sábado, 9 de febrero de 2008

Mateo 4,1-11 Domingo 1º de cuaresma, ciclo A

Pedir a Dios que las piedras se conviertan en pan significa utilizar a Dios. Este no tiene que sernos útil para nuestro aprovechamiento material. Esto es, ni más ni menos, que un ateismo práctico disimulado con una mención de Dios. Es negar al Dios de la fe. Un Dios que está con nosotros en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad. Más que estar con nosotros, está junto a nosotros amándonos de verdad.
De la segunda tentación, diremos que era una creencia común que el mesías se manifestaría como tal desde la altura del templo. Una creencia que resultó ser falsa, pero que aprovecha el demonio para tentar a Jesús. Nosotros también tenemos creencias falsas, que permiten al demonio llevarnos por caminos equivocados. Por ejemplo la creencia en los escapularios, provoca la tentación de poner nuestra confianza en los mismos en vez de echarnos en los brazos de Dios. Esta creencia no se encuentra en el Nuevo Testamento.
De la tercera, podemos deducir que utilizar el poder para propagar el reino de Dios es traicionarle. El hombre para abrirse a la palabra de Dios no debe ser presionado. Dios lleva con suavidad.
En todo este proceder, se confronta el Espíritu de Dios con el poder de Satanás. De ahí las aplicaciones prácticas que he procurado hacer para que el espíritu de Jesús triunfe.
Repitamos durante el día: Señor, que me anime a leer el Nuevo Testamento y que me sirva para cambiar sin miedo los criterios equivocados que sigo en mi vida.

 
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