martes, 21 de agosto de 2018

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 26/08/2018. Juan 6,60-69

   Las lecturas de este domingo nos presentan una idea central: que Dios y sus planes están por encima de todo. Muy claro nos lo dicen la primera y tercera lecturas. La segunda lo concreta en la relación entre Cristo y su Iglesia, como verdadera relación de amor.
   Como texto para memorizar se propone "Señor, ¿a quién vamos a acudir si sólo tú tienes palabras de vida eterna?". Este texto se toma de Juan 6, en el evangelio de hoy.
   La primera lectura es del libro bíblico Josué 24,1-2a.15-17.18b. En ella, Josué pregunta a los israelitas: "Si no queréis servir al Señor, escoged a quien servir, ¿a los dioses?". Entonces ellos reaccionaron y contestaron: "Fuera de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros. El Señor es nuestro Dios". ¡Ya podían muchos hacer esta reflexión!
   La carta a los Efesios (5,21-32) contiene reflexiones puramente culturales, pero debemos acertar a ver su profundo sentido espiritual. Ante Dios, ni el marido está sometido a la mujer, ni ésta al marido. Los maridos tienen obligación de amar a sus mujeres y estas a sus maridos. Así es el amor entre los esposos. En nuestra vida, sepamos discernir entre lo que es puramente cultural y, por lo tanto, cambiable, por lo que es verdad divina, absoluta, que debemos respetar. Lo importante es que los esposos deben amarse como Cristo amó a su Iglesia.
   En el evangelio, hay una frase fundamental que dice: "Es el Espíritu el que da la vida, la carne no sirve para nada. Esto es lo que Jesús pretende que comprendan sus discípulos, y en concreto, los Doce. Lo que Jesús dice es verdad y vida. Quien se cierra al Espíritu para quedarse sólo en la esfera de la carne, jamás comprenderá la profundidad de las enseñanzas divinas y no llegará nunca hasta Jesús. A El nadie puede llegar si no es a través del Espíritu. Muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con Jesús. Sin embargo, Jesús pregunta sobre la fidelidad de los Doce y Pedro responde: "Señor, ¿con quién vamos a ir si sólo tú tienes palabras de vida eterna?"
   Pedro expresa el pensamiento o la experiencia de la comunidad cristiana de Juan. Como ya se dijo en algún otro comentario, es algo que está muy presente en el capítulo sexto de Juan. Es un grupo que ha pasado de no conocer a Jesús a conocerlo de verdad. Como afirma el final del evangelio de hoy: nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios, el Consagrado por Dios. Es un grupo que de tener un espíritu, un sentir puramente humano, materialista, ha pasado a conocer las vivencias espirituales que son propias de Cristo. Hoy, por desgracia, la sociedad ha ido destruyendo los valores más esencialmente cristianos. A la corta o a la larga, esa sociedad se resentirá de ello. Son valores muy positivos, son valores del espíritu que se respira cerca de Jesús, si nos acercamos a él. Quien se separa de Jesús debe tener la valentía de saber reconocerlo reflexionando con tranquilidad, seriamente. Si realmente, con anterioridad, practicó la cercanía con Jesús, y es sincero, sabrá lo que realmente perdió.
   Compromiso:
   Examina como procede la sociedad actual con relación a Cristo y saca conclusiones.

 
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