jueves, 12 de septiembre de 2019

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 15/09/2019. Lucas 15, 1-10

   La idea clave de las lecturas de hoy es el perdón que Dios nos concede a pesar de nuestros pecados. Estemos de enhorabuena con la inmensa bondad de Dios. Gracias Señor. Como frase para recordar propongo la de la primera lectura - Exodo 32, 14 - que dice: "El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo".

   Exodo es el segundo libro de la Biblia. La lectura de hoy comprende Exodo 32, 7-11.13-14. En ella, el enfado de Dios es manifiestamente grande. Se han hecho un becerro de metal y lo adoran como Dios. El Señor Dios está muy enfadado y piensa en consumir a su pueblo. Pero, ante el ruego de Moisés, Dios se olvida de la amenaza y lo perdona. Así es Dios que nos ama profundamente.

   La segunda lectura es de 1Timoteo 1,12-17. En toda ella, Pablo hace mención a su mal comportamiento y a cómo ha sido perdonado por Dios. Nos dice que "la fe y el amor tienen su fundamento en Cristo Jesús". Por eso es muy importante nuestra relación con él, hablarle de verdad, confiar en su perdón, entregarse a él, dejarse caer en sus brazos... Todo ello con un sentido muy profundo.

   El evangelio es de Lucas, como ya anunciamos en la cabecera de este comentario. Por cuatro veces sale la palabra "alegría" y derivados. Llama la atención el "alegraos conmigo". Esta alegría es alegría compartida, como toda alegría que viene de Dios. Es la alegría que experimentas cuando hablas de Dios a uno que vive lejos de él. Cuando ves la atención con que te escucha y observas cómo Dios va removiendo su corazón. Intuyes la posibilidad de que la conversación pueda volver a repetirse en otro momento. Hay unas puertas abiertas a Dios que él pone en tus manos. No permitas que se cierren definitivamente. Esto es lo que expresa el evangelio de este domingo.

   Jesús pone dos ejemplos. En uno, el pastor sale en busca de una oveja perdida. Es ya avanzada la tarde y quizá llegue pronto la oscuridad. Es lo que hace Jesús con los pecadores, va a comer con ellos para poder hablarles, para encontrarlos. Y habrá más alegría en el cielo por un sólo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve que no necesitan convertirse.

   El otro ejemplo que Jesús propone es el de la mujer que pierde una moneda, se supone que de muy importante valor, y revuelve toda la casa hasta encontrarla. La mujer, llena de alegría, lo comunica a sus amigas y vecinas. ¡Quiere que se alegren con ella! Es el contagio que irradian la felicidad y la alegría.

   Lo propio de Dios es perdonar. el purgatorio es impropio de él. Su infinito amor y su glorioso explendor bastan para purificarnos de todo roce que nos quede por el pecado ya perdonado. Así opina el Catecismo de la Iglesia Católica ya que pone el pensamiento de Santa Catalina de Génova, al respecto. En vez de rezar para que los difuntos se liberen de todo pecado, mejor dar gracias a Dios por haber tenido unos padres buenos, Por unos amigos... ,En una palabra, ¡Ser agradecidos a Dios!.
   Palabras clave: Purgatorio.
   Compromiso: Reflexiona. 

 
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