jueves, 26 de diciembre de 2019

Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo A. 29-12-2019. Mateo 2,13-15.19-23

     Al celebrar hoy la fiesta de la Sagrada Familia es como si estuviéramos iniciando la peregrinación de educar a nuestros hijos. Educarlos en la oración, rezando todos juntos alguna vez al día, o cantando cantares de iglesia, como puede ser: "¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!" (Salmo 122). En la familia debemos caminar juntos por la senda que Dios nos propone.

     Como frase para recordar planteamos la del libro Eclesiástico, capítulo 3: "Quien honra a su padre expía sus pecados". Es decir, sus pecados son perdonados. Queda reconciliado con Dios.

     Eclesiástico 3,2-6.12-15 hacen la 1ª lectura. Refiriéndose a la madre afirma: "Quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros". Recordemos la frase para memorizar y aumentemos nuestros cariños para con nuestros padres.

     La 2ª lectura se toma de la carta a los colosenses 3,12-21, que pertenece al grupo de las cartas de la cautividad, es decir, escritas por Pablo mientras estaba preso. Recordemos varias de las cosas preciosas que trata de inculcarnos. Que nos sobrellevemos mutuamente; que el amor es vínculo de la perfecta unidad; que la paz de Cristo debe reinar en nuestros corazones; que nos enseñemos unos a otros de forma que la sabiduría de Cristo reine en todos nosotros. Con este sabor de vida, cantemos a Dios y démosle gracias con todo el corazón. Son muchas las ideas que se encuentran en esta lectura para llevar una bonita presencia de Dios: cantad a Dios aunque sea en silencio, decidle repetidamente con el pensamiento que de verdad lo amamos. Sintamos de verdad la paz de Cristo en nuestros corazones. No pretendamos, en inicio, acordarnos de Dios muchas veces al día, vayamos poco a poco y démosle gracias a Él cuando lo recordemos. En nuestro progreso espiritual debemos ir siempre de la mano de Dios.

     La lectura evangélica nos recuerda la estancia del niño Jesús en Egipto. Según alguna tradición, parece ser que sus padres tenían en ese país algunos familiares. Por esa razón, al tener miedo a la reacción de Herodes contra Jesús, Egipto se presentaba como un lugar muy seguro para el niño. Además, allí tendría otros niños con quienes jugar, pues no era una excepción, al contrario, abundaban los judíos que habían emigrado a ese país. Así quedaba asegurado también un ambiente familiar y cultural religioso judío para el niño. Dios había preparado muy bien todo. Pero, el tiempo va pasando, y llega un momento en que a Herodes se le acaba la vida, y el peligro contra el mesías parece desaparecer. Los padres de Jesús pueden iniciar de nuevo su vida en Israel, según creen. Pero José y María desconocían que un hijo de Herodes llamado Arquelao era el que le sucedía en Judea. Por esta razón, los tres se quedan a vivir en Galilea, en la ciudad de Nazaret.

     Como vemos, ya desde niño Jesús tiene su propia historia. Es un emigrante y será futuro carpintero, oficio que abarca el ser albañil y alguna otra cosilla más. Ser carpintero es una profesión amplia, y hasta es posible que gracias a ella haya conocido el idioma griego.


     Compromiso:
     Fomentar la presencia de Dios acordándote de Él, diciéndole que lo amas.


 
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