que está escrito este pasaje evangélico es un lenguaje apocalíptico, que no se puede tomar al pie de la letra. Se dice que habrá señales en el sol, la luna y las estrellas... todo un sin fin de calamidades: "Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas... angustias... gran estruendo del mar... temor ante lo que se viene encima... Entonces vendrá el Hijo del hombre sobre una nube, con gran poder y majestad". Este es el lenguaje apocalíptico, involucrando a toda la naturaleza. Y, un día, volverá el Hijo del hombre con o sin el clamor que se describe en el firmamento. Lo principal es que no se emboten nuestros corazones con fuerzas que no sean de una sana alegría, con borracheras y que las penalidades de la vida no nos estorben el vivir cerca de la sana doctrina, cerca de Dios. Que no nos coja de sorpresa el día de la venida del Señor. Que estemos despiertos. Que nos mantengamos siempre en pie para recibir al Hijo del hombre con los brazos abiertos. Que cumplamos los buenos deseos que expresamos en la celebración de la misa: ¡Ven Señor Jesús! Son las palabras del final de la consagración.

   Revisemos nuestras vidas. Veamos en qué podemos fallar, en que cosas nuestra vida no es todo lo santa que debería ser, y sepamos corregirnos. Seamos santos de verdad. Ofrezcamos nuestra propia vida por aquellos que más queremos. Si es un ofrecimiento de verdad, reiterado con frecuencia, no sólo es de gran valor ante Dios, sino que la Iglesia lo recibe como gloriosa perla para una proclamación de verdadera santidad. Amemos la santidad. Seamos siempre fieles a Dios.

   Compromiso:
   Dedúcelo, conociendo tu vida.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Fin del Ciclo B. 25/11/2018. Juan 18, 33b-37

   Las tres lecturas de la misa de hoy nos hablan del reino de Jesús. Un reino distinto a los de este mundo, pues es el reino del amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas.

   La frase que nos merece inmensa alegría recordar es que Jesucristo "nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios su Padre". Y, pensamos que la palabra "sacerdotes" tiene un pleno sentido.

   La primera lectura (Daniel 7, 13-14) es ya clara con el tema a que se referirá toda la misa: "Su reino no tendrá fin". Así es el reino de Jesús. La grandeza de su reino consiste en el amor, un amor capaz de llegar a todo y restaurar todas las cosas.

   La segunda lectura es del Apocalipsis (1,5-8), último libro de la Biblia. Nos recuerda que nos ama y nos ha liberado de nuestros pecados. Estas dos ideas hagamos un esfuerzo por metérnoslas en la cabeza. No lo digamos sin más, sintámoslo de verdad. Jesús nos ama, y además, nos ha hecho sacerdotes para siempre. También lo enseña esta segunda lectura de la misa de hoy: "Nos hizo reino y sacerdotes para Dios, su padre".

   Todos somos, pues sacerdotes. En las primeras comunidades de cristianos, la eucaristía se celebraba en las casas, durante una comida. Tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Era una comida con Jesús resucitado. En la comida, lógicamente, había oraciones y cantos. La comida era presidida normalmente por el jefe de la casa donde se reunían y que era el cabeza de dicha comunidad eclesial. No era, pues, un clérigo ordenado, sino el amo de la casa.

   El evangelio de hoy termina afirmando que Jesús vino a este mundo para dar testimonio de la verdad. Y es cierto, Jesús da testimonio de la verdad aún hoy día. Yo lo dije alguna vez, pero es algo que debe repetirse muy a menudo: la fe, nuestra fe, se basa en un contacto personal con Cristo. Es un contacto real. Jesús se nos manifiesta al espíritu. Es verdad. Lo sentimos. Recuerdo que una persona, un no creyente, sintió la voz de Dios viendo lo que reflejaban en su cara aquellos que iban a comulgar. Es algo que sólamente los creyentes en la presencia de Jesús podemos disfrutar, y eso, porque Jesús lo quiere, es un don, una gracia, un regalo. Pero, es verdad. De una forma o de otra, Jesús da testimonio de la verdad en nuestros corazones.

   Y Jesús termina diciendo: "Todo el que es de la verdad, escucha mi voz". Ciertamente, la grandeza del reino de Cristo no es el poder de este mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas. Esta es la causa por la que Cristo vino a este mundo y se hizo hombre, viviendo nuestra miseria humana, probando las injusticias, las traiciones, el abandono. El es de la verdad y no nos engaña jamás. Sabe lo que es el corazón humano y como posar su amor, su verdad.

   Compromiso:
   Sácalo de la segunda lectura.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18/11/2018. Marcos 13, 24-32

   Como tantas veces, la segunda lectura ocupa el lugar central reservado para Cristo. Tanto la primera -del Antiguo Testamento bíblico- como la tercera lectura, del Nuevo, son del género apocalíptico, es decir, se refieren a últimos tiempos. Lecturas muy apropiadas porque estamos finalizando el ciclo B, quedando solamente el próximo domingo en que se celebra la fiesta de Cristo Rey.

   Como texto bíblico para vivir durante la semana se propone el de Hebreos 10,18: "Donde hay perdón de los pecados ya no hay más ofrendas que hacer".

   La primera lectura se toma del libro bíblico de Daniel 12, 1-3. Se debe aclarar que la palabra "muchos" equivale, en lenguaje bíblico, a "todos". Todos pues, despertaremos, unos para la vida y otros para la condenación. Es una perspectiva con la que podemos contar y de la que debemos disfrutar junto a los nuestros.

   En la segunda lectura (Hebreos 10, 11-14.18), la idea central nos presenta a Jesús que ha ofrecido su vida por todos nuestros pecados y ahora está para siempre jamás, dicho a nuestra manera, junto a Dios a la espera del día final. La frase que se ha propuesto para memorizar, nos recuerda que si hemos pedido perdón a Dios de nuestros pecados, ya hemos sido perdonados y ya están cancelados.

   El evangelio de hoy nos relata, en un estilo judío llamado apocalíptico, los momentos duros por los que pasaremos en esta vida. No sabemos los miles de años que puede llegar a existir este mundo o que le queden aún pero, sean los que sean, como nos dice Jesús, el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Lo importante es estar siempre junto al Señor y cumplir siempre su voluntad que es ayudar al hermano. Y el fin del mundo que venga cuando tenga que venir.

   Hay hermanos que han tenido incluso que dar su vida para que otros hermanos pudieran vivir en un mundo mucho más justo. Por eso, a la autoridad eclesiástica no le ha quedado más remedio que evolucionar. Hasta hace bien poco, sólo era considerado mártir el que daba su vida por defender la fe, la fe en Dios, la fe en Jesucristo. Pero, considerando las tremendísimas injusticias que se cometen contra pueblos enteros, masacrándolos y condenándolos a una durísima muerte, tan dura realidad, tristemente, a ido aclarando las mentes y dando nuevos pasos en el entendimiento de Cristo. En ello, tiene gran importancia el cuarto evangelio o evangelio de Juan, que nos habla de la excelencia de dar la propia vida por amor a los hermanos (Juan 15, 13; 1 Juan 3,16), por mejorar su existencia en este mundo. Si hasta ahora, solamente se canonizaba a los que habían muerto por defender la fe en Cristo, desde ahora, por mandato del Papa Francisco, también son canonizables y reconocidos como santos en la Iglesia los cristianos que dan su vida por defender al pobre, al necesitado. Ejemplo representativo es monseñor Romero.
   
   Con esta disposición de ser fieles a Dios y al hermano es como debe cogernos el día del juicio final.

   Compromiso:
   Examina tu vida y obra en consecuencia.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 11/11/2018. Marcos 12, 38-44

   Tanto, la primera lectura de este domingo como el evangelio, se refieren a cómo el pobre tiene a menudo especiales vivencias de Dios. La viuda de Sarepta y la viuda del evangelio así lo manifiestan. Como frase para recordar y repetir muchas veces durante la semana, se propone: "Cristo entró... en el mismo cielo, para interceder por nosotros ante Dios" (Hebreos 9,24).

   La primera lectura se toma de 1 Reyes 17, 10-16. La viuda de Sarepta ve rápidamente en el profeta Elías un hombre de Dios. De una forma o de otra, Elías y la viuda nos dan ejemplo de que debemos aprender a confiar en Dios en toda situación, buena o mala, porque alguna vez pasaremos o por una o por otra. Es necesario que, a menudo, aprendamos a echarnos en brazos de Dios y confiar plenamente en que nos lleva por buen camino. Cojamos nuestra Biblia y leamos este pasaje.

   La segunda lectura (Hebreos 9, 24-28) comienza con la frase que se propone para recordar durante esta semana. A Cristo le ha tocado morir por los pecados de todos los hombres y vendrá a salvarnos definitivamente porque esperamos en él. Es el resumen de la lectura.

   El evangelio empieza hablando de los letrados, no precisamente de los escribas. Jesús advierte a la multitud que le escucha, que no se dejen arrastrar por los jefes. Nosotros somos personas de fe en Jesús y creemos en él. Pero, las interpretaciones de esa fe sobrenatural pueden ser distintas para cada uno de nosotros. En la "Fides et ratio" cap. 3, se nos dice: "El haber llegado a la edad adulta, se manifiesta por la capacidad que uno tiene para discernir, por los propios medios, lo verdadero y lo falso, y crearse una opinión propia de la realidad objetiva de las cosas". A veces, aceptamos sin crítica lo que otros nos proponen, cuando en realidad se trata de una ambición de dominio sobre el pueblo por medio del saber. El pueblo cristiano, como cristiano, tiene una capacidad grande de decisión, debe ser adulto y tomar responsabilidades en la Iglesia, no estar siempre pendiente de lo que mande el cura. Esta es la enseñanza del Papa actual Francisco. Jesús quiere liberar al pueblo de una trampa religiosa que lo sostiene esclavo.

   Al final de este evangelio, Jesús se sienta frente a la Sala del Tesoro. Allí, observa cómo la multitud echa monedas en el tesoro. Jesús, mira y ve como los ricos echaban grandes cantidades pero, llegó una viuda pobre que sólo echó dos leptos, es decir, un cuadrante. La expresión "frente a" o "en frente de" la Sala del Tesoro, tiene un sentido hostil, por lo que Jesús sentado en frente del Tesoro se presenta como antagonista permanente del tesoro, lugar que almacena el expolio que se hace al pueblo por los dirigentes. El templo era un lucrativo negocio con el que se explotaba al pueblo traficando con lo sagrado. La limosna insignificante de la pobre mujer nos hace ver su amor incondicional a Dios y la total confianza que manifiesta en él. Lo verdaderamente valioso es la actitud con la que uno se relacione con Dios.

   Compromiso:
   Examina tus vivencias de Dios. ¿Las tienes en la oración? ¿Al comulgar? ¿Al hacer el bien? ¿Cuándo? ¿O no las tienes?

martes, 30 de octubre de 2018

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 04/11/2018. Marcos, 12, 28b-34

   Hemos entrado en el mes de Noviembre, dedicado al recuerdo y a la oración por los difuntos. Debemos dar siempre gracias a Dios por el testimonio que ellos nos han dejado y el bien que han hecho en este mundo. En la Santa Misa nos recordamos siempre de ellos cuando decimos: "Concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz".

   En el día de hoy, la liturgia de la misa se mueve en el recuerdo de cual es nuestra primera obligación, seguida de la segunda, ambas inseparables. Pero, entre ellas, puesto que todos tenemos pecados, aparece un sacerdocio, el de Jesús, el santo.

   Así, en la primera lectura que se toma del Deuteronomio (6, 2-6) nos recuerda Moisés: "El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas". Y añade: estas palabras grábalas en tu memoria.

   Como observarás, hoy no te hemos propuesto aún ningún texto de la Biblia para que lo recuerdes. Vete considerando tú mismo cual te interesa más.

   La segunda lectura (Hebreos 7, 23-28) nos presenta a Jesús, como decía antes, con el sacerdocio que no pasa y el que vive para siempre pues su sacerdocio no pasa y siempre va a interceder por todos nosotros. Nuestro sacerdote, Cristo Jesús, es santo, inocente, sin mancha, encumbrado en el cielo. Los demás sacerdotes necesitan ofrecer sacrificios por sus propios pecados, pero Jesús no tiene pecado. Todos nuestros sacerdotes beben del sacerdocio de Cristo, pero ellos están llenos de debilidades. Cristo, no.

   El evangelio de este domingo viene a completar la primera lectura. A Jesús se le acerca un letrado, un individuo especialista en la interpretación de la ley. El letrado ya tiene formada su opinión, pero quiere ver si la de Jesús coincide con la suya. Hasta que Jesús no le responde, el letrado no le llama "Maestro". La pregunta del letrado es importante, pues los rabinos tenían en la Ley 613 mandamientos y, generalmente, se consideraba que el precepto del sábado pesaba tanto como todos los demás juntos. Jesús, pues, debe tomar posición en esta discusión. En la respuesta, Jesús comienza diciendo: "Escucha Israel". Así empezaba la profesión diaria de fe judía. Pero, en esta importantísima profesión de fe, el precepto del amor no tenía suficiente importancia, ahogado por tantos mandamientos. El letrado pregunta a Jesús: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?". Y Jesús le responde: "El primero es amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu  mente, con todo tu ser". "El segundo es amarás a tu prójimo como a ti mismo". El hombre le debe a Dios un amor total, es decir, entrega y fidelidad. Debemos estar totalmente orientados a Dios con toda nuestra realidad. Amar a Dios con todo nuestro corazón es adherirse totalmente a El. Amar a Dios es amarlo con la existencia entera, con todo el deseo vital, con toda la fuerza de voluntad, con todo el alma. Con toda la mente, porque Dios es lo más racional que nos podemos imaginar. Amar a Dios con todas nuestras fuerzas es ponernos siempre al servicio del plan de Dios.

   En el evangelio de hoy tenemos una vía para la vía mística. No olvidemos que la religión del futuro o es mística o no existirá. Meditemos profunda y seriamente cómo debemos amar a Dios.

   Compromiso:
   Comprometernos con una vida mística.

martes, 23 de octubre de 2018

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 28/10/2018. Marcos 10, 46-52

   Las lecturas de este domingo nos dejan algo perplejos pues no se ve un hilo conductor que las relacione. Sin embargo, la lección que nos da cada una, es una lección maravillosa, como todas las que Dios nos da. Recordaremos durante toda la semana, la frase de Jesús: "Anda, tu fe te ha salvado". Se trata de una fe en Jesús, de una fe profunda, espiritual, de echarse en sus brazos cuando la vida nos sonríe, como cuando no. Estamos siempre en los brazos de Dios, en las alegrías y en las penas, siempre. Y que, a menudo, nos sirva de verdadera oración.

   La primera lectura es de Jeremías (31, 7-9). Se relata en ella la vuelta del destierro a Babilonia. El Señor vuelve a reunir a su pueblo en su patria, de donde habían tenido que marchar. Aunque parezca mentira, el Señor ha estado siempre con su pueblo. Y el Señor los consuela en todo momento, aún cuando parezca que se olvida de ellos. El que se echa en los brazos de Dios, con fe, sabe captar que Dios está siempre a su lado, en las alegrías y en las penas, en todo momento, en lo más profundo de su alma.

   La segunda, ya del Nuevo Testamento, se encuentra en la carta a los Hebreos (5, 1-6). La parte central de esta lectura se encuentra donde dice que el sacerdote: "también tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados como por los del pueblo, ya que también él está sujeto a debilidad".

   Respecto al evangelio, los expertos dan varias razones por las que se ve que Bartimeo no existió sino que es un personaje representativo. Tiene pues un sentido figurado. Sea como sea, la figura del ciego describe la situación en que se encuentran los discípulos o primeros cristianos del tiempo en que escribe Marcos. Los que vivían por el año 70. Un grupo de ellos seguía con una concepción mesiánica propia de los judíos. Era una parte de los judíos cristianos sobre todo. El ciego y mendigo describe la falta de desarrollo humano por carecer de un criterio propio que sepa romper con el criterio del judaísmo y aceptar el del cristianismo. Es decir, romper con una ideología de poder. Ya hemos visto, en otro domingo anterior, esta ideología en los discípulos de Santiago y Juan. Ellos desean gobernar y mandar. Estar uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús. Los Doce habían interpretado el mesianismo de Jesús al modo tradicional judío.

   Se presenta este relato como una manifestación de hoy día. Se dice que muchos conminaban al ciego para que guardara silencio. El verbo conminar lo usaba Jesús para expulsar los espíritus inmundos. La llamada de muchos para que el ciego guardara silencio, para que no se extienda su modo de pensar. Al final, el ciego ya no llama a Jesús "Hijo de David" recordando al rey guerrero. Lo llama Rabbouní (Señor mío) designando a Jesús con un título que se daba a Dios mismo y a nadie más. Las palabras "Márchate, tu fe te ha salvado" insinúan una salvación mayor que la liberación de la ceguera. Es la comunicación del Espíritu. Ahora, todos los discípulos están en la onda de Jesús y pueden empezar a seguirlo. Pero, hay algo que alcanza a los cristianos de hoy. El ciego no era ciego de nacimiento pues recobra la vista. Había conocido a Jesús pero, después, se quedó junto al camino. Pero ahora, vuelve a seguirlo. Conversión maravillosa.

   Compromiso:
   Mira a ver de que tienes que convertirte y hazlo.

miércoles, 17 de octubre de 2018

XXXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 21/10/2018. Marcos 10, 35-45

   En las tres lecturas de este domingo está presente la entrega de Dios de la propia vida. A su vez, se celebra hoy en toda la Iglesia el Día Mundial de las Misiones, también llamado Domund.

   Como frase que se invita a recordar se propone la de la carta a los Hebreos, 14, que nos dice: "mantengamos firme la confesión de la fe".

   La primera lectura nos habla del que va a entregar su vida por los demás. Este acto expresa el amor más grande que se puede demostrar por una causa. En la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, Gaudete et Exultate, nº 5, hablando de los procesos de beatificación y canonización, afirma que también se tiene en cuenta el ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la muerte. Se supone, al menos, un ejercicio de  las virtudes cristianas en grado ordinario. Esta ofrenda expresa una imitación ejemplar de Cristo, y es digna de la admiración de los fieles. Recordemos a la ya beata María Gabriela Sagheddu, que ofreció su vida por la unión de los cristianos.

   La segunda lectura (Hebreos 4, 14-16) nos propone la frase que hemos propuesto para memorizar: "mantengamos firme la confesión de la fe". Siempre es necesario mantener firme la fe, pero, sobre todo en estos tiempos. Debemos confesarla defendiéndola, preparándonos para ello, y con una vida de práctica creyente. Nunca nos arrepentiremos.

   Para el comentario del evangelio de hoy, debemos tener en cuenta que Marcos es el primer evangelio que se escribe, allá por el año 70 después del nacimiento de Jesucristo. Es decir, ya estaba funcionando el cristianismo primitivo. A Jesús se le acercan Santiago y Juan y le piden sentarse el día de la gloria, en este mundo, uno a su derecha y otro a su izquierda. Es decir, ocupar los primeros puestos junto a Jesús. Pero esto no es lo peor. Según los expertos en la interpretación de textos, la problemática de querer ocupar los primeros puestos en la Iglesia ya existía en el inicio de la misma. Todos somos humanos y, por lo mismo, tentados y pecadores. La problemática que refleja este relato seguía vigente en la época de Marcos como queda dicho.

   Santiago y Juan no se ofrecen a Jesús para ayudarle, para secundar su obra; piensan solamente en que la gloria sea para ellos. Jesús les dice: "¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber o de ser sumergidos por las aguas que me van a sumergir a mí?". ¿Sois capaces de pasar ese trago? diríamos en castellano. Jesús se refiere a la prueba dolorosa por la que ha de transitar él.

   No exijamos premio a Jesús, que ya él nos lo dará. La Iglesia va tomando conciencia de que los fieles laicos tienen una misión muy importante que cumplir en ella. No deben ser anulados por los obispos o por los sacerdotes. Los seglares o fieles laicos tienen un papel muy importante en la difusión del evangelio, con vistas a una acción apostólica eficaz. No son por lo tanto inferiores en responsabilidad evangélica, y no deben aspirar, como tampoco los obispos y sacerdotes, a recompensas humanas.

   Compromiso:
   Buscar responsabilidad evangélica, no tesoros y riquezas.

jueves, 11 de octubre de 2018

Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 14/10/2018. Marcos 10,17-30

   Hoy, en las tres lecturas, estamos continuamente bajo el espíritu de sabiduría que nos viene de que la palabra de Dios es viva y eficaz, para llevarnos a proclamar que lo que no es posible para los hombres sí lo es para Dios.

   Repetiremos o recordaremos durante la semana que "en la edad futura recibiremos vida eterna".

   La primera lectura gira entorno al espíritu de sabiduría. Es la sabiduría de Dios que vale más que el oro y la plata. Es la luz que Dios nos da, si lo invocamos. Es la experiencia de Dios y su luz es una riqueza incontable. La fe está basada en un contacto personal con Dios o Cristo y es nuestra experiencia mística fundamental.

   La carta a los Hebreos (4,12-13) nos dice en esta lectura, que "la palabra de Dios es viva y eficaz... y penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu". Las dos lecturas están íntimamente relacionadas. Se complementan mutuamente. Nuestra unión con Dios debe ir en esa línea. Pidámosla a Dios humildemente, con confianza, y esperemos lo que sea. El no nos defrauda.

   Ya en el evangelio, hemos de tener en cuenta un problema de traducción: en vez de "maestro bueno" es "maestro insigne". Insigne como Dios ninguno. Un hombre rico busca la solución de un problema crucial: ¿cómo lograr que la muerte no sea el final de todo? ¿Cómo se obtiene la vida futura? En el judaísmo no estaba claro. Había tal cúmulo de observancias y mandamientos, que según los letrados había que cumplir, que la cuestión de cómo salvarse quedaba en la más completa oscuridad. Jesús responde a la pregunta afirmando que el que lo sabe de verdad es Dios, pues sólo él es insigne. Pues sólo él nos dio los mandamientos. En el decálogo nos propuso Dios el modo de obtener la vida eterna. Los judíos han tenido el mejor de los maestros, el insigne. Pero, Jesús hace unos cambios importantes: no menciona los tres primeros mandamientos, los que se refieren a Dios. No hay un sólo elemento religioso y no se menciona el nombre de Dios. El código que expone Jesús vale para todos, creyentes o no. Es válido para la humanidad entera. Lo que da la vida eterna a cualquier ser humano es portarse bien con el prójimo. Jesús iguala a los creyentes judíos cono todos los demás hombres. Es la única preocupación de Dios. El busca los principios básicos que garanticen la convivencia básica entre todos los seres humanos. A todos nos quiere Dios, creamos o no en él.

   Además, en la enumeración de los mandamientos, Jesús inserta una que no estaba en el listado: no defraudes. Es decir, no prives a otro de lo que se le debe. El joven que habla a Jesús es un rico, y como tal, a él se lo dice.

   Otra cosa es no sólo salvarse sino alcanzar una gran perfección, una gran sensibilidad ante las injusticias de este mundo. Es el enfoque del resto del evangelio de hoy. Pero, hoy no da lugar para más.

   Compromiso:
   Nosotros amamos de verdad a Dios, pero conviene también que hagamos ver a los no creyentes, que también a ellos les interesa portarse bien.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Domingo XXVII del TIempo Ordinario. Ciclo B. 07/10/2018. Marcos 10, 2-16

   Se nos presenta la primera lectura como fundamento lógico de la indisolubilidad del matrimonio, de la que se habla en la tercera o evangelio. La segunda lectura es una estupenda fuente de teología cristiana y de mística.

   Como frase para recordar durante la semana, proponemos la siguiente: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre". Se toma de la lectura del evangelio.

   La primera lectura es del primer libro de la Biblia, es decir, del Génesis. Es básica para entender el evangelio de hoy. Es un relato mítico de la creación. Como mítico, no hay que tomarlo al pie de la letra. La única verdad que hay en ese relato es que la creación de los seres humanos es obra de Dios, sea como fuere. En concreto, no puede tomarse al pie de la letra la creación de la mujer a partir de la costilla del hombre. Teológicamente es importante el final: "Abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne".

   De la carta a los Hebreos (2,9-11) se toma la segunda lectura. Contiene dos importantes frases, la primera dice que Jesús "fue coronado de gloria y honor por su pasión y muerte". Generalmente, pedimos a Dios que nos libre de sufrir mucho y está bien. Es muy humano. Pero, ¿no será mejor echarse en los brazos de Dios y que sea lo que él nos tenga deparado? Por otro lado, tanto el santificador (Jesús) como los santificados (nosotros) procedemos de Dios. Y, por lo mismo, dice esta lectura que Cristo no se avergüenza de llamarnos hermanos. ¡¡¡Hermanos con todas las consecuencias!!! Meditémoslo y obremos en consecuencia.

   Para interpretar el evangelio de hoy debemos tener en cuenta la presencia de presentes históricos, lo que da actualidad a lo que está sucediendo, es decir lo traslada a después de Jesucristo, cuando ya se escribe el evangelio, allá por los años 75-80.

   En la enseñanza de Jesús se insiste en la igualdad entre los seres humanos. Los fariseos quieren tantear y ver si Jesús se atreve a llevar dicha igualdad a todos, a hombres y a mujeres, incluso en el ámbito de las relaciones matrimoniales. Para los judíos, el hombre llevaba la supremacía, pues podía repudiar a su mujer y casarse con otra. Pero, la mujer no podía repudiar a su esposo.

   Jesús, sobre este tema, pregunta a los fariseos: "¿Qué os mandó Moisés?". Los fariseos (son judíos) le contestaron: "Moisés permitió redactar un acta de repudio y repudiar a la esposa". Y Jesús les dice: "Por vuestra dureza de corazón os la permitió Moisés". Por lo tanto, Moisés cede ante la resistencia del pueblo a cumplir la voluntad de Dios. Y, lo que nos hace ver que no todo lo escrito en la Biblia y a lo que se atribuye autoridad divina, la tiene realmente, pues algunas cosas que se autorizan en ella no son la voluntad de Dios. Son fruto de circunstancias históricas; en este caso, de la dureza de corazón del pueblo judío, ante el que cedió Moisés.

   Jesús prescinde de la Ley Bíblica y se remite a Dios creador. Dejaremos a nuestro padre y a nuestra madre, como Dios dijo en el Paraíso. Por eso, lo que Dios ha unido que el hombre no lo separe. Debemos interpretar la realidad humana a partir de Dios creador, no del legislador Moisés. Jesús va a la fuente. Y según ella, es decir, según el original hebreo, ser los dos un solo ser, se refiere a la unión sexual, que no va ligada a la procreación. Ninguno de los dos es superior al otro. Al formar los dos un solo ser, se excluye toda superioridad del hombre sobre la mujer. El proyecto de Jesús habla por igual al matrimonio natural que al matrimonio cristiano. Es el proyecto de Dios para toda pareja humana.

   Compromiso:
   Profundiza en el amor del matrimonio.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Domingo XXVI del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 30/09/2018. Marcos 9,38-43.45.47-48

   Hay diversas formas de oponerse a que triunfe la causa de Dios o el mensaje de Jesús. Las lecturas de la misa de hoy nos presentan dos fundamentales: la prohibición de predicar la palabra de Dios y el afán de acumular riquezas. Los dos son de vigente actualidad.

   Como frase a recordar se propone el final de la primera lectura: "¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!". Es una frase del Antiguo Testamento y, sin embargo, tiene plena vigencia en los tiempos actuales. Ten esta frase muy presente durante la misa de hoy para hacer de ella un propósito muy firme de colaboración para extender las enseñanzas de Dios, es decir, de Jesús.

   La primera lectura se toma del libro bíblico llamado Números, 11,25-29. En ella, se ve que  muchos ancianos tenían, como Moisés, el espíritu de profetizar. Sin embargo, dos no estaban junto a los demás, por lo que se pensó que no tenían el espíritu profético. Pero, estos se pusieron a profetizar y se pidió a  Moisés que se les  prohibiese hacer tal cosa. Sin embargo, él contestó: "Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!" Es decir, todos tenemos la mismísima obligación que los sacerdotes de tomar decisiones para entender el evangelio.

   La segunda lectura encuadra perfectamente en la doctrina social de la iglesia expuesta en sus cimientos en las encíclicas Rerum novocriam y Quadragesimo anno. A su lado, esta segunda lectura cobra pleno sentido. Leámoslas para aumentar nuestra cultura religiosa.

   El evangelio nos muestra a uno que expulsaba demonios en nombre de Jesús, pero que no seguía a los Doce. Aquí no es Pedro el que se hace portavoz de los Doce, es Juan el autoritario, el hijo del Trueno. Expulsar demonios significa liberar de los fanatismos violentos y que van en contra de la convivencia humana. Juan identifica a Jesús con el grupo de los Doce, excluyendo todo seguimiento de Jesús que no conlleve el del grupo. No cae en la cuenta de que cada cristiano está vinculado a Jesús sin intermediarios. En este evangelio se reflejan, sin duda, conflictos pertenecientes a la época de Marcos contra los cristianos judaizantes. En el evangelio de hoy queda claro que acercarse a los demás con la actitud de Jesús es una ocasión para que la gente encuentre a Dios. Quien nos dé de beber un vaso de agua por el motivo de que somos del Mesías, no va a quedar sin recompensa. Dar un vaso de agua es una expresión de acogida y solidaridad.

   En este evangelio se habla del escándalo de los pequeños. Estos designan a los seguidores de Jesús que no proceden del judaísmo. Escandalizar, aquí, es lo mismo que hacer que vacile la fe en Jesús. La fe de los cristianos que anteriormente no habían sido judíos se veía despreciada por los Doce y compañía. A los que la desprecian mejor sería que les pusieran una piedra de molino y al mar... o cortarles las manos y a la "gehenna" y así sucesivamente. El que no favorezca a los que  evangelizan tendrán su castigo.

   Lo importante es ser de Jesús, provenga uno de donde provenga.

   Compromiso:
   Sentirse cerca de Jesús, aunque uno no opine como la jerarquía.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Domingo XXV del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 23/09/2018. Marcos 9,30-37

   Creo que una frase que compendia las tres lecturas de este domingo es la de la carta de Santiago o segunda lectura, que afirma que la sabiduría viene de lo alto.

   Repitamos de verdad y convencidos, con frecuencia, que la Sabiduría que viene de lo alto es comprensiva, conciliadora y llena de misericordia.

   La primera lectura es del libro de la Sabiduría (2,12.17-20). Se propone la prueba de sangre: Acechar al justo para comprobar si sus palabras son verdaderas. Pero, el justo sigue siendo fiel hasta el final, aunque le cueste la vida. Los malos condenarán al justo a una muerte ignominiosa para ver si Dios se ocupa de él. Pero, los malos no llegarán a ver que Dios lo recibe en sus brazos, con ellos bien abiertos.

   La carta de Santiago (3,16-4,3) nos presenta la segunda lectura. Afirmando que la sabiduría viene de lo alto, nos enseña como debe ser nuestra petición y nuestra mirada. Buscar la paz entre todos, pues el fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz. La justicia y la paz van siempre muy unidas. Santiago nos dice cómo debe ser nuestra oración de petición: debemos pedir sin la intención de satisfacer nuestras pasiones. A veces, cuando pedimos a Dios, estamos buscando nuestros propios intereses más que los intereses del Altísimo. Esto sucede incluso dentro de los propios movimientos apostólicos.

   El evangelio de hoy comienza manifestando el interés de Jesús por estar a solas con sus discípulos. Jesús no desea ser interrumpido y, por tanto, viaja de incógnito. Ello demuestra la gran importancia que Jesús da a la formación de los que le siguen. Nos dice el evangelio que Jesús iba instruyendo a sus discípulos. Nosotros debemos preguntarnos como cristianos, seguidores de Jesús, ¿nos vamos formando cada vez más? ¿Buscamos una teología moderna sabiendo que Dios nos habla también a través de la historia y de la vida? ¿O no queremos evolucionar y saltando por encima de la evolución que se observa en la Biblia, seguimos anclados en el pasado? En nuestra Iglesia, por desgracia, se observa una gran cerrazón mientras las iglesias se vacían y acaban siendo vendidas. No nos importa el reino de Dios, sino conservar una teología totalmente desfasada que se opone a los estudios bíblicos científicos y actuales. Algunos movimientos católicos actuales están anclados en ese conservadurismo.

   Hoy, como en tiempos de Jesús, hay dos grupos de seguidores. Según los estudiosos del texto, por el hecho de coger a un niño unido a textos en relación, se representa a un grupo al que, intentan imponer la ideología del judaísmo con categorías de poder. Los discípulos querían saber quién sería el más grande, el primero jerárquicamente. Entre los discípulos de Jesús de la primera comunidad había dos grupos: los procedentes del judaísmo y los que no. Esto se refleja en los evangelios. Jesús avisa de no poner en peligro la fe de los otros, representados por el niño y que no saben nada de judaísmo.

   Compromiso:
   Saber ver el mensaje de Jesús en la sociedad moderna.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Domingo XXIV del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 16/09/2018. Marcos 8,29-35

   Si algo se destaca en este domingo es la fe como fidelidad a Dios personalmente a su doctrina, o mejor, a sus enseñanzas. Es un tema que, bien analizado y llevado a la intimidad con Dios, puede llevarnos a la experiencia mística de una profunda unión con El.

   Como frase a recordar se propone: "El Señor Dios me abrió el oído y no me resistí, ni me eché atrás", tomada del comienzo de la primera lectura del libro de Isaías 50,5-9. Narra la cantidad de ultrajes que recibe el profeta por ser fiel al mandato divino. Lo apalearon, le tiraron de la barba, le esculpieron... pero, al estar Dios con él, no quedó defraudado y su rostro se endureció como el pedernal. El Señor lo ayudaba. Esta experiencia por la que a veces hemos de pasar si deseamos ser fieles a Dios, puede hacer que lo sintamos tan cerca de nosotros, que realmente nos transforme y nos llene de su cercanía. Es una experiencia mística, una experiencia de Dios, un regalo suyo.

   La epístola o carta de Santiago (2,14-18) comienza, en el trozo de hoy se lee, afirmando que "¿De qué le sirve a uno afirmar que tiene fe, si no tiene obras?" Y es que la fe en el Nuevo Testamento significa fidelidad. Tener fe en Jesús no es solamente creer en una doctrina determinada sino, ante todo y sobre todo, ser fieles a una persona, a Jesús. Y ser fieles a Jesús es amarlo a él, obedecerlo, pero, para amarlo a él es necesario amar al prójimo, al hermano. Por eso, la lectura termina afirmando: "Muéstrame tu fe sin obras y yo por las obras te mostraré mi fe".

   El evangelio nos presenta a Jesús que sale con sus discípulos fuera del territorio judío, para que ellos no sufran la presión ideológica de los fariseos y demás políticos. Quiere que su persona sea bien comprendida e interpretada.

   Jesús pregunta a los discípulos ¿quién decís que soy yo? Pedro se hace representante del grupo entero y contesta: "Tú eres el Mesías". Tal como se expresa aquí, Mesías con artículo, representa a un Mesías nacionalista, donde falta el sentido universalista del mesianismo de Jesús. Y de ese nacionalismo se hace representante y portavoz el apóstol Pedro. Sin embargo, el Jesús de los evangelios no es un Mesías nacionalista. Aunque en la traducción de un idioma a otro no aparece claramente, el presente histórico sin embargo existe, insinuando que esa equivocada idea sigue existiendo cuando Marcos escribe su evangelio.

   Jesús les prohíbe que propaguen lo que Pedro acaba de afirmar sobre Jesús: que él es el Mesías. Jesús no acepta esa afirmación entendida en sentido judío. El verbo "conminó" está siempre en boca de Jesús referido a los espíritus inmundos. Y Jesús les "conminó" a los discípulos a no propagar lo dicho por Pedro, ya que su idea está en la línea de los espíritus inmundos.

   Ahora, es la primera vez que Jesús va a enseñar directamente a los discípulos, no precisamente a las masas, ante el fracaso manifiesto de la declaración de Pedro. Jesús desmiente el triunfalismo glorioso de su mesianismo y les pone ante los ojos, no una figura gloriosa y triunfalista del Mesías, sino el doloroso destino de su Pasión y Muerte. La oposición a Jesús no procede del pueblo, sino de los tres grupos sociales más influyentes de lo económico, político y religioso. Pero, Jesús a los tres días resucitará. A veces, la maldad de los hombres nos lleva al martirio si queremos ser fieles a Dios. Este deseo debemos renovarlo continuamente en nosotros. Sentiremos la fuerza y la presencia de Dios.

   Compromiso:
   Decídete a dejar que Dios te acerque más a El.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 09/09/2018. Marcos 7,31-37

En la primera y tercera lecturas de este domingo resuena con fuerza el lenguaje metafórico así como el caso del presente histórico. Es necesario tenerlo muy en cuenta para dar con una interpretación correcta.

   Para recordar durante la semana, si no encuentras otra que te vaya mejor o que la prefieras, te proponemos la siguiente: "Apartándolo de la gente, estando solos, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, le dijo: Effeta (as dicir, abríos)".

   En la primera lectura, tengamos presente el rico lenguaje metafórico. Es el trabajo de Dios que va trabajando en nuestros corazones. Vivamos con inmensa alegría las maravillas que Dios realiza en nosotros. Releamos y vivamos dicha lectura. Isaías 35,4-7a.

   La segunda lectura, Santiago 2,1-5, nos advierte ya en su comienzo, "que no mezclemos la fe con la acepción de personas". Ante Dios somos todos iguales: el hombre y la mujer, el rico y el pobre, el inteligente y el menos inteligente... Debemos apreciar a las personas bajo la mirada de Dios, con amor maternal. Ejercitémonos en ello.

   El evangelio de hoy nos introduce en las grandes dificultades con que tropezó Jesús, incluso la primitiva Iglesia, para que aceptasen el mensaje cristiano. Hoy se trata de un sordo tartamudo al que llevan a Jesús. Hay personas que colaboran con Jesús para llevarle a otros. Estos voluntarios sienten interés, en este caso, por el  sordo y tienen confianza en poder hacerle un bien. El verbo está en presente histórico, con lo cual reafirma que en tiempos del evangelista Marcos todavía existían dichos voluntarios. La sordera y la ceguera se usan en los profetas siempre como figura de la resistencia de Israel para escuchar a Dios. La palabra que usan dichos intermediarios no es "pedirle" a Jesús que imponga la mano, sino que se lo "suplican". Los intermediarios manifiestan así su gran interés por el sordo y la gravedad de la situación. Jesús ha echado abajo la distinción entre judíos y paganos, pero una gran parte de la comunidad de creyentes no lo comparte, están sordos a este mensaje. La sordera y la ceguera se usan continuamente, en el lenguaje de los profetas del Antiguo Testamento, para expresar la negación de Israel a escuchar lo que Dios le dice. Nunca en el A.T. aparece la curación de sordos o mudos. Siempre es figurado el sentido de dichos términos. En efecto, el sordo de este evangelio no tiene nombre ni se dice de donde es, es un personaje representativo. Los judíos no quieren admitir el mensaje universalista de Jesús. Comunican un mensaje deformado representado por la tartamudez. Para ello se fundan en una creencia teológica, base del nacionalismo judío: Dios pretende que Israel sobresalga por encima de todos los demás pueblos. Los discípulos, incluso los Doce, subordinan la misión de Jesús a un principio teológico inamovible para ellos. Por ello, la teología vale en tanto en cuanto nos acerca a Dios. Tiene mucho de razonamiento humano y, por lo tanto, discutible. Pero, busquemos a Dios, o mejor, dejemos que El nos busque. Seamos voluntarios para ayudar a los demás a que encuentren a Dios.

   Compromiso:
   ¡Quiero ser voluntario!

viernes, 24 de agosto de 2018

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 2-9-2018. Marcos 7,1-8.14-15.21-23

   Hoy es un domingo muy interesante porque podría dar un vuelco a nuestro cristianismo. Pasaría de ser un cristianismo de reglas a uno de vivencias; de uno de mandamientos a uno de adhesión a Jesús.

   Como frase para recordar y vivir durante la semana se propone la siguiente: "El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos". Se toma del evangelio de hoy. Aprendamos a quedarnos con el espíritu, no con la materialidad de los preceptos.

   La primera lectura es del libro bíblico llamado Deuteronomio (4,1-2.6-8). En ella Moisés da a los israelitas mandatos y decretos para que los cumplan y sean una nación grande. Aunque sean preceptos de Moisés, son preceptos de hombre, no de Dios, y por lo tanto no siempre aceptables.

   La segunda lectura es de la carta de Santiago (1,17-18.21b-22.27) y comienza diciéndonos que todo don perfecto viene de arriba, es decir, de Dios. Sin embargo, dice Francisco en su exhortación Gaudete et Exsultate nº 57, que todavía hay cristianos que se empeñan en seguir otro camino, el de la justificación por las propias fuerzas. Hay cristianos que tienen obsesión por la ley, que cuidan excesivamente la liturgia, la doctrina... y de ello hacen depender equivocadamente el crecimiento espiritual. Recordemos, conforme a esta lectura, que toda gracia espiritual viene de Dios, no de nuestro esfuerzo.

   Y ya en el evangelio, las autoridades religiosas del tiempo de Jesús lo critican porque algunos de sus discípulos comen sin antes lavarse las manos, es decir, con manos impuras. Conforme a la contestación que sale de la boca de Jesús, debemos analizar siempre si los preceptos religiosos que tratan de imponernos son mandados por Dios o por los hombres. Si son impuestos por estos, aunque sean autoridades religiosas, no tienen un valor absoluto. El cristiano no debe absolutizarlos como si de ellos dependiera nuestro acercamiento a Dios, nuestra santidad. No olvidemos que Trento nos dice: "Somos justificados gratuitamente porque nada de lo que precede a la justificación, sea la fe, sean las obras, merece la gracia misma de la justificación. Esta convicción, junto con el supremo mandamiento del amor, debería marcar nuestro estilo de vida.

   Como dice Francisco en la citada exhortación, nº 58 y 59: "Algunos grupos cristianos dan excesiva importancia al cumplimiento de determinadas normas propias, costumbres o estilos. Es quizás una forma sutil de pelagianismo, porque parece someter la vida de la gracia a unas estructuras humanas. Santo Tomás nos recordaba que los preceptos añadidos al evangelio por la Iglesia deben exigirse con moderación para no hacer pesada la vida a los fieles".

   Pocas veces se hace una reflexión sobre las ideas que acabamos de exponer. Conforme a ellas examinemos nuestra vida con cierta frecuencia.

   Compromiso: no hacerme esclavo de lo que no sea caridad o amor a Dios y al hermano



martes, 21 de agosto de 2018

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 26/08/2018. Juan 6,60-69

   Las lecturas de este domingo nos presentan una idea central: que Dios y sus planes están por encima de todo. Muy claro nos lo dicen la primera y tercera lecturas. La segunda lo concreta en la relación entre Cristo y su Iglesia, como verdadera relación de amor.
   Como texto para memorizar se propone "Señor, ¿a quién vamos a acudir si sólo tú tienes palabras de vida eterna?". Este texto se toma de Juan 6, en el evangelio de hoy.
   La primera lectura es del libro bíblico Josué 24,1-2a.15-17.18b. En ella, Josué pregunta a los israelitas: "Si no queréis servir al Señor, escoged a quien servir, ¿a los dioses?". Entonces ellos reaccionaron y contestaron: "Fuera de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros. El Señor es nuestro Dios". ¡Ya podían muchos hacer esta reflexión!
   La carta a los Efesios (5,21-32) contiene reflexiones puramente culturales, pero debemos acertar a ver su profundo sentido espiritual. Ante Dios, ni el marido está sometido a la mujer, ni ésta al marido. Los maridos tienen obligación de amar a sus mujeres y estas a sus maridos. Así es el amor entre los esposos. En nuestra vida, sepamos discernir entre lo que es puramente cultural y, por lo tanto, cambiable, por lo que es verdad divina, absoluta, que debemos respetar. Lo importante es que los esposos deben amarse como Cristo amó a su Iglesia.
   En el evangelio, hay una frase fundamental que dice: "Es el Espíritu el que da la vida, la carne no sirve para nada. Esto es lo que Jesús pretende que comprendan sus discípulos, y en concreto, los Doce. Lo que Jesús dice es verdad y vida. Quien se cierra al Espíritu para quedarse sólo en la esfera de la carne, jamás comprenderá la profundidad de las enseñanzas divinas y no llegará nunca hasta Jesús. A El nadie puede llegar si no es a través del Espíritu. Muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con Jesús. Sin embargo, Jesús pregunta sobre la fidelidad de los Doce y Pedro responde: "Señor, ¿con quién vamos a ir si sólo tú tienes palabras de vida eterna?"
   Pedro expresa el pensamiento o la experiencia de la comunidad cristiana de Juan. Como ya se dijo en algún otro comentario, es algo que está muy presente en el capítulo sexto de Juan. Es un grupo que ha pasado de no conocer a Jesús a conocerlo de verdad. Como afirma el final del evangelio de hoy: nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios, el Consagrado por Dios. Es un grupo que de tener un espíritu, un sentir puramente humano, materialista, ha pasado a conocer las vivencias espirituales que son propias de Cristo. Hoy, por desgracia, la sociedad ha ido destruyendo los valores más esencialmente cristianos. A la corta o a la larga, esa sociedad se resentirá de ello. Son valores muy positivos, son valores del espíritu que se respira cerca de Jesús, si nos acercamos a él. Quien se separa de Jesús debe tener la valentía de saber reconocerlo reflexionando con tranquilidad, seriamente. Si realmente, con anterioridad, practicó la cercanía con Jesús, y es sincero, sabrá lo que realmente perdió.
   Compromiso:
   Examina como procede la sociedad actual con relación a Cristo y saca conclusiones.

martes, 14 de agosto de 2018

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19/08/2018. Juan 6,51-58

 
   La relación entre las tres lecturas del día es fácil de conseguir. Tanto en la primera como en la tercera se habla de comer el pan. El pan como alimento divino, y el vino como expresión de alegría, son dos elementos que dan contenido a las lecturas.
 
   Se propone como texto a memorizar: "Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo". A esta frase podemos sacarle mucho provecho para nuestra vida espiritual. Se toma de la segunda lectura.
 
   La lectura del libro de los (9,1-6) presenta a la verdadera sabiduría bajo la figura de  un banquete donde se sirve el pan y el vino en representación metafórica. Nos invita a dejar la inexperiencia y seguir el camino de la prudencia.
 
   La segunda lectura es de Efesios 5,15-20. Propone que nos demos cuenta de lo que el Señor quiere de nosotros en cada situación de la vida. Dejando las borracheras, cantemos al Señor salmos bíblicos y cánticos espirituales. Demos siempre gracias a Dios por todo. Una bonita costumbre que nos ayudará a recordarnos de él varias veces al día y así, vivir la presencia de Dios.
 
   En el evangelio, se continúa con la presentación de Jesús como pan bajado del cielo, en clara alusión a su presencia en la eucaristía. El discurso de la multiplicación de los panes propuesto en el evangelio de Juan se construye con una serie de pasos que van caminando hacia la presencia de Jesús en la eucaristía. El evangelista Juan comenzó hablando de El como pan vivo que da vida para siempre. Metafóricamente, pan era usado como doctrina y esto, entre los judíos, sólo había dado lugar a críticas. Pero, Jesús da un paso más al afirmar que el pan que él dará es su propia carne. Entonces, lo que empezó siendo una simple crítica se transforma en  una verdadera pelea entre los mismos judíos, cristianos y no cristianos. Se ve que el autor del evangelio está hablando desde la perspectiva de su comunidad cristiana, teniendo presente la celebración y el significado de la eucaristía. Mientras Jesús estuvo simplemente con la metáfora del pan, podía ser comprendido. Pero, ahora, las cosas son muy distintas. Ya no parece posible un entendimiento entre las partes judías.

   Jesús va dando pasos para que no quede lugar a dudas. Ahora, añade sangre:"Si no coméis la carne de este Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros". La separación de la carne y la sangre expresa la muerte. Cuando esto suceda aparecerá la vida que hay en El. Es en su carne y en su sangre donde se manifestará el Espíritu y se comunicará. Jesús es una realidad que interiorizamos al comulgar. La verdadera unión activa del creyente con Jesús se expresa con una metáfora: comer y beber. Por eso, no se trata de imitar a Jesús, sino de interiorizarlo. La comunión es la realidad de Jesús interiorizado. De ahí viene el carácter sanativo de la eucaristía de lo que prácticamente no se habla en nuestra Iglesia Católica. Mientras en nuestra Iglesia se mantenga la confesión como necesaria para los pecados mortales, antes de comulgar, el carácter sanativo de la eucaristía quedará profundamente lesionado. Menos mal que en algunos ambientes parece comenzar a aclararse.

   Compromiso:
   Examina tu relación con la Eucaristía.


miércoles, 8 de agosto de 2018

XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 12/08/2018. Juan 6,41-51

 
   Si las lecturas de los domingos nos llevan a Dios de una u otra forma, las de este nos envuelven fuertemente en él, bien defendiéndolo, bien asiéndonos fuertemente a Cristo.
 
   De texto a memorizar se propone el versículo 4, 30 de Efesios, que nos dice: "No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios". Tengámoslo siempre presente.
 
   En 1 Reyes 19, 4-8 o primera lectura, se nos presenta el gran defensor de Dios, Elías. Este profeta fue un gran luchador contra los adoradores del Dios Baal en el siglo IX antes de Cristo. Elías fue muy perseguido por la mujer extranjera de Ajab, Jezabel. En estas circunstancias, Elías llega a pedirle a Dios que lo lleve de este mundo. Pero, al fin, luchando o como sea, pero siempre sintiendo la ayuda de divina muy cerca de él, llega al monte Horeb, el monte de Dios, donde se experimenta fuertemente su cercanía. Allí se siente uno envuelto en él. Sintámoslo fuertemente en nuestra vida.
 
   La segunda lectura (Efesios 4, 30-52) comienza recordándonos que estamos sellados por el Espíritu Santo, y que por lo tanto no debemos entristecerlo. Se resalta el saber perdonarnos unos a otros, siendo imitadores de Dios. ¡Cómo no vamos a estar envueltos en Dios si estamos sellados por su Espíritu!
 
   En el evangelio, Jesús continúa presentándose como pan bajado del cielo. O mejor, como pan que baja del cielo. Los judíos, apoyados en su teología, se sienten impedidos para ser dóciles a Dios y, por lo tanto, no aceptan a Jesús. A nosotros, los cristianos, también a veces, puede hacernos daño nuestra propia teología para una correcta interpretación del evangelio. Los fariseos admitían la resurrección como premio a la observación de la Ley. Pero, Jesús afirma que la resurrección no depende de dicha observancia sino de nuestra adhesión a él. Por eso dice Jesús: "Y yo lo resucitaré en el último día". Dios no enseña a observar la Ley, sino a adherirse a él,  a Jesús. Si vemos en Dios un aliado del hombre, nos sentiremos atraídos por Jesús.
 
   Jesús afirma una vez más qué él es el pan vivo bajado del cielo; y que el que coma de este pan vivirá para siempre. A continuación, Jesús nos dice  que el pan que nos va a dar es su carne para que el hombre viva. En una palabra, Dios quiere entrar en el campo de la experiencia humana. De verdad, no existen dones divinos que no tengan expresión en nosotros, en la carne. Si nosotros por nuestras propias fuerzas no podemos llegar a Dios, es Dios quien llega a nosotros. Lo contrario sería pelagianismo puro, herejía total. Dios entra por su propia voluntad en nosotros mismos. Es en el hombre y en el tiempo donde se encuentra a Dios. No está Dios en el más allá, se ha hecho presente en Jesús. Es el gran misterio y la gran realidad. ¡Qué bueno es  Dios que tanto nos da!
 
   En verdad que hemos llegado al meollo de la comunicación de Dios a nosotros. El que come de este pan vivo que ya ha bajado del cielo, ese, vivirá para siempre. Termina el evangelio de este domingo afirmando Jesús que el pan que va a dar es su propia carne, como ya se ha dicho y conviene repetirlo.
 
   Compromiso:
   ¡Busca por quién estamos sellados y reflexiona sobre ello! 

jueves, 2 de agosto de 2018

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 05/08/2018. Juan 6,24-35

   Hoy, el tema de la alimentación material y espiritual contribuye a la relación de las lecturas de la misa. Podemos escoger para memorizar la siguiente frase del evangelio: "Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí jamás tendrá sed". Se dice de Jesús.

   En el libro del Exodo 16,2-4.12-15 se habla del maná como el alimento que Dios proporciona al pueblo de Israel durante la travesía del desierto. Es un don de Dios aunque lo proporcione la naturaleza. La investigación presenta el maná como fenómeno natural. En efecto, las cochinillas                                                 para conseguir nutrientes que dan a sus larvas. El jugo que les sobra lo expulsan en gotas, que solidificándose como bolas blancas, caen al suelo. Aún hoy, los beduinos del Sinaí recogen este maná y lo utilizan como sucedáneo de la miel por su dulce sabor. Se recoge por la mañana, pues se disuelven con el calor. Se considera un regalo de Dios.

   La carta de Pablo a los Efesios 4,17.20-24, junto al sentido sobrenatural de la adhesión a Cristo que nos llama a renovarnos en la mente y en el espíritu, en el plano divino de aquella reflexión de Juan Pablo II que dice: "El haber llegado a la edad adulta se manifiesta por la capacidad que uno tiene para discernir por los propios medios lo verdadero y lo falso, y crearse una opinión propia de la realidad objetiva de las cosas (Fides et ratio, cap 3).

   Pero, si la lectura de Efesios nos invitaba a renovarnos en la mente y en el espíritu, el evangelio de hoy nos pide que prestemos nuestra adhesión a Cristo. Este es el significado de la palabra "creer" aplicada aquí a Jesús.

   En la comparación de Jesús con el maná el llovía del cielo, de lo alto y no era de continuo. Ahora no cesa de bajar el pan del cielo a través de Jesús. Este pan no sólo da vida a un pueblo, la da a la humanidad entera.

   Jesús, que ya se había presentado como dador de pan, ahora él mismo es el pan y se nos da como pan. Y, comerlo significa dar adhesión a su persona, asimilarse a Jesús. El don de sí mismo como es el de Jesús, es un don concreto. En esta lectura evangélica se basa completamente el carácter sanativo que tiene la eucaristía, y al que se le da muy poco o nulo valor en la práctica cristiana. Es una doctrina muy extendida entre nosotros los católicos que para recibir el pan de vida, es decir, la comunión, es necesaria una total limpieza del alma que, si es necesario, se realiza por la confesión o sacramento de la penitencia. Nos olvidamos de la adhesión a Cristo de la que esta lectura evangélica tanto insiste. Uno que se adhiere a él por la fe, por la confianza, verdadera confianza y amor, está en disposición de recibir a Cristo e irá viendo como Dios le irá sanando espiritualmente. Más tarde o primero, la sanación espiritual llega. Quien presenta adhesión a Cristo nunca pasará sed. Es doctrina de la Iglesia, confirmada por Papas, y de la que también habla Francisco. Revitalicemos el carácter sanativo de la Eucaristía, con mucha confianza y sin miedos.

   Compromiso:
   Adherirme de verdad a Cristo.

viernes, 27 de julio de 2018

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29/07/2018. Juan 6,1-15

   La primera y la tercera lecturas bordean la celebración eucarística de este domingo con dos multiplicaciones de comida. Ellas marcan el ambiente, el espíritu, con que debemos vivir este día. Lo expresa excelentemente la segunda lectura proporcionada por Pablo.

   Como frase a recordar propongo "mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz", Pablo en la segunda lectura.

   La primera lectura, tomada del libro bíblico 2 Reyes 4,42-44, nos presenta una multiplicación de panes, antecedente a la multiplicación realizada por Jesús. Son veinte panes que un hombre lleva al profeta Eliseo para su sustento, pero este ordena que lo reparta entre la gente. ¿Qué hago yo con esto para cien personas?, contesta el hombre. Eliseo insiste, pues lo dice el Señor. Comieron y sobró. Si nos echamos en los brazos de Dios las cosas se van solucionando, aunque no sea de la forma que nosotros deseamos.

   Efesios 4,1-6, segunda lectura, nos ofrece todo un resumen de vida cristiana con fundamento en el Espíritu Santo. Convendría leerla y releerla muchas veces. Es un dechado de virtudes, pero leyéndola en la presencia del Espíritu, sintiéndonos empapados por El. Todo cobra un nuevo sentido. Releámosla.

   En el evangelio de hoy, lo de menos importancia es un posible milagro multiplicando panes y peces. Más de una vez se ha hablado del transfondo judío del Nuevo Testamento. Tenerlo en cuenta es básico para una correcta lectura del mismo.

   Si la primera lectura no podía tomarse al pie de la letra, este debe leerse con un profundo significado espiritual. Es profundamente metafórica y de gran profundidad para entender la persona de Jesús.

   Dice este evangelio que Jesús subió al monte. En la Biblia, el monte significa el lugar donde reside la gloria de Dios, y en Juan es el amor de Dios manifestado en Jesús. El significado profundo de este episodio de la multiplicación de los panes es que se constituye al pueblo de Dios como comunidad de mesa en torno a Jesús, para participar en su sobreabundancia de bienes espirituales. Jesús se entrega en el grupo para llevarlo a un discernimiento comunitario. Estas reflexiones, que se desprenden del evangelio, pueden ser una fuente profunda de vivencias espirituales y un renovarse continuo para extender el reinado de Dios. Como dice la lectura, "Había mucha hierba en el lugar", es decir, se da una promesa de fecundidad propia del mensaje de Jesús.

   Se necesitan para comer cinco mil adultos, es decir, un múltiplo de cincuenta que significa relación con el Espíritu de Dios.Como comunidad del Espíritu es comunidad profética. Jesús crea una comunidad profética, una comunidad del Espíritu. Se refuerza este significado porque los cincuenta son hombres adultos como lo eran los profetas. Por tanto, ¡qué se manifieste en el mundo que somos una comunidad profética, una comunidad del Espíritu que llevamos dentro!

   Compromiso:
   Leer siempre la lectura evangélica para entender mejor este comentario.

jueves, 19 de julio de 2018

XVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 22/07/2018. Marcos 6, 30-34

   El mensaje de hoy es un mensaje universalista, aún cuando empieza hablando en contra del mal pastor que deja perecer las ovejas de su rebaño. Dios busca el bien de todos como se manifiesta en la segunda lectura. Busca que todos, judíos y paganos, podamos acercarnos a Dios Padre. Pero, preparar a la gente, a los discípulos para que extiendan el mensaje, no sólo le lleva tiempo sino que, además, lo interpretan mal, una y otra vez. Lo politizan, en vez de ver las cosas bajo el prisma de Dios, del Espíritu. Como texto para memorizar se propone: "Vino a anunciar la paz a los de lejos y a los de cerca" de la carta a los Efesios.

   La primera lectura (Jeremías 23, 1-6) comienza diciendo: "¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño!". No pensemos que sólo el sacerdote es responsable espiritual de que la gente se acerque a Dios. ¡Todos somos responsables! Acerquémonos sinceramente a Dios y veremos clara nuestra obligación de hablar de Dios a los demás.

   Efesios 2, 13-18 nos proporciona la segunda lectura. Han dejado de existir las leyes religiosas Judías y Dios, por medio de Jesús, nos ha dado el mismo Espíritu que nos acerca a Dios Padre. Ahora, nuestra obligación es vivir cerca de Dios de forma que experimentemos dicho Espíritu. Vivamos cerca de Dios cada día e iremos descubriendo lo insondable que es Dios.

   El evangelio nos muestra las dificultades que tiene Jesús para dar una formación adecuada a los apóstoles. El enviarlos de dos en dos había sido para que se dieran cuenta que, incluso entre los que no son de las mismas ideas religiosas, hay gente buena y temerosa de Dios. Pero, por lo que se trasluce del evangelio, los discípulos prefirieron inculcar sus ideas religioso-políticas antes que obedecer a Jesús. Jesús no felicita a los apóstoles y quiere llevárselos a un lugar apartado para ver si, instruyéndolos de nuevo, pueden ir cambiando de mentalidad, de forma de pensar.

   Nosotros, a menudo, somos también necios a las enseñanzas de Jesús, a las enseñanzas del evangelio. La Iglesia, si quiere que las iglesias no se queden vacías, debe conocer mejor el evangelio e impregnarse de él, para llevarlo a las gentes. En Europa, por desgracia, ya se han vendido muchas iglesias porque se habían quedado vacías. No nos engañemos. Es necesario recuperar el evangelio que es lo que tratar de hacer el Papa Francisco. Por eso tiene tanta oposición. El quisiera lograr que la Iglesia fuese más fiel al evangelio y hacerlo con rapidez. Pero no le dejan. Hay peligros de ruptura en la Iglesia y, en lo posible quiere evitarlo. Propongamos en nuestra parroquias un estudio serio del Nuevo Testamento. Si es un estudio serio se habrá echo una gran labor. Aprendamos los católicos seglares a influir con fuerza en nuestras instituciones y parroquias. Sin prodigar divisiones entre los creyentes. Créense en las parroquias los equipos de pastoral, como está ordenado. Seamos Iglesia de salida, como desea el Papa Francisco.

   Compromiso:
   Propóntelo tú, según como te sientas en la Iglesia.

martes, 10 de julio de 2018

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 15/07/2018. Marcos 6,7-13

   Continúa Dios queriendo manifestarse a los hombres y así lo hacen ver la primera y tercera lecturas. En la segunda lectura Pablo nos recuerda el plan que Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, proyectó realizar.

   Se propone como frase para memorizar, la siguiente de la segunda lectura, es decir, de la Carta a los Efesios: "Creyendo en él hemos sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido". Esta frase tiene un profundo e íntimo significado. Ya veremos.

   La primera lectura está tomada del profeta Amós (7,12-15). Es por el año 760 a.C. en que Amasías, sacerdote real, acusa a Amós de incitar a la rebelión contra el rey, siendo expulsado del país. Obedecer a Dios le cuesta el destierro al profeta, por una falsa denuncia.

   Pablo, en la carta a los Efesios, nos relata todas las bendiciones que recibimos de Dios por medio de Cristo para que seamos santos e irreprochables ante él por el amor. Tendremos muchos defectos, pero ante él somos santos porque nos ama en Cristo Jesús. Somos hijos de Dios con todas las consecuencias, aunque no lo merezcamos. Nosotros, creyendo en Cristo, hemos sido marcados por él, con el Espíritu Santo prometido.

   En el evangelio de hoy, Jesús envía a los discípulos por el mundo, pero no a misionar. Los envía para que ellos aprendan y comprendan mejor lo que Jesús trata de inculcarles. Cuando un judío iba de viaje se hospedaba siempre en casa de otro judío. Sentían un verdadero rechazo a entrar y comer en casa de paganos. Pero, ahora, los discípulos han de entrar en cualquier casa, aunque sean paganos, y comer con ellos. No deben observar los tabúes alimentarios que tenían los judíos y así observarán que hay gente muy hermana y acogedora por encima de las ideologías o religiones. Jesús intenta que aprendan del contacto con la realidad humana. Además, al depender de la buena voluntad de los demás, queda eliminada toda pretensión de superiodidad. Es muy necesario aprender a derribar las barreras que, a veces, establece la propia religión.
 
   Cuando en un lugar o en un pueblo, no los reciban o no los escuchen Jesús les ordena , al marchar, , que sacudan el polvo de sus pies. No se trata de una maldición expresa con ese hecho, sino de simbolizar que por culpa de ellos no hay diálogo posible. El verdadero conocimiento de Dios no depende tanto de las  creencias, sino del modo de actuar de cada uno. El que lo refleja en su conducta el amor que Dios nos tiene, ese no es fiel a Dios, independientemente de sus creencia religiosas. Por esta razón lo más importante de una religión no es atenerse al pie de la letra a sus mandatos, sino practicar el espíritu que ellos significan o las actitudes que ellos reflejan.

   El diálogo del que hablamos siempre fue muy necesario, pero hoy se impone más que nunca debido a los grandes movimientos de gentes, el turismo, los intercambios culturales, los matrimonios mixtos que van en aumento y más. Hoy entramos en una época de gran interculturalidad en la que es necesario saber convivir y saber interpretar nuestras concepciones religiosas, pues Dios es uno para cristianos, musulmanes, católicos, evangélicos. En este sentido, el Papa Francisco afirma en Gaudete et exultate 43, que en la Iglesia misma conviven lícitamente distintas maneras de interpretar muchos aspectos de la doctrina y de la vida cristiana. Si esto se tuviese en cuenta, desaparecería mucha oposición al mismo Papa.

   Compromiso:
   Analiza si sabes convivir en un ambiente intercultural sin renunciar al espíritu evangélico.








miércoles, 4 de julio de 2018

XIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 08/07/2018. Marcos 6,1-6

   Las lecturas de este domingo nos indican como Dios se manifiesta a los hombres, en el pueblo judío por medio de un profeta. Después tenemos el mensaje de Pablo y, por último, el mismo Jesús nos hace ver lo casi imposible que es lograr que su propio mensaje penetre en determinados ambientes.

   Como frase a recordar es muy apropiada la de la segunda lectura, en que el Señor dice a Pablo: "Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad".

   Ezequiel 2,2-5 comprende la primera lectura. El espíritu de Dios entra en el profeta con tal ímpetu, que le hace ponerse de pie para recibir el mensaje de ir a los israelitas, un pueblo rebelde. Y debe ir hagan caso o no lo hagan. La obligación de Ezequiel es predicar el mensaje divino, sea cual sea la respuesta. Al igual nosotros: sea lo que sea, esa obligación la tenemos.

   El mensaje de Pablo en la segunda lectura (2 Cor. 12,76-10), contiene una frase central ante la espina de sufrimiento que él padece. El Señor le dice: "Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad". El fruto de Pablo no depende de las persecuciones, insultos, privaciones... sino de la gracias de Dios. Esto debe quedar siempre muy claro para no caer en un pelagianismo manifiesto. Para nada valen nuestros sufrimientos si no se convierten en verdadera y auténtica oración. Recordémoslo.

   El evangelio de hoy nos presenta una campaña de desprestigio dirigida hacia Jesús. La centran en su oficio y su familia. El oficio de carpintero incluía las funciones de artesano, carpintero, albañil y herrador de caballerías u otros animales. Imaginémonos a Jesús cogiendo la pata de un caballo para ponerle las herraduras o poniendo las tejas en un tejado como albañil. Si en el resto de Galilea Jesús impresionó a las gentes, según nos dicen los evangelios, ahora en su propio lugar de nacimiento, lo desprestigian directamente, apoyándose en su oficio y familia. Pero, Jesús se presenta como profeta y no como maestro, manifestando así que su enseñanza proviene de Dios. Sin embargo, entre la gente que escucha a Jesús se da una fuerte adhesión fanática a la doctrina oficial y a su ideología. Esta es la razón por la que Jesús no puede realizar milagros en su tierra. Los fieles de la sinagoga están tan acostumbrados a no pensar por si mismos, que están totalmente incapacitados para pensar por cuenta propia. No se fían de si mismos ni de su propia experiencia; esperan siempre la última palabra de sus propios dirigentes. De esta forma, se cae fácilmente en anulación de nuestro propio pensamiento o en un pelagianismo religioso. El Papa Francisco en su exhortación apostólica "Gaudete et exsultate" afirma que muchos cristianos, hoy día, caemos en lo mismo cuando tenemos quizá obsesión por la ley, por la liturgia o por la misma doctrina. Anulamos el pensar por cuenta propia, a menudo, y llegamos a situaciones ilógicas. Respetemos el misterio divino, pero sin anular nuestras facultades. ¡Qué buena labor harían los sacerdotes predicando sin absolutizar lo que no es absolutizable!

   Compromiso:
   Convierte en oración los padecimientos de tu vida.

martes, 26 de junio de 2018

XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 01/07/2018. Marcos 5,21-30.33-43

   Las lecturas de este domingo, de una forma u otra, exaltan la vida. No perdamos esto de vista si no queremos perdernos en una diversidad de aspectos.

   La frase que merece la pena subrayar y memorizar es la que dice Jesús en el evangelio, a saber: "Hija, tu fe te ha salvado". Se lo dice a la hemorroisa.

   En este domingo se debe tener en cuenta que, según un análisis riguroso del texto evangélico, no debe tomarse todo al pie de la letra sino por su significado.

   La primera lectura se toma del libro bíblico Sabiduría 1,13-15;2,23-25. La idea que subyace es que Dios es Dios de vida. Dios creó al hombre para la inmortalidad. Tengamos fe porque así es. Vivamos siempre de la fe en Dios, fiémonos de El.

   La segunda lectura es de 2 Corintios 8,7-9.13-15. Empieza mencionando aquello en que sobresalen los cristianos de Corinto, es decir, en su fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el amor. ¡Qué contestarían nuestros cristianos si se les preguntara en la homilía de un domingo! ¿Hablan de Dios o cosas de Dios con los demás? ¿Hacen del amor el profundo contenido de su oración? ¿Saben ir con los tiempos sin alejarse de Dios? ¡O ya no dicen totus tuus (todo tuyo) como decían a uno de los anteriores papas! Pobre Papa Francisco al que trata de hereje la parte ultra conservadora de la Iglesia. Algunos movimientos católicos es lo que están haciendo en sus reuniones y así lo manifiestan.

   Ya en el evangelio, se nos presentan dos figuras: Jairo, jefe de una sinagoga, y la hemorroisa. Esta lleva doce años enferma, que son los años de la hija de Jairo. Doce es un número a menudo no real, sino significativo. Y aquí, eso parece por distintos motivos. Así vamos a considerarlo. Tanto la hemorroisa como el jefe de la sinagoga representan un sector que sufre opresión por parte de la institución religiosa. La hemorroisa es marginada por las leyes religiosas, que amarran las conciencias más allá de lo que Dios quiere. Es la dureza de la Ley de Moisés. La mujer con hemorragias no podía acceder a Dios, estaba excluida de la salvación. Tampoco podía mantener relaciones sexuales ni con su esposo. Estaba condenada a la esterilidad en todos los sentidos. Los intérpretes de la Ley religiosa son totalmente inflexibles. No hay forma de reconciliarse con Dios. Así, llevaba doce años.

   Referente al jefe de sinagoga, Jairo, se describe una situación general en Galilea donde Jesús está excomulgado por los letrados de su época, y la multitud lo sabe, pero acuden a él. Seguramente que Jairo no acude a Jesús hasta el último momento, cuando ve que su hija se muere, porque tiene miedo como jefe de sinagoga que es. ¡Cómo va a acudir él, jefe de sinagoga, ante un excomulgado!

   Compromiso:
   Haz un análisis de la situación religiosa actual y haz un compromiso.

 
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