lunes, 1 de marzo de 2021

III Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 07/03/2021. Juan 2, 13-25

    Algo fundamental en el tiempo de cuaresma es la lectura que nosotros tomamos frente a Jesús como anunciador del reino escatológico. Si de algo no puede caber duda es que la vida de Jesús está profundamente marcada por la obediencia a Dios Padre, al estilo de los profetas. Todas las fuentes están de acuerdo en esto. Esa obediencia es lo más esencial en la idea de sacrificio que tiene Jesús. Copiemos pues a Jesús durante esta cuaresma con el sentido de obediencia que él tiene. El ofreció a Dios Padre su propia vida y  su existencia.


   En el segundo libro de la Biblia, Éxodo, 20, encontramos la primera lectura de este domingo. En este texto se exponen los diez mandamientosde la ley de Dios. Leelo despacio y atente a ello de muy buena gana, por amor a Dios. Sus palabras son palabras de vida eterna. Eso dice el salmo 18, 8-11 que se dice a continuación.


   La siguiente lectura se toma de la primera carta a los Corintios 1, 22-25. Nosotros, dice esta carta, sólo predicamos a Cristo crucificado. Y lo necio de Dios es más sabio que los hombres y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Reflexionemos sobre estas palabras. A través de Cristo debemos ver a Dios.


   El evangelio se toma de Juan 2, 13-25. Jesús encuentra el templo convertido en un auténtico mercado y por ello se enfada notablemente. A todos los echa del templo. Hace un azote con cordeles que había por allí y dice a todos: "Quitad todo eso de aquí, no hagáis un mercado de la casa de mi Padre". Pero, Jesús no pegó a nadie. Los judíos se atreven a preguntarle sobre por qué hace aquello. Y Jesús aprovecha para anunciar su muerte y resurección y les contesta: "destruid este templo y yo lo levantaré en tres días". Jesús estaba anunciando su muerte y resurección. Él hablaba llamando templo a su cuerpo. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de esto y aumentaron su fe. 

   Al Señor le duele muchísimo que conviertan la casa de Dios en un mercado. Hoy día no la convertimos en un mercado de bueyes, ovejas y palomas, pero sí, a veces en una plazuela donde se charla sin control en vez de estar haciendo oración y poniéndose en contacto con Dios. Aprendamos a decirle a Dios que nos echemos en sus brazos y que sea lo que Él quiera. ¡Qué bien si, en esta Cuaresma, aprendiéramos a rezar así!


   Compromiso: intenta rezar de la forma propuesta.

 
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